domingo, 29 de marzo de 2020

"Las Leyes Espirituales" (47) Avaricia y Apego 2

¿Qué pasa con la familia cuando uno decide dar el cambio? ¿Acaso no desatiende a los suyos cuando empieza a pasar tiempo ayudando a los demás?

Mira, uno de los obstáculos más fuertes que va a tener alguien que quiere empezar a cambiar, a reunirse con otras personas para hablar del interior, es que su entorno no lo va a entender y van a jugar con el sentimiento de culpa por no atender las obligaciones familiares. Fijaos y veréis que cuando una persona quiere ir a ver un partido de fútbol a la semana, que dura dos horas, que encima cuesta dinero, o bien a una discoteca o un bar, la persona no siente que abandona a la familia. Sin embargo, si la misma persona se va a hablar dos horas a la semana sobre el interior, para ayudarse a sí misma o a los demás, entonces le ponen mil y una pegas, y uno se siente culpable, al creer que abandona a la familia. Esto es por culpa del apego, es decir, de la dificultad en compartir. El apego no es amor y, si no vencéis este obstáculo, os quedaréis estancados.

¿Entonces la familia puede ser un obstáculo para el avance espiritual?

No. Lo que es un obstáculo es la incomprensión de los espíritus que no quieren avanzar ni dejan avanzar a los demás, y que utilizan todas las armas a su alcance para conseguirlo y para retener a los que quieren avanzar, incluso a quienes les unen los lazos de sangre, como la familia. Para el que vive en una familia comprensiva, la familia es un punto de apoyo para desarrollarse espiritualmente. Pero debido al escaso desarrollo de la humanidad terrestre, los que están dispuestos a emprender el despertar espiritual son minoría. Además, es muy difícil que, aunque en una misma familia haya varios espíritus afines dispuestos a luchar por avanzar espiritualmente, su despertar se dé simultáneamente. Por tanto, el pionero lo tendrá más difícil, pero es el que abrirá el camino a los demás. El propio Jesús tuvo que vencer este mismo problema, la incomprensión de su familia por apego. Le reprochaban constantemente que desatendía sus obligaciones familiares para atender sus asuntos espirituales, porque no lo comprendían. Le tachaban incluso de desequilibrado y le intentaron hacer sentir culpable, y más cuando José murió y él se tuvo que hacer cargo de la manutención de una numerosa prole. Pero no fue verdad, porque Jesús procuró materialmente por su madre y hermanos hasta que ellos pudieron valerse por sí mismos. Pero su misión era más extensa, con toda la familia humana. Esta falta de comprensión de la familia que vivió Jesús está reflejada en esta cita de los Evangelios. “Entonces él (Jesús) dijo: ‘A un profeta se le respeta en todas partes, menos en su propio pueblo y en su propia familia’”.

¿Es necesario renunciar a la familia para amar incondicionalmente?

¿Cómo puedes creer que el mundo espiritual exija a uno renunciar a la familia si precisamente es en el mundo espiritual donde se creó la familia como forma de estimular en el espíritu los primeros sentimientos? El amor de pareja y el amor entre padres e hijos son los primeros sentimientos que conoce el espíritu y se desarrollan a partir del instinto de apareamiento y el de protección de los progenitores por sus cachorros. Lo único que os digo es que para avanzar en el amor hay que abrirse a compartir, a ampliar el concepto de familia, considerando como parte de ella a todo ser espiritual. Mirad, es imposible que haya una auténtica hermandad en la humanidad si uno establece categorías a la hora de amar: los de mi familia primero, los de mi pueblo primero, los de mi país primero, los de mi raza, cultura y religión primero. Y si me sobra algo, para los demás. Esto es una forma de egoísmo disfrazada, porque lo que se da es siempre a cambio de recibir algo, no de dar sin esperar nada a cambio. Por ello, a la hora de dar se establece un escalafón, que pone primero a los que nos pueden dar más, segundo a los que nos pueden dar menos y deja fuera a los que no nos pueden dar nada. Este comportamiento egoísta vulnera la ley del amor, por mucho que haya cierta gente que intente justificar la solidaridad solo para abonados. En el momento en que tú excluyes a alguien del derecho a la solidaridad, esta palabra deja de tener sentido. Un ejemplo de hasta dónde se puede llegar con este tipo de egoísmo colectivo lo tenéis en el nazismo, que predicaba una supuesta solidaridad de raza, que se forjó a costa de suprimir y eliminar los derechos de las demás razas y creencias, y el libre albedrío de cada individuo.

