domingo, 14 de octubre de 2018

El Poder del Ahora. Eckhart Tolle (14) Capítulo cinco. El Estado de Presencia.

NO ES LO QUE USTED CREE QUE ES.

Usted habla continuamente del estado de presencia como la clave. Creo que lo entiendo intelectualmente, pero no sé sí lo he experimentado verdaderamente alguna vez. Me pregunto ¿es lo que pienso que es o es algo completamente diferente?

¡No es lo que usted piensa que es! Usted no puede pensar en la presencia y la mente no puede comprenderla. Comprender la presencia es estar presente.

Intente un pequeño experimento. Cierre los ojos y dígase a sí mismo: "Me pregunto cuál va a ser mi próximo pensamiento". Luego póngase muy alerta y espere por el próximo pensamiento. Compórtese como un gato observando la guarida de un ratón. ¿Qué pensamiento va a salir de la guarida del ratón? Inténtelo ahora. ¿Bien?

Tuve que esperar un buen rato antes de que el pensamiento llegara.

Exactamente. Mientras esté en un estado de intensa presencia, usted está libre del pensamiento. Usted está quieto y sin embargo muy alerta. En el instante en que su atención consciente cae por debajo de cierto nivel, el pensamiento se apresura a aparecer. El ruido mental regresa; la quietud se pierde. Usted vuelve al tiempo.

Para probar su grado de presencia se sabe que algunos maestros de Zen se acercaban sigilosamente a sus estudiantes desde atrás y los golpeaban súbitamente con un bastón. ¡Todo un shock! Si el estudiante estaba completamente presente y en estado de alerta, si tenía "los riñones ceñidos y la lámpara ardiendo", que es una de las analogías que usa Jesús para la presencia, notaría la llegada del maestro desde atrás y lo detendría o se apartaría. Pero si se dejaba golpear, eso significaba que estaba inmerso en sus pensamientos, es decir ausente, inconsciente.

Para estar presente en la vida diaria ayuda estar firmemente arraigado en su interior; de otro modo, la mente, que tiene una inercia increíble, lo arrastrará como un río salvaje.

¿Qué quiere usted decir con "arraigado en su interior"?

Significa habitar su cuerpo completamente. Tener siempre algo de su atención en el campo de energía interior de su cuerpo. Sentir el cuerpo desde adentro, por decirlo así. La conciencia del cuerpo lo mantiene presente. Lo ancla en el Ahora (vea el capítulo seis).

EL SIGNIFICADO ESOTÉRICO DE "ESPERAR".

En cierto sentido, el estado de presencia podría compararse con esperar. Jesús usó la analogía de la espera en algunas de sus parábolas. Este no es el tipo habitual de espera aburrido o inquieto que es una negación del presente y del que ya he hablado. No es un esperar en el que su atención está concentrada en algún punto en el futuro y en el que el presente se percibe como un obstáculo indeseable que le impide tener lo que quiere. Hay un tipo de espera cualitativamente diferente, que requiere su alerta total. Podría suceder algo en cualquier momento y si usted no está completamente despierto, completamente quieto, se lo perderá. Este es el tipo de espera del que Jesús habla. En ese estado toda su atención está en el Ahora. No queda nada para soñar despierto, pensar, recordar, anticipar. No hay tensión en ella, ni miedo, sólo presencia alerta. Usted está presente con todo su Ser, con cada célula de su cuerpo. En ese estado, el "yo" que tiene pasado y futuro, la personalidad, si usted quiere, casi que no está. Y sin embargo nada de valor se ha perdido. Usted es todavía esencialmente usted mismo. De hecho, usted es más plenamente usted mismo de lo que nunca fue, o más bien sólo ahora usted es verdaderamente usted mismo.

"Sean como un sirviente que espera el regreso del amo", dice Jesús. El sirviente no sabe a qué hora va a llegar el amo. Así que permanece despierto, alerta, sereno, quieto, no sea que se pierda su llegada. En otra parábola, Jesús habla de las cinco mujeres descuidadas (inconscientes) que no tienen suficiente aceite (con ciencia) para mantener sus lámparas encendidas (mantenerse presentes) y por ello se pierden la llegada del novio (el Ahora) y no llegan a la fiesta de bodas (la iluminación). Estas se contraponen a las cinco mujeres sensatas que sí tienen suficiente aceite (permanecen conscientes).

Incluso los hombres que escribieron los Evangelios no entendieron el significado de estas parábolas, así que introdujeron en ellos las primeras interpretaciones erróneas y distorsiones cuando fueron escritos. Con aquellas interpretaciones erróneas, el sentido real se perdió completamente. Estas no son parábolas sobre el fin del mundo, sino sobre el fin del tiempo psicológico. Apuntan a una trascendencia de la mente egotista y a la posibilidad de vivir en un estado de conciencia enteramente nuevo.

EN LA QUIETUD DE SU PRESENCIA SURGE LA BELLEZA.

Lo que usted acaba de describir es algo que experimento ocasionalmente durante breves momentos cuando estoy solo y rodeado por la naturaleza.

Sí. Los maestros del Zen utilizan la palabra satori para describir un relámpago de comprensión, un momento de no-mente y de presencia total. Aunque el satori no es una transformación duradera, siéntase agradecido cuando llegue, porque le da a probar la iluminación. De hecho usted puede haberlo experimentado muchas veces sin saber qué es y sin darse cuenta de su importancia. Se necesita presencia para ser consciente de la belleza, la majestad, la sacralidad de la naturaleza. ¿Alguna vez ha contemplado la infinitud del espacio en una noche clara, sobrecogido por su absoluta quietud y su vastedad inconcebible? ¿Alguna vez ha escuchado, escuchado verdaderamente, el sonido de una quebrada en el bosque? ¿O el canto de un mirlo en un tranquilo atardecer de verano? Para ser consciente de tales cosas, la mente debe estar quieta. Usted tiene que dejar por un momento su equipaje personal de problemas, de pasado y de futuro, así como todo su conocimiento; de lo contrario, usted verá sin ver, oirá sin oír. Se requiere su total presencia.

Más allá de la belleza de las formas externas, hay algo más ahí: algo innombrable, algo inefable, una esencia profunda, interior, santa. Siempre y dondequiera que haya belleza, esta esencia interior resplandece de alguna manera. Sólo se le revela cuando usted está presente ¿Podría ser que esa esencia innombrable y su presencia fueran una y la misma cosa? ¿Podría estar allá sin su presencia? Profundice en ello. Descúbralo por su cuenta.


Cuando usted experimentó esos momentos de presencia, usted probablemente no se dio cuenta de que estuvo brevemente en un estado de no-mente. Eso se debe a que la brecha entre ese estado y el flujo interno de pensamiento fue demasiado breve. Su satori puede haber durado sólo unos segundos antes de que la mente apareciera, pero estuvo ahí; si no, usted no habría experimentado la belleza. La mente no puede reconocer ni crear belleza. Sólo durante unos segundos, mientras usted estaba completamente presente, estuvo allá esa belleza o sacralidad. Debido a la brevedad de esa brecha y a la falta de vigilancia y atención de su parte, usted fue probablemente incapaz de notar la diferencia fundamental entre la percepción, la conciencia de belleza sin pensamiento y su interpretación como un pensamiento: la brecha en el tiempo fue tan corta que pareció que era un solo proceso. Sin embargo la verdad es que en el momento en que llegó el pensamiento, todo lo que usted tenía era un recuerdo de ello.

Cuanto más amplia sea la brecha entre la percepción y el pensamiento, más profundidad tiene usted como ser humano, es decir más consciente es.

Muchas personas son tan prisioneras de sus mentes que la belleza de la naturaleza no existe realmente para ellas. Puede que digan "qué flor tan bonita", pero eso es solamente una etiqueta mental mecánica. Porque no están quietos, presentes, no ven realmente la flor, no sienten su esencia, su santidad, lo mismo que no se conocen a sí mismos, no sienten su propia esencia, su santidad.

Como vivimos en una cultura tan dominada por la mente, la mayor parte del arte moderno, la arquitectura, la música y la literatura están privadas de belleza, de esencia interior, con muy pocas excepciones. La razón es que las personas que crean este arte no pueden -ni siquiera por un momento- liberase de sus mentes. Así que nunca están en contacto con ese lugar donde la verdadera creatividad y belleza surgen. La mente abandonada a sí misma crea monstruosidades, y no sólo en las galerías de arte. Miren nuestros paisajes urbanos y nuestros desiertos industriales. Ninguna civilización ha producido tanta fealdad.




domingo, 7 de octubre de 2018

El Poder del Ahora. Eckhart Tolle (13). El Propósito Interno del Viaje de Su Vida.

EL PROPÓSITO INTERNO DEL VIAJE DE SU VIDA.


Puedo ver la verdad de lo que está diciendo, pero aún creo que debemos tener un propósito en el camino de la vida; de otra forma simplemente vamos a la deriva; y el propósito significa futuro, ¿no? ¿Cómo reconciliar esto con vivir en el presente?



Cuando usted está de viaje, es ciertamente útil saber a dónde va o al menos la dirección general en la que se mueve, pero no lo olvide: lo único que es real en últimas en cuanto a su viaje es el paso que está dando en ese momento. Eso es todo lo que hay.



El viaje de su vida tiene un propósito externo y otro interno. El propósito externo es llegar a su meta o destino, lograr lo que decide hacer, alcanzar esto o aquello, lo que por supuesto, implica futuro. Pero si su destino, o los pasos que va a dar en el futuro, absorben tanto su atención que se vuelven más importantes para usted que el paso que está dando ahora, entonces pierde completamente el propósito interno, que no tiene nada que ver con a dónde va o con qué está haciendo sino con cómo. No tiene nada que ver con el futuro sino con la calidad de su conciencia en este momento. El propósito externo pertenece a la dimensión horizontal del espacio y el tiempo; el propósito interno concierne a una profundización de su Ser en la dimensión vertical del Ahora sin tiempo. Su viaje externo puede constar de un millón de pasos; su viaje interno sólo tiene uno: el paso que está dando ahora mismo. Según se vuelve más profundamente consciente de ese único paso, se da cuenta de que ya contiene en sí mismo todos los demás pasos así como el destino. Este único paso se transforma entonces en una expresión de la perfección, un acto de gran belleza y calidad. Lo habrá llevado a usted al Ser y la luz del Ser brillará a través de él. Este es a la vez el propósito y el logro de su viaje interno, el viaje hacia usted mismo.



¿Importa si logramos nuestro propósito externo, si triunfamos o fracasamos en el mundo?



Le importará a usted mientras no haya logrado su propósito interno. Después de lograrlo, el propósito externo es solamente un juego que usted puede seguir jugando simplemente porque le divierte. Es posible también fracasar completamente en su propósito externo y al mismo tiempo triunfar totalmente en su propósito interno. O al contrario, lo que es de hecho más común: riqueza exterior y pobreza interior, o "ganar el mundo y perder su alma", como dice Jesús. En últimas, por supuesto, todo propósito externo está condenado a "fracasar" tarde o temprano, simplemente porque está sujeto a la ley de la falta de permanencia de todas las cosas. Cuanto antes se dé cuenta de que su propósito externo no puede darle realización duradera, mejor. Cuando ha visto las limitaciones de su propósito externo, renuncia a la expectativa irreal de que debería hacerlo feliz y lo subordina a su propósito interno.



EL PASADO NO PUEDE SOBREVIVIR EN SU PRESENCIA.



Usted mencionó que pensar o hablar del pasado sin necesidad es una de las formas como evitamos el presente. Pero aparte del pasado que recordamos y con el que quizá

nos identificamos, ¿no hay otro nivel de pasado dentro de nosotros que está mucho más profundamente establecido? 
Hablo del pasado inconsciente que condiciona nuestra vida, especialmente por medio de las experiencias de la infancia, quizá incluso de experiencias de vidas pasadas. Y además está nuestro condicionamiento cultural, que tiene que ver con dónde vivimos geográficamente y el periodo de tiempo histórico en el cual vivimos. Todas esas cosas determinan cómo vemos el mundo, cómo reaccionamos, qué pensamos, qué clase de relaciones tenemos, cómo llevamos nuestra vida. ¿Cómo podríamos alguna vez llegar a ser conscientes de todo eso o librarnos de ello? ¿Cuánto tiempo llevaría eso? ¿E incluso si lo hiciéramos, qué quedaría?


¿Qué queda cuando la ilusión se acaba?



No hay necesidad de investigar el pasado inconsciente en usted, excepto en cuanto se manifiesta en este momento como un pensamiento, una emoción, un deseo, una reacción

o un evento externo que le ocurre a usted. Lo que necesite conocer sobre el pasado inconsciente en usted, lo sacarán a flote los retos del presente. Si usted ahonda en el pasado se convertirá en un pozo sin fondo: siempre hay más. Usted puede creer que necesita más tiempo para entender el pasado o ser libre de él, en otras palabras que el futuro lo liberará del pasado eventualmente. Este es un engaño. Sólo el presente puede liberarlo del pasado. Más tiempo no puede liberarlo del tiempo. Acceda al poder del Ahora. Ésa es la clave.


¿Qué es el poder del Ahora?



Nada más que el poder de su presencia, su conciencia liberada de las formas del pensamiento. Así pues, maneje el pasado en el nivel del presente. Cuanta más atención preste al pasado, más lo energiza y más probable es que lo convierta en una identidad. No interprete mal: la atención es esencial, pero no al pasado como pasado. Dé atención al presente; preste atención a su conducta, a sus reacciones, malos humores, pensamientos, emociones, miedos y deseos según ocurren en el presente. El pasado está en usted. Si usted puede estar  suficientemente presente para ver todas esas cosas, no crítica o analíticamente, sino sin juzgar, está manejando el pasado y disolviéndolo con el poder de su presencia. No puede encontrarse a sí mismo yendo hacia el pasado. Se encuentra a sí mismo viniendo al presente.



¿No es útil entender el pasado y así entender por qué hacemos ciertas cosas, reaccionamos de cierta forma o por qué creamos inconscientemente nuestro tipo particular de drama, nuestros patrones de relaciones y así sucesivamente?



Según se vuelve más consciente de su realidad presente, usted puede tener ciertas comprensiones súbitas de por qué su condicionamiento funciona de esa forma particular; por ejemplo, por qué sus relaciones siguen ciertos patrones, y puede recordar cosas que ocurrieron en el pasado y verlas más claramente. Eso está bien y puede servir de ayuda, pero no es esencial. Lo que es esencial es su presencia consciente. Eso disuelve el pasado. Ese es el agente transformador. Así pues, no busque entender el pasado, por el contrario sea tan presente como pueda. El pasado no puede sobrevivir en su presencia. Sólo puede sobrevivir en su ausencia.