domingo, 28 de abril de 2019

"Las Leyes Espirituales" Vicent Guillem (2) Primer contacto (1)

PRIMER CONTACTO.

Fue él el que se dirigió a mí primero. Me tomó las manos y me invitó a sentarme con él, frente a frente:

Bienvenido. Te estaba esperando.

¿A mí? ¡Si no te conozco!

Yo a ti sí. Pero eso no importa ahora.

Eh, estoy... ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado hasta aquí?

Eso tampoco importa ahora. Lo sabrás más adelante.

¿Y tú quién eres?

Llámame Isaías. Y aunque tú no me recuerdes ahora, nos conocemos, desde hace mucho, mucho tiempo.

¿Y qué relación hemos tenido tú y yo?

Considérame tu hermano mayor.

No recuerdo haberte conocido nunca.

Eso no importa ahora. Aprovecha el tiempo para preguntar cosas importantes. ¿No tenías preguntas?

¿Preguntas? ¿Qué preguntas?

¿Ahora no te acuerdas? Esas preguntas profundas que tienes desde hace mucho tiempo y para las cuales no has encontrado respuesta.

¿Y tú cómo sabes eso?

Ya he dicho que te conozco. Conozco muy bien tu interior, así que pregunta sin temor, aquí eres totalmente libre.

Me siento desconcertado. ¡Este lugar es tan maravilloso! ¡Me siento tan bien aquí! ¡Es tan diferente del mundo normal! Me siento en paz, tan lleno de... ¡No sé cómo expresarlo!

¡Tan lleno de amor!

Es que, no sé... Porque nunca me había sentido así en mi vida. Pero es maravilloso.

Es normal. Es tu primera vez, tu primer viaje consciente aquí, en esta vida. Pero, por favor, aprovechemos el tiempo. Saca a la luz tus preguntas más profundas.

No sé por dónde empezar. Muchas veces me siento vacío, solo e incomprendido, ¿por qué me pasa esto?

Es normal y a mucha gente le pasa. Es porque vivís en un mundo con mucha falta de amor, estando unos de espaldas a los otros.
Y es cierto que uno puede estar solo en el mundo, aunque tenga mucha gente a su alrededor, porque el sentimiento de soledad parte de no sentirse amado, de no sentirse comprendido. La mayoría de gente de vuestro mundo se ha acostumbrado a vivir así, sin sentir, en soledad interior, en ausencia de amor verdadero. Creéis que estáis solos porque todavía no habéis tomado conciencia de que todos vosotros sois hermanos, que compartís un mismo destino y que os necesitáis los unos a los otros para poder alcanzarlo.

¿Y cuál es ese destino común que tenemos que alcanzar?

La felicidad verdadera, que solo es posible alcanzar a través de la evolución en el amor. El amor es lo único que puede llenar el vacío del interior.
¿Hay algo que te inquiete especialmente?

La pregunta fundamental que me atormenta constantemente es: ¿por qué existo y para qué? ¿Para qué he nacido? ¿He venido a hacer algo? Porque no sé lo que he venido a hacer.

Has venido a evolucionar.

¿Qué quieres decir con evolucionar? ¿Evolucionar en qué?

Al proceso de transformación del egoísmo en amor es a lo que llamo evolución. Evolucionar significa “aprender a amar”.

Me hablas de evolución en el amor. Pero no es amor lo que yo veo en el mundo. ¿Por qué el sufrimiento? ¿Por qué vivimos en un mundo que tiene tantas contradicciones, desde lo más bello hasta lo más atroz y destructivo? El odio, las guerras, el hambre, la miseria, el sufrimiento. No puedo entender qué sentido tiene todo esto. ¿Tiene algún sentido, o se lo busco pero no lo tiene?

Sí tiene un sentido, evolucionar. Todas esas calamidades de las que hablas tienen un mismo origen, la ausencia de amor, llamémosla egoísmo. Igual que la suma del egoísmo de cada persona puede hacer del mundo un auténtico infierno, como ocurre en la actualidad, cuando ese egoísmo se transforme en amor, la suma del amor de cada persona transformará el mundo en un paraíso. En vuestra voluntad está el transformaros interiormente desde el egoísmo al amor, y si lográis el cambio interior, entonces el exterior, lo que os rodea, el mundo entero, cambiará como lógica consecuencia de ello. El mundo físico en el que estáis está ahí para ayudaros a experimentar en ese proceso de transformación. Es como la arcilla para el niño que quiere aprender a modelar.

Sigo sin entenderlo. ¿Evolución para qué, hacia dónde? ¿Qué sentido tiene todo ese esfuerzo si, al fin y al cabo, todo eso se va a terminar con la muerte?

La evolución de cada ser hacia una mayor capacidad de amar, de sentir y de saber, hacia mayores cotas de felicidad, no termina nunca, de lo contrario, no tendría sentido.

¿Qué quieres decir con esto?

Que el ser nunca deja de existir, es decir, es inmortal.

¿Cómo puedes decir eso si cada día vemos como mueren miles, millones de seres humanos?

Lo que muere es solo el vehículo que utiliza el ser para manifestarse en el plano físico, es decir, su cuerpo físico. Su esencia, su conciencia, continúa existiendo.

¿Quieres decir con esto que existe la vida después de la muerte?

Sí. En realidad lo que quiero decir es que la muerte no existe, y que lo que se descompone es solo el vehículo que utiliza el espíritu para manifestarse en el plano físico.

¿Y qué es el espíritu?

El espíritu es el ser que existe, que vive y siente. En el espíritu es donde reside la voluntad y la conciencia individual, que jamás se destruye. Tú eres un espíritu. Todos vosotros, humanos, sois espíritus, solo que ligados a un cuerpo material durante algunas temporadas a las que llamaremos encarnaciones. Creéis que sois vuestro cuerpo físico, pero este es solo el vestido que necesitáis para poder actuar sobre el mundo material.

A ver si lo he entendido bien, ¿quieres decir que el espíritu, o sea, nosotros, podemos existir de forma independiente del cuerpo?

Sí, y es lo que ocurre después de la muerte. El espíritu se separa completamente del cuerpo físico y continúa existiendo, viviendo.

¿Y no puede morir el espíritu?

No, el espíritu es inmortal. Puede evolucionar, cambiar a mejor o estancarse, pero jamás destruirse.

Ya, pero ¿qué pruebas tenemos de que exista vida después de la muerte del cuerpo? Porque, que yo sepa, nadie ha vuelto para contarlo.

Perdona que te contradiga, pero esa afirmación no es totalmente cierta. Existen miles de testimonios de personas que estuvieron clínicamente muertas y fueron reanimadas. Muchas de ellas recuerdan haber vivido ciertas experiencias bastante fuertes y reales para ellas durante ese periodo de tiempo en el que estuvieron físicamente muertas.

¿Y estas vivencias que cuentan no pueden ser producto de una alucinación por el estado tan crítico en el que se encontraban?

Pues debe ser entonces una alucinación colectiva en la que todos se han puesto de acuerdo en alucinar lo mismo, porque todas estas personas están contando la misma historia.

Bueno, yo a veces me planteo si mi propia existencia no puede ser una alucinación...

Para alucinar es necesario existir. Hay una máxima de un pensador de vuestro mundo que dice: “Pienso, luego existo”. Yo añadiría: “Siento, luego existo”. Puedes dudar de la existencia de los demás, porque no es una experiencia propia. Pero de lo que uno mismo experimenta no se puede dudar, y la existencia propia es vivida y experimentada por uno mismo. Al que ha vivido y ha sentido esta experiencia no le cabe duda de que es real.

¿Y cuál es esa supuesta historia común que están contando?

La separación del cuerpo físico y la visión del propio cuerpo desde fuera. La sensación de viajar a través de un túnel oscuro, al final del cual se percibe una luz intensa. El encuentro con familiares o amigos anteriormente fallecidos. Un diálogo con un ser luminoso. La visión retrospectiva de la propia vida... Hasta experimentar el regreso al cuerpo, con un posterior cambio de valores vitales y una nueva percepción del fenómeno de la muerte. Son personas que dejan de tener miedo a morir porque ya han experimentado que la vida continúa y que lo que viene después es mucho mejor que lo que dejan.

Bueno, creo que son impresiones que no dejan de ser subjetivas.

Analizados aisladamente y de manera superficial es muy fácil desacreditar estos testimonios. Pero cuando algún fenómeno se repite, con unas características tan notablemente parecidas, independientemente del país, la cultura y las creencias previas, tanto en adultos como en niños, creo que al menos invita a que se haga un estudio serio al respecto. Existen investigadores muy serios y reconocidos de vuestro mundo que se han dedicado a estudiar concienzudamente las experiencias cercanas a la muerte y a recoger los testimonios de estas personas, como el psiquiatra y filósofo norteamericano Raymond Moody o el médico pediatra e investigador en neurología Melvin Morse, que ha trabajado con niños que han tenido este tipo de experiencias, entre muchos otros. Te aconsejo que te leas sus libros Vida después de la vida y Más cerca de la luz.



domingo, 21 de abril de 2019

"Las Leyes Espirituales" Vicent Guillem (1) Prefacio. Introducción.

PREFACIO.

El contenido de este libro es un mensaje de amor para toda la humanidad.

No importa cómo ha sido recibido ni de quién viene. Lo que importa es el contenido del mensaje. Eres libre de hacer lo que quieras con él, desde ignorarlo, criticarlo, censurarlo, hasta aplicártelo a tu propia vida. Esto último es lo que yo he hecho, aunque antes de ello haya podido pasar por alguna de las etapas anteriores.

Por tanto, dejo a tu criterio el decidir si el personaje de Isaías, mi interlocutor y protagonista de este libro, es un recurso literario o existe de verdad, si el diálogo entre él y yo que encontrarás expuesto en las siguientes páginas ha existido o no en realidad y en qué condiciones se ha producido. En cualquier caso, lo que sí es cierto es que es un mensaje escrito con el corazón para el corazón, tu corazón.

Mi esperanza es que te sirva a ti tanto como a mí me ha servido. Te sirva para conocerte a ti mismo, para despertar tus sentimientos, para liberarte de tu parte egoísta, para comprender el motivo de tu vida, de las cosas que te han ocurrido y te ocurren. Para que tengas esperanza, para que comprendas mejor a los demás y llegues algún día a quererlos, para que entiendas el mundo en el que vives, para que puedas sacar hasta de la mayor desgracia el mayor provecho para tu evolución en el amor. En definitiva, para que seas tú mismo, libre, consciente para experimentar el amor auténtico, el amor incondicional y que seas, por tanto, más feliz.

Con todo mi amor, para ti.


INTRODUCCIÓN.

Siempre me he hecho muchas preguntas, preguntas muy profundas.

Son preguntas de esas que se llaman existenciales. Siempre he querido saber el motivo de mi vida, de la vida de todos nosotros. ¿Quién soy yo? ¿Por qué existo? ¿Por qué existen los demás? ¿Qué hacemos aquí? ¿Hemos venido a hacer algo en particular? ¿Por qué nacemos, por qué nos morimos? ¿De dónde venimos, a dónde vamos? ¿Hay algo después de la muerte?

Y ahí no acababa todo. Otras veces intentaba buscar la respuesta al gran número de injusticias que veo en el mundo. ¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué hay niños que, desde su nacimiento, que en su vida han hecho daño a nadie, sufren tan atrozmente, por hambre, guerra, miseria, enfermedades, abusos, malos tratos, por qué no los quiere nadie, mientras otros nacen sanos, en un entorno feliz y son amados? ¿Y por qué unas personas enferman y otras no? ¿Por qué unas personas viven mucho tiempo y otras mueren casi al nacer? ¿Por qué existe el sufrimiento, la maldad? ¿Por qué hay gente buena y gente mala, gente feliz y gente desgraciada? ¿Por qué he nacido en esta familia y no en otra? ¿Por qué me pasan estas desgracias a mí y no a otra persona? ¿Por qué le pasa tal otra desgracia a otra persona y no a mí? ¿De qué depende todo eso?

Otras veces eran preguntas respecto a los sentimientos¿Por qué no soy feliz? ¿Por qué quiero ser feliz? ¿Cómo puedo ser feliz? ¿Encontraré un amor que me haga feliz? ¿Qué es el amor, qué son los sentimientos? ¿Qué es lo que yo siento? ¿Merece la pena amar? ¿Sufrimos más cuando amamos o cuando no amamos?

Supongo que tú, en algún momento de tu vida, también te las habrás hecho o te las sigues haciendo de vez en cuando. Pero como estamos tan entretenidos en nuestro día a día cotidiano, son pocos los momentos en los que nos las planteamos conscientemente y poco el tiempo que dedicamos a intentar resolverlas. Tenemos muchas obligaciones, tenemos muchas distracciones. Y como aparentemente no encontramos la respuesta y el buscarla nos hace sentirnos inquietos, preferimos dejarlas aparcadas en un rincón en nuestro interior, tal vez creyendo que así sufriremos menos.

¿Existe una respuesta a cada una de estas preguntas? Pero no busco una respuesta cualquiera, sino una respuesta que sea verdadera. ¿Existe una verdad? ¿Cuál es la verdad? ¿Dónde buscar la verdad? ¿Cómo reconocer la verdad?

Yo siempre he sido una persona escéptica, incrédula, pero al mismo tiempo abierta a investigar. Me ha gustado comprobar las cosas por mí mismo. Te aseguro que he buscado durante mucho tiempo la respuesta en lo que se nos ha enseñado desde pequeños: las religiones, la filosofía, la ciencia. Cada una tenía su cosmogonía particular, una forma de entender el mundo. Pero siempre parecía haber un límite, tanto en las religiones como en la ciencia, para explicar la realidad tal y como yo la percibía. Siempre he encontrado respuestas incompletas, incoherentes unas con otras, alejadas de la realidad, que seguían sin responder satisfactoriamente a mis preguntas. Por mucho que intentara profundizar, al final encontraba un muro infranqueable, la respuesta final que obstaculizaba mis deseos de indagar más y más.

La respuesta final que obtenía de la religión era, más o menos, esta: “Es la voluntad de Dios. Solo él lo sabe. Nosotros no lo podemos comprender”. Es decir, que no podemos comprender por qué unos nacen en circunstancias más o menos favorables, por qué unos enferman y otros no, por qué unos mueren antes y otros después. No podemos comprender qué es lo que pasa después de la muerte, por qué te ha tocado vivir con esta familia y no en otra, por qué en este mundo, por qué permite Dios que haya injusticias en el mundo, etc.

La respuesta final que obtenía de la ciencia era más o menos que hay una explicación física para todo, pero a nivel filosófico, las respuestas a casi todo son: “Es fruto de la casualidad” o “No puede demostrarse científicamente que tal o cual cosa exista o no”. Es decir, no hay una razón por la cual existes, no hay un motivo particular por el que vivir. Si naces en las circunstancias en las que naces, más o menos favorables, es por azar. Si te toca estar enfermo o sano de nacimiento, nacer en una familia u otra, morirte antes o después, es por azar. No se puede demostrar científicamente que exista la vida antes del nacimiento, ni la vida después de la muerte. No se puede demostrar científicamente que exista Dios, etc.

La mayoría de gente se posiciona en esas respuestas aprendidas y cuando quieres hablar con alguien sobre estos temas, los que son creyentes de la religión te responden más o menos en estos términos: “Es la voluntad de Dios. Solo él lo sabe. Nosotros no lo podemos comprender”. Y los que se han posicionado como cientificistas o creyentes de la ciencia, que creen saber más que los del primer grupo, te dicen: “Es fruto de la casualidad” o “No puede demostrarse científicamente”.

Había otro tercer grupo de gente que me respondía: “Mira. No lo sé. No sé cuáles son las respuestas a tus preguntas, pero no estoy interesado ni en preguntármelas ni en responderlas”.

Y cuando les respondo a todos: “Lo siento pero esas respuestas no me sirven. No me sirven porque no responden a mis preguntas”, los primeros me dicen: “Es por falta de fe. Cuando tengas fe no te hará falta saber más”. Los segundos me dicen: “Es porque te falta instrucción. La ciencia te dará la respuesta y verás que es la que yo te digo: ‘que está demostrado científicamente que no se puede demostrar científicamente’”. Los terceros me dicen: “Tengo una hipoteca que pagar, una familia que mantener, un coche que pagar, un fin de semana para irme de viaje. No me calientes la cabeza con esos temas porque ya tengo algo en lo que ocuparme”.

A los primeros les responderé que no puedo renunciar a intentar responder a mis preguntas. Creo que la única manera de renunciar es anulando mi voluntad, y no estoy dispuesto a hacerlo. A los segundos les diré que no es por falta de instrucción. He tenido esa instrucción. Soy doctor en Ciencias Químicas y jamás he llegado a la conclusión de que tenga que ponerme barreras a la exploración, que haya campos que no pueda explorar, solo porque no tenga un aparato para medirlo. Me tengo a mí mismo, me gastaré de aparato de mí mismo. Lo que yo perciba y sienta lo tendré tan en cuenta como si lo midiera un sofisticado aparato y asumiré que los demás también son aparatos de sí mismos. Y si hay algo que no soy capaz de detectar con mi aparato, les preguntaré a ellos qué han podido captar con sus aparatos vivientes, para ver si me sirve. A los terceros no les diré nada, porque no están ahí para escucharme.

Con todo esto no quiero decir que no haya encontrado cosas que me hayan llamado la atención y que me hayan servido en mi búsqueda de respuestas, pero ha sido más bien fuera de la oficialidad donde he encontrado las pistas. Precisamente eran las vivencias de otras personas las que más me interesaban. Eran cosas que te permitían explorar por ti mismo. Si otro lo había podido hacer antes que yo, tal vez yo también lo pudiera hacer. Dos cosas me llamaron especialmente la atención: los viajes astrales y la vida de un tal Jesús de Nazaret. Os suena este nombre, ¿no? Ya no estoy hablando de lo que la Iglesia dice de él. Me he documentado mucho, de muchas fuentes, oficiales y no oficiales, religiosas y laicas. Pero hay dos cosas en las que casi todas coinciden: que este hombre existió realmente y que lo que dijo e hizo causó un gran impacto en la humanidad. ¿Qué es lo que me llamó la atención? Pues su mensaje “Ama a tu enemigo, ama a cualquiera”. No me diréis que en un mundo en el que las personas y los pueblos estaban en constantes luchas entre sí por cualquier motivo (casi como ahora), donde los dioses de todas las religiones se utilizaban para justificar cualquier propósito de conquista y guerra, el que aparezca alguien con ese mensaje tan a contracorriente de todos no resulta llamativo. No solo eso sino que además lo cumple con su ejemplo. O sea que no lo decía solo de boquilla, como estamos acostumbrados de nuestros políticos, que te prometen el oro y el moro y luego hacen lo contrario de lo que dicen. Pero, claro, ¡se ha escrito tanto y tanto de él, después de él, por otra gente que no fue él y que ni siquiera convivió con él! ¿Cómo saber lo que pasó realmente? ¿Qué es lo que dijo y lo que no dijo? Eso me intrigaba.

Dejo aparcado por ahora el tema de Jesús que, como veréis, surgirá de nuevo más adelante, y hablaré ahora acerca de los viajes astrales. Lo encontré en varios libros de diferentes autores. Estos afirmaban que uno mismo, mediante ciertas técnicas de relajación, puede conseguir separarse de su cuerpo. Eso es un viaje astral. Separarte de tu cuerpo. Increíble, ¿no? No solo me llamó la atención el hecho en sí de poder separarse del cuerpo. Los que lo habían conseguido afirmaban además que en ese estado podían realizar cosas asombrosas, como atravesar la materia o viajar casi instantáneamente a donde el pensamiento quisiera. Y no solo eso. Se encontraban como en un estado expandido de conciencia en el que comprendían claramente el propósito de la vida y de lo que hacemos en este mundo. Esto último me interesaba, me interesa mucho. Tal vez era la clave para encontrar las respuestas a mis preguntas. No tenía mucho que perder. Pensé: “Lo peor que puede pasarme es que no ocurra nada”. Así que me puse manos a la obra. Todas las noches, antes de irme a dormir, practicaba el ejercicio de relajación. Así lo hice durante un mes sin que ocurriera nada, quiero decir sin que consiguiera separarme del cuerpo. Pero no es que no sintiera nada con la relajación. Me gustaba. Lo que habitualmente sentía era una vibración en la planta de los pies y luego esta vibración subía hasta las piernas hasta el punto de que dejaba de notarlas.

Un día esa vibración fue subiendo hacia arriba, más allá de las piernas, al tronco, el cuello, la cabeza. Llegó un momento en que ya no sentía mi cuerpo. Solo una vibración muy intensa y agradable. Y entonces ocurrió. ¡Plof! De repente sentí como si me proyectara rápidamente por un túnel a gran velocidad. Era una sensación increíble. No tengo palabras para describirla. En cuestión de segundos sentí como si hubiera viajado miles de millones de kilómetros a una velocidad vertiginosa, pero sin experimentar ningún tipo de mareo ni malestar. Poco a poco mi velocidad fue disminuyendo y pude ver dónde me encontraba. Era un lugar increíble, parecía como sacado de un cuento de hadas. Había un lago rodeado de una naturaleza bellísima, la cual no tengo palabras para describir. Todo, la luz, los colores, los aromas, los sonidos, todo, absolutamente todo, era embriagador. Y yo lo sentía tan intensamente como si formara parte de ello. Se respiraba una paz indescriptible. Yo estaba tan alucinado de todo lo que estaba viviendo y sintiendo que no podía pararme a pensar. Entonces es cuando noté que no estaba solo. Había alguien sentado en una piedra, cerca del agua. Me quise acercar a él y, no sé cómo, llegué enseguida a donde él se encontraba. Parecía que, en aquel estado, con solo querer y pensar las cosas, ocurrían. Sentí que él me estaba esperando y no se sorprendió en absoluto al verme. Era un señor mayor, con el pelo y la barba largos y totalmente blancos, pero no parecía tener ninguno de los achaques de la edad que estamos acostumbrados a ver en los ancianos. Llevaba una especie de túnica blanca acordada en la cintura. Pero eso no era lo que más llamaba la atención de él. Lo que llamaba la atención era su mirada, una mirada tan maravillosa que creo jamás veré en este mundo. Tan dulce, tan penetrante, tan limpia, que me transmitía una sensación de tranquilidad y paz indescriptibles. Os puede parecer raro pero me sentía como si aquel anciano desconocido me traspasara de amor con su mirada hasta el punto de que ya ni se me ocurría pensar en lo extraño de aquella situación de tan a gusto que me encontraba.

A partir de ahora intentaré reproducir el diálogo que tuvimos, tanto el de aquella primera vez, como el de los sucesivos encuentros que tuve con aquel anciano maravilloso, que respondía al nombre de Isaías. Aquellos diálogos que tanto me han aportado, que me han cambiado tanto la vida, tan profundamente y para mejor, mucho mejor, y que quiero compartir con vosotros con el mínimo de interrupciones posibles, porque prefiero que sea de sus propias palabras, no de mis interpretaciones ni impresiones, que vosotros saquéis vuestras propias conclusiones.

Acomodaos tranquilamente, comienza la función.




lunes, 15 de abril de 2019

"El Poder del Ahora" Eckhart Tolle (37) El Camino de la Cruz. El Poder de Elegir.

EL CAMINO DE LA CRUZ.

Hay muchos relatos de personas que dicen que han encontrado a Dios a través de un sufrimiento profundo y existe la expresión cristiana "el camino de la cruz", que supongo se refiere a lo mismo.

No nos ocupamos de otra cosa aquí. Hablando estrictamente, no encontraron a Dios por medio del sufrimiento, porque el sufrimiento implica resistencia. Encontraron a Dios por medio de la entrega a lo que fueron forzados por su intenso sufrimiento, por medio de la total aceptación de lo que es. Deben haber comprendido en algún nivel que su dolor era creado por ellos mismos.

¿Cómo se relaciona la entrega con encontrar a Dios?

Puesto que la resistencia es inseparable de la mente, el abandono de la resistencia -la entrega- es el fin de la mente como su amo, el impostor que pretende ser "usted", el falso Dios. Todo juicio y toda negatividad se disuelven. El reino del Ser, que había sido oscurecido por la mente, se abre entonces. Súbitamente surge dentro de usted una gran calma, una sensación de paz insondable. Y en esta paz, hay gran alegría. Y en esta alegría, hay amor. Y en el centro más profundo, está lo sagrado, lo inconmensurable, Aquello que no puede ser nombrado.

No hablo de encontrar a Dios, ¿porque cómo puede encontrar aquello que nunca estuvo perdido, la verdadera vida que usted es? La palabra Dios es limitadora, no sólo por miles de años de percepción y uso equivocados, sino también porque implica una entidad diferente de usted. Dios es el mismo Ser, no un ser. No puede haber relación sujeto-objeto aquí, ni dualidad, ni usted y Dios. La comprensión, el descubrimiento de Dios es la cosa más natural que hay. Lo asombroso e incomprensible no es que usted pueda hacerse consciente de Dios sino que no sea consciente de Dios.

El camino de la cruz que usted mencionó es el antiguo camino de la iluminación, y hasta hace poco era el único camino. Pero no lo deseche ni subestime su eficacia. Funciona todavía.

El camino de la cruz es una inversión completa. Quiere decir que lo peor de su vida, su cruz, se convierte en lo mejor que jamás le haya ocurrido, al forzarlo a la entrega, a la "muerte, al obligarlo a convertirse en nada, a volverse Dios, porque Dios también es nada, no-cosa.

En estos tiempos, en lo que se refiere a la mayoría inconsciente de seres humanos, el camino de la cruz es el único camino. Sólo despertarán a través del sufrimiento, y lailuminación como fenómeno colectivo probablemente será precedida de grandes conmociones. Este proceso refleja el funcionamiento de ciertas leyes universales que gobiernan el crecimiento de la conciencia y así fue previsto por algunos videntes. Está descrito, entre otros lugares, en el Libro de la Revelación o Apocalipsis, aunque envuelto en una simbología oscura y a veces impenetrable. Este sufrimiento es infligido no por Dios sino por los seres humanos a sí mismos y unos a otros, así como por ciertas medidas defensivas que la Tierra, que es un organismo vivo, inteligente, va a tomar para protegerse del asalto de la locura humana.

Sin embargo, hay un número creciente de seres humanos hoy en día cuya conciencia está suficientemente evolucionada para no necesitar más sufrimiento antes de la realización de la iluminación. Usted puede ser uno de ellos.

La iluminación a través del sufrimiento -el camino de la cruz- significa ser forzado a entrar en el reino de los cielos gritando y pataleando. Usted finalmente se rinde porque no puede soportar más el dolor, pero el dolor podría continuar por mucho tiempo antes de que ocurra. La iluminación elegida conscientemente significa abandonar su apego al pasado y al futuro y convertir el Ahora en el punto principal de su vida. Significa morar en el estado de presencia más que en el tiempo. Significa decir sí a lo que es. Usted entonces no necesita más el dolor. ¿Cuánto más tiempo cree que necesitará antes de poder decir: "No voy a producir más dolor, más sufrimiento"? ¿Cuánto más dolor necesita antes de tomar esa decisión?

Si usted cree que necesita más tiempo, tendrá más, y más dolor. El tiempo y el dolor son inseparables.

EL PODER DE ELEGIR. 

¿Y que pasa con esas personas que realmente parece que quieren sufrir? Tengo una amiga cuyo compañero abusa físicamente de ella y su relación anterior fue similar. ¿Por qué elige tales hombres y por qué se niega a salir de esa situación ahora? ¿Por qué tantas personas eligen el dolor?

Sé que la palabra elegir es un término favorito de la Nueva Era, pero no es completamente exacto en este contexto. Lleva a confusiones decir que alguien "elige" una relación disfuncional o cualquier otra situación negativa en su vida. La elección implica conciencia, un grado más alto de conciencia. Sin ella, usted no tiene elección. La elección comienza en el momento en que deja de identificarse con la mente y sus patrones condicionados, en el momento en que se vuelve presente. Hasta que alcanza ese punto, usted es inconsciente espiritualmente hablando. Esto significa que usted se siente impelido a pensar, sentir y actuar de cierto modo, de acuerdo con el condicionamiento de su mente. Por eso Jesús dijo: "Perdónalos, porque no saben lo que hacen". Esto no tiene relación con la inteligencia en el sentido convencional de la palabra. He conocido muchas personas muy inteligentes y educadas que eran también completamente inconscientes, es decir, completamente identificadas con su mente. De hecho, si el desarrollo mental y del conocimiento no se equilibran con un crecimiento correspondiente de la conciencia, el potencial de infelicidad y desastre es muy grande.

Su amiga está atrapada en una relación con un compañero abusador y no es la primera vez ¿Por qué? No tiene elección. La mente, condicionada por el pasado, siempre busca recrear lo que conoce y con lo que está familiarizada. Incluso si es doloroso, al menos es familiar. La mente siempre se adhiere a lo conocido. Lo desconocido es peligroso porque no tiene control sobre ello. Por eso a la mente le desagrada e ignora el momento presente. La conciencia del momento presente crea una brecha, no sólo en la corriente de la mente sino también en el continuo del pasado-futuro. Nada verdaderamente nuevo y creativo puede venir a este mundo excepto a través de la brecha, ese claro espacio de posibilidades infinitas.

Así pues su amiga, al estar identificada con su mente, puede estar recreando un patrón aprendido en el pasado, en el cual la intimidad y el abuso están inseparablemente ligados. También puede estar actuando de acuerdo con un patrón mental aprendido en su niñez temprana, según el cual ella no es digna y merece ser castigada. Es posible, también, que viva gran parte de su vida en el cuerpo del dolor, que siempre busca más dolor del cual alimentarse. Su compañero tiene sus propios patrones inconscientes, que complementan los de ella. Por supuesto, su situación es creada por ella misma, ¿pero quién o qué es ese yo que está creándola? Un patrón mental-emocional del pasado, nada más. ¿Por qué convertirlo en la identidad propia? Si usted le dice que ha elegido su condición o situación, está reforzando su estado de identificación con la mente. ¿Pero su patrón mental es ella? ¿Es su propio ser? ¿Su verdadera identidad se deriva del pasado? Muéstrele a su amiga cómo ser la presencia observadora detrás de sus pensamientos y sus emociones. Háblele sobre el cuerpo del dolor y cómo liberarse de él. Enséñele el arte de la conciencia del cuerpo interior. Hágale ver el significado de la presencia. Tan pronto como sea capaz de acceder al poder del Ahora y por lo tanto de abrirse paso a través de su pasado condicionado, tendrá elección. Nadie elige la disfunción, el conflicto, el dolor. Nadie elige la locura. Ocurren porque no hay suficiente presencia en usted para disolver el pasado, suficiente luz para disipar las tinieblas. Usted no está completamente aquí. Usted aún no ha despertado del todo. Mientras tanto, la mente condicionada sigue gobernando su vida. Similarmente, si usted es una de las muchas personas que tiene problemas con sus padres, si usted aún alberga resentimiento sobre algo que hicieron o no hicieron, entonces usted todavía cree que tenían elección, que podían haber actuado de forma diferente. Siempre parece que las personas tienen una elección, pero se trata de una ilusión. Mientras su mente con sus patrones condicionados dirijan su vida, mientras usted sea su mente ¿qué elección tiene? Ninguna. Usted ni siquiera está ahí. El estado de identificación con la mente es gravemente disfuncional. Es una forma de locura. Casi todo el mundo sufre de esa enfermedad en grados diferentes. En el momento en que se dé cuenta de eso; no puede haber más resentimiento. ¿Cómo puede resentirse con la enfermedad de alguien? La única respuesta apropiada es la compasión.

¿Entonces eso significa que nadie es responsable de lo que hace? No me gusta esa idea.

Si usted es manejado por su mente, aunque no tiene elección aún sufrirá las consecuencias de su inconsciencia y creará un sufrimiento mayor. Usted llevará el peso del miedo, el conflicto, los problemas y el dolor. Eventualmente el sufrimiento creado así lo obligará a salir de su estado inconsciente.

Lo que usted dice sobre la elección también se refiere al perdón, supongo. Usted necesita estar completamente consciente y entregarse antes de poder perdonar.

"Perdón" es un término que se ha usado durante dos mil años, pero la mayoría de las personas tiene una visión muy limitada de lo que significa. Usted no puede perdonarse verdaderamente, o perdonar a los demás, mientras derive su sentido de sí mismo del pasado. Sólo accediendo al poder del Ahora, que es su propio poder, puede haber verdadero perdón. Esto hace impotente al pasado y usted comprende profundamente que nada de lo que haya hecho o que le hayan hecho pudo siquiera tocar en lo más mínimo la esencia radiante de quien usted es. Todo el concepto de perdón se vuelve entonces innecesario.

¿Y cómo llego a este punto de realización?

Cuando se entrega a lo que es y así se vuelve completamente presente, el pasado deja de tener poder alguno. No lo necesita ya. La presencia es la clave. El Ahora es la clave.

¿Cómo sabré cuándo me he entregado?

Cuando ya no necesite hacer esa pregunta.



domingo, 7 de abril de 2019

"El Poder del Ahora" Eckhart Tolle (36 ) TRANSFORMAR LA ENFERMEDAD EN ILUMINACIÓN

TRANSFORMAR LA ENFERMEDAD EN ILUMINACIÓN.

Si alguien está gravemente enfermo y acepta completamente su condición y se entrega a la enfermedad, ¿no habría renunciado a su derecho a recuperar la salud? La determinación de luchar con la enfermedad desaparecería, ¿no?

La entrega es la aceptación interior de lo que es sin reservas. Estamos hablando de su vida -este instante- no de las condiciones o circunstancias de su vida, no de lo que llamo su situación vital. Ya hemos hablado de esto.

En cuanto a la enfermedad, eso es lo que significa. La enfermedad es parte de su situación vital. Como tal, tiene un pasado y un futuro. El pasado y el futuro forman un continuo ininterrumpido, a menos que el poder redentor del Ahora se active por medio de su presencia consciente. Como sabe, bajo las diferentes condiciones que forman su situación vital, que existen en el tiempo, hay algo más profundo, más esencial: su Vida, su verdadero Ser en el Ahora sin tiempo.

Puesto que no hay problemas en el Ahora, no hay enfermedad tampoco. La creencia en una etiqueta que alguien adhiere a su condición la mantiene en su lugar, le da fuerza y hace una realidad aparentemente sólida de un desequilibrio temporal. Le da no sólo realidad y solidez sino también una continuidad en el tiempo que no tenía antes. Al concentrarse en este instante y evitar rotular a la enfermedad mentalmente, se reduce a uno o varios de estos factores: dolor físico, debilidad, incomodidad o incapacidad. Eso es a lo que usted se somete ahora. Usted no se somete a la idea de "enfermedad". Permita que el sufrimiento lo empuje hacia el momento presente, hacia un estado de intensa presencia consciente. Úselo para la iluminación.

La entrega no transforma lo que es, al menos no directamente. La entrega lo transforma a usted. Cuando usted está transformado, todo su mundo se transforma, porque el mundo es sólo un reflejo. Hablamos de esto antes.

Si usted mirara en el espejo y no le gustara lo que ve, tendría que estar loco para atacar a la imagen del espejo. Eso es precisamente lo que usted hace cuando está en un estado de no aceptación. Y, por supuesto, si usted ataca a la imagen, ella le devuelve el ataque. Si usted acepta la imagen, no importa lo que sea, si usted es amistoso con ella, no puede no ser amistosa con usted. Así es como usted cambia el mundo.

La enfermedad no es el problema. Usted es el problema, mientras la mente egotista tenga el control. Cuando usted está enfermo o incapacitado, no sienta que ha fracasado, no se sienta culpable. No culpe a la vida por tratarlo injustamente, pero tampoco se culpe a sí mismo. Todo eso es resistencia. Si usted tiene una enfermedad grave, úsela para la iluminación. Cualquier cosa "mala" que ocurra en su vida, úsela para la iluminación. Retire el tiempo de la enfermedad. No le dé pasado ni futuro. Haga que ella lo obligue a tener una conciencia intensa del momento presente, y vea lo que pasa.

Conviértase en un alquimista. Transmute el metal bajo en oro, el sufrimiento en conciencia, el desastre en iluminación. ¿Está gravemente enfermo y enfadado por lo que acabo de decir? Entonces es un signo claro de que la enfermedad se ha vuelto parte de su sentido de sí mismo y de que usted está protegiendo ahora su identidad, así como a la enfermedad. La condición clasificada como "enfermedad" no tiene nada que ver con quien es usted verdaderamente.

CUANDO EL DESASTRE GOLPEA.

En lo que concierne a la mayoría todavía inconsciente de la población, sólo una situación crítica tiene la capacidad de quebrar la dura cáscara del ego y de obligar a la entrega y forzar al estado de despertar. Una situación crítica surge cuando a través de algún desastre, una conmoción drástica, una pérdida profunda, o el sufrimiento, todo su mundo se hace añicos y ya no tiene sentido. Es un encuentro con la muerte, sea física o psicológica. La mente egotista, el creador de este mundo, se derrumba. De las cenizas del viejo mundo, uno nuevo puede nacer.

No hay garantía, por supuesto, de que incluso una situación limite lo haga, pero el potencial está siempre ahí. La resistencia de algunas personas a lo que es se intensifica incluso en tal situación, y de esa forma se convierte en un descenso al infierno. En otros, puede haber sólo una entrega parcial, pero incluso eso les dará cierta profundidad y serenidad que no tenían antes. Partes de la cáscara del ego se rompen, lo que permite que pequeñas cantidades de brillo y paz que estaban más allá de la mente la traspasen. Las situaciones límite han producido muchos milagros. Ha habido asesinos condenados a muerte que en las últimas horas de su vida, esperando su ejecución, experimentaron el estado de no ego y la profunda paz y alegría que lo acompañan. La resistencia interior a la situación en la que se encontraban se hizo tan intensa que produjo un sufrimiento insoportable y no había ningún sitio a donde huir ni nada que hacer para escapar de él, ni siquiera un futuro proyectado por la mente. Se vieron forzados a una aceptación completa de lo inaceptable. Se vieron forzados a la entrega. De esta forma, pudieron entrar en el estado de gracia con el que viene la redención: la liberación completa del pasado.  Por supuesto, no es realmente la situación límite la que hace sitio al milagro de la gracia y la redención, sino el acto de entrega.

Siempre que lo golpee un desastre, o que algo ande muy "mal" -enfermedad, incapacidad, pérdida del hogar o la fortuna o de una identidad socialmente definida, ruptura de una relación cercana, muerte o sufrimiento de un ser amado, o la cercanía de su propia muerte- sepa que hay otra cara en ello, que usted está sólo a un paso de algo increíble: una transmutación alquímica del metal bajo del dolor y el sufrimiento en oro. Ese paso se llama entrega.

No quiero decir que usted se sentirá feliz en esa situación. No será así. Pero el miedo y el dolor se transmutarán en una paz interior y una serenidad que viene de un lugar muy profundo, de lo No Manifestado. Es la "paz de Dios, que sobrepasa toda comprensión". Comparada con eso, la felicidad es algo muy superficial. Con esta paz radiante viene la comprensión -no en el nivel de la mente sino en la profundidad de su Ser- de que usted es indestructible, inmortal. Esta no es una creencia. Es una absoluta certeza de que no necesita evidencia externa o prueba de alguna fuente secundaria.

TRANSFORMAR EL SUFRIMIENTO EN PAZ.

Leí sobre un filósofo estoico de la antigua Grecia que cuando le dijeron que su hijo había muerto en un accidente, respondió: "Sabía que no era inmortal". ¿Es esa la entrega? Si lo es, no la quiero. Hay algunas situaciones en las que la entrega parece antinatural e inhumana.

Estar separado de los sentimientos no es entregarse. Pero no sabemos cuál era su estado interior cuando dijo esas palabras. En ciertas situaciones extremas, aún puede ser imposible para usted aceptar el ahora. Pero siempre tiene una segunda oportunidad en la entrega.

Su primera oportunidad es entregarse cada momento a la realidad de ese momentoSabiendo que lo que es no puede deshacerse -porque ya es- usted dice sí a lo que es acepta lo que no es. Entonces usted hace lo que tiene que hacer, lo que la situación requiera. Si usted vive en este estado de aceptación, no crea más negatividad, más sufrimiento, más infelicidad. Vive entonces en un estado de no resistencia, un estado de gracia y ligereza, libre de esfuerzo.

Siempre que sea incapaz de hacer esto, siempre que pierda esa oportunidad -bien porque no está generando suficiente presencia consciente para evitar que surja algún patrón de resistencia habitual e inconsciente, o porque la condición sea tan extrema que es absolutamente inaceptable para usted- usted está creando alguna forma de dolor, alguna forma de sufrimiento. Puede parecer que la situación es la que crea el sufrimiento, pero en últimas no es así, es su resistencia la que lo crea.

Aquí está su segunda oportunidad para la entrega. Si usted no puede aceptar lo que hay afuera, acepte lo que hay adentro. Si no puede aceptar la condición externa, acepte la condición interna. Esto significa: no se resista al dolor. Permítalo estar ahí. Entréguese a la pena, la desesperación o el miedo, la soledad o cualquier forma que el sufrimiento tome. Sea testigo sin etiquetarlo mentalmente. Abrácelo. Entonces vea cómo el milagro de la entrega transmuta el sufrimiento profundo en paz profunda. Esta es su crucifixión. Deje que se convierta en su resurrección y ascensión.

No veo cómo puede uno entregarse al sufrimiento. Como usted mismo señaló, el sufrimiento es una falta de entrega. ¿Cómo podría uno entregarse a la falta de entrega?

Olvide la entrega por un momento. Cuando su dolor es profundo, toda charla sobre la entrega probablemente parecerá fútil y sin sentido, de todas formas. Cuando su dolor es profundo, usted probablemente tendrá una fuerte necesidad de escapar de él en lugar de entregarse a él. Usted no quiere sentir lo que siente. ¿Qué puede ser más normal? Pero no hay escapatoria, no hay modo de salir. Hay muchos pseudoescapes -el trabajo, la bebida, las drogas, la ira, la proyección, la supresión, etcétera- pero no lo liberan a usted del dolor. El sufrimiento no disminuye en intensidad cuando usted lo hace inconsciente. Cuando usted niega el dolor emocional, todo lo que usted hace o piensa, así como sus relaciones se contaminan con él. Usted lo emite, por decirlo así, como la energía que emana y los demás lo recogerán subliminalmente. Si son inconscientes, pueden incluso sentirse empujados a atacarlo o hacerle daño en alguna forma, o usted puede herirlos en una proyección inconsciente de su dolor. Usted atrae y manifiesta lo que corresponde con su estado interior.

Cuando no hay salida, todavía hay un camino a través del dolor, así que no se aparte de él. Enfréntelo. Siéntalo plenamente. ¡Siéntalo, no piense en él! Expréselo si es necesario, pero no cree un guión sobre él en su mente. Déle toda su atención al sentimiento, no a la persona, evento o situación que parece haberlo causado. No deje que la mente use el dolor para crear una identidad de víctima en usted a partir de él. Sentir compasión de sí mismo y contarles a los demás su historia lo mantendrá atascado en el sufrimiento. Puesto que es imposible apartarse del sentimiento, la única posibilidad de cambio es entrar en él; de lo contrario, nada cambiará. Así que preste toda su atención a lo que siente y absténgase de clasificarlo mentalmente. Según entra en el sentimiento, esté intensamente alerta. Al principio, puede parecer un lugar oscuro y aterrador, y cuando surja el impulso de alejarse de él, obsérvelo, pero no actúe sobre él. Siga poniendo su atención en el dolor, continúe sintiendo la tristeza, el miedo, el espanto, la soledad, lo que sea.  Permanezca alerta, esté presente, presente con todo su Ser, con cada célula de su cuerpo. Mientras lo hace, está trayendo una luz a esta oscuridad. Es la llama de su conciencia.

En esta etapa usted no necesita preocuparse más de la entrega. Ya ha ocurrido. ¿Cómo? La atención plena es aceptación plena, es entrega. Al prestar atención plena, usted usa El poder del Ahora, que es el poder de su presencia. En ella no puede sobrevivir ninguna bolsa de resistencia. La presencia suprime el tiempo. Sin tiempo, ningún sufrimiento ni negatividad puede sobrevivir.

La aceptación del sufrimiento es un viaje hacia la muerte. Enfrentar el dolor profundo, permitirle ser, llevar su atención a él, es entrar en la muerte conscientemente. Cuando usted ha sufrido esta muerte, se da cuenta de que no hay muerte y no hay nada que temer. Sólo el ego muere. Imagine un rayo de sol que ha olvidado que es una parte inseparable de él y se engaña a sí mismo creyendo que tiene que luchar para sobrevivir y crear y aferrarse a una identidad diferente que la del sol. ¿No sería increíblemente liberadora la muerte de ese engaño?

¿Quiere una muerte fácil? ¿Preferiría morir sin dolor, sin agonía? Entonces muera al pasado en cada momento y deje que la luz de su presencia brille fuera del ser pesado y atado al tiempo que usted pensaba que era "usted".