Has hablado de que existe apego en la etapa de la vanidad y también en la de la soberbia. Parece que es un egosentimiento bastante difícil de superar.

Así es. El apego se inicia en la etapa de la vanidad y no se supera hasta el final de la etapa de la soberbia.

¿Entonces no existe ningún avance respecto al apego a medida que se va progresando espiritualmente desde la vanidad a la soberbia, pasando por el orgullo?

Por supuesto que sí. Pero los avances siempre son graduales. Ni es de la misma intensidad ni se alimenta de lo mismo el apego en el vanidoso, que en el orgulloso y que en el soberbio. En el vanidoso el apego es mucho más intenso, menos respetuoso con el libre albedrío de los demás, por el escaso desarrollo del sentimiento, y se alimenta del deseo de ser complacido y atendido, y de la debilidad del vanidoso para avanzar por sí mismo. En el orgullo y la soberbia el apego es menos fuerte, ya que está siendo sustituido paulatinamente por el amor, (hay una mezcla de ambos, amor y apego) y se alimenta del temor a no ser querido o del miedo a perder a los seres queridos.

¿Cómo se vencen la avaricia y el apego?

Lo contrario de la avaricia es la generosidad, es decir, que para vencer la avaricia hay que desarrollar la generosidad, tanto material como espiritual. La avaricia y el apego se vencen compartiendo lo que uno tiene con los demás, tanto a nivel material como espiritual.




viernes, 27 de marzo de 2020

Acerca de: El AMOR en los tiempos de virus


Un libro de Gabo me ha inspirado el título. Pues se trata de eso: de Amor, y de virus y cómo nos cambia la vida. Y cómo el Amor es lo único que sana todo.
La cuestión, una vez más, NO es lo que ocurre -obviamente no tenemos control ninguno, sobre nada de lo que ocurre en la Vida, en nuestras vidas-, sino CÓMO yo experimento lo que ocurre. Tengo la capacidad y la res-ponsabilidad, de cómo elijo, cómo decido, experimentar lo que está ocurriendo. Si desde la pena, el desespero, el miedo, la intolerancia y el rechazo hacia quien me puede “contaminar” …, o desde el Amor, Aceptación, Acompañamiento al otro, Confianza en la Vida … Esa es 100% mi responsabilidad. Recuerdo que responsabilidad, significa que tengo la capacidad de responder. Todos tenemos esa capacidad, salvo quien tenga algún tipo de disminución psíquica, intelectual. También recuerdo que, cuando hablo de responsabilidad, NO estoy hablando, para nada, para nada, de culpabilidad. NO es lo mismo. Nadie es culpable de nada. Sí responsable.
Dentro de ese 100% responsabilidad, entra el que no voy a permitir que me contagie ese bichito, ni ninguno. Porque yo Amo al coronavirus, lo que “no me voy con él de cervezas” (emulando a mi querida Concha Redondo), ni le permito que me infecte. Una de las muchas enseñanzas/recordatorios post-ictus.

La frase más escuchada en estos días: “Hacía tiempo que necesitaba un tiempo para mí, una parada, para hacer cosas que quería hacer y no encontraba el tiempo para ello.” 
- “Un stand-by. Necesitaba reflexionar, recapitular. ¡Voilà! Aquí lo tengo. Se trata de Aceptación de lo que es. Tú lo ves desde un punto de vista sosegado.”
Este “sosiego” lo he conseguido a lo largo de un tiempito. Después de que “se me fundieran los plomos y me iluminara del tirón” analicé toooda mi vida, hasta ese momento: mis des-ajustes físicos, mentales, emocionales; mis relaciones personales: con mis padres, con mi hija, con mis hermanos, intentos de pareja … Recomponer el puzzle de mi vida, hasta entonces. 60 años de lo más ricos y variados. Muchas horas, muchos días de reflexionar y dejarme Sentir. 
Hubo cuestiones que me costó mucho-mucho tiempo de asimilar, de asumir que había sido así porque tenía que experimentarlo. La Vida me ha dado varios revolcones gordos. Y gordos. Grandes cambios, porque la Vida es un constante Cambio. Y si me empeño en que todo siga igual … lo voy a pasar muuuuuuuuuuuuuy mal. Muy mal.
Los humanos hemos nacido para SER FELICES. Al momento presente lo tengo clarisíiiiiiisimo. He venido a EXPERIMENTAR la Vida. Experimentar todo lo bueno que la Vida me propone. Siempre puedo decirle que no, o complicarme la vida, como solemos hacer los terrícolas.
Estoy en un momento único y maravilloso que no cambio por nada. Doy por bueno todo lo vivido, todo lo sufrido (por elección propia, según asumo ahora), porque todo-todo-todo, me ha traído a este momento Mágico y Maravilloso en el que me encuentro.
SIEMPRE: LA CUESTIÓN NO ES QUÉ OCURRE, SINO CÓMO YO EXPERIMENTO LO QUE OCURRE.

Hasta donde vengo experimentando, es muy bueno, es necesario y obligatorio -dentro de que nadie nos puede obligar a nada- lo de reflexionar, recapitular, hacer una introspección. Lo deberíamos hacer lo más de vez en cuando que se nos ocurra. ¿Qué tal todos los días, al terminar el día y re-capitular cómo me ha ido, cómo lo he experimentado, qué he aprendido/recordado … … ...?
Recuerdo que, todos los últimos días del mes, comparto un cartel que me parece de lo más básico para Vivir. El cartel dice: “La Vida es simple” y pregunta “¿Eres feliz?” Da 2 opciones: Sí y No. En la opción del “Sí” dice “Sigue así”. En la opción del “No”, vuelve a preguntar “¿Quieres cambiar?”. De nuevo tienes la opción del “Sí” y del “No”. Si quieres cambiar, obviamente, tienes que hacer las cosas de forma diferente a como las estás haciendo hasta ahora. Si no quieres cambiar, sigue igual, para que todo continúe lo mismo. ¡Elemental! Y lo mejor: TODO ES PERFECTO Y CORRECTO. Sólo que no te quejes, si no quieres hacer cambios en tu vida y sí pretendes que vaya diferente. Ya lo dijo Alberto, de apellido Einstein, que sabía muuuuuuucho de energía y vibración “No puedes solucionar una cuestión, desde la misma vibración que se creó”.
COHERENCIA, es algo que considero fundamental en mi Vida: Que lo que pienso, lo que siento, lo que hablo, lo que hago y comparto, vayan en la misma línea. Eso me da una PAZ que nunca antes había experimentado.

No voy a entrar en consideraciones de lo que promulgan, cada vez más autores, de que todo esto que estamos viviendo es una orquestación de lo que llaman "La Élite", "El Nuevo Orden Mundial" o diferentes nombres.
No me creo todo lo que leo. No me creo todo lo que escucho. Sobre todo si viene de los estamentos "oficiales", comprados por ... ... ... Tengo experiencia, por mi trabajo en Emergencias 112 Andalucía, de cómo se manipula la información que aparece en los periódicos y la televisión: medios de des-información y manipulación masiva.
También ahí, y más aún, se debe mostrar el AMOR, puesto que esos seres, al parecer, no voy a entrar en juicios, carecen de ese sentimiento, al no importarle que miles de personas, mueran por un virus que ellos mismos han provocado, creado y alimentado para sus intereses particulares. ¿Y si esas personas han elegido morir por Amor precisamente, en esta su experiencia terrícola? Otra cuestión que sería un tema aparte. TODO ES PERFECTO Y CORRECTO. Me remito al compartir de Emilio de su experiencia personal, después del terremoto de Haití de 2010. " https://espaciohumano.com/entrevista-con-emilio-carrillo/

Estamos sobre-saturados no: lo siguiente, atascaos de información, en todos los sentidos. Prima más la información que llamo catastrofista. Nos creemos (nos metemos todos) que la información que comparto, es la mejor, y que todo el mundo debe conocerla. Yo decido, aquí también, qué es lo que leo/escucho, más bien poco de casi nada. Si me llamas irresponsable por eso: me da igual. Recuerda: tú eres mi espejo: el irresponsable eres tú.
Esta situación está sacando lo mejor del ser humano”, como me comparten algunos. Así se está viendo en muy diversas situaciones. La solidaridad, empatía, acompañamiento ... ... ... También lo peor: las peleas con los madrileños "Porque son unos irresponsables y han venido a contaminarnos". El temor a que tu progenitor, por estar dentro de la llamada "población de riesgo" te pueda contaminar. No exagero. Te lo aseguro. ¿Nos estamos deshumanizando?

Otra cuestión que no entiendo de esta milonga es que: precisamente lo que llaman "población de riesgo", que somos las personas a partir de una cierta edad, nos niegan lo que nos recomiendan por activo y por pasiva, tooooooooooooooooodos los médicos/terapeutas/sanadores del mundo mundial, desde hace siglos: Haz ejercicio, aunque sea 1/2 hora de andar *al aire libre*, relaciónate con otras personas, con tu familia, tus nietos (para el Corazón, los huesos, las articulaciones, evitar depresiones, el Sol es la mayor fuente de vitamina D ... ... ...). "Casualmente" es a esa población, a la que se nos niega todo lo que nos han estado recomendando como buenísimo para nuestra salud.
¿Será que quieren una "limpieza" de personas mayores, sí o también? A poco que reflexione, cuando termine esta historia, quien no se haya muerto por el virus, estará echo polvo: depresivo, artrítico, medio inválido ... No quiero decretar. Personas mayores y no tan mayores. Personas con claustrofobia ¿cómo lo llevan?. No le doy más vueltas, aunque no lo entiendo. No lo comprendo.
Hace tiempo que decidí no pretender entender ni comprender (no es lo mismo) todo lo que ocurre en mi vida. Ahí entra la ACEPTACIÓN, que NO es resignación, sino asumir que TODO ES PERFECTO Y CORRECTO. RENDICIÓN. Aunque mi lorito proteste.

Y entro de lleno en el meollo de lo que comparto, que es aplicable a otras muchas situaciones:
La primera cuestión a plantearse -respecto al susodicho virus, o cualquier otra circunstancia dis-armónica- sería, las creencias personales sobre QUIEN SOY. Se me ocurren 2 opciones.

1.- Si yo creo que soy solamente este cuerpito físico, este personaje que tengo en esta experiencia terrícola: Encarna, Paloma, Carmen, Carlos, Alberto, Mari Carmen …, entonces obviamente lo voy a pasar muy canutas. Y muy canutas. Cuando chateo o hablo con alguien, le pregunto “¿Qué es lo más que te puede pasar? Que te mueres.” Morirnos, nos vamos a morir todos. Al menos de momento. Desde el momento en que nazco, ya estoy muriendo. Amén de que la Muerte NO existe. Es sólo una transformación. Vista desde el punto 2 que es como lo experimento.
La cuestión es que no me quiero hacer conSciente de ello. La teoría la sé: siempre, siempre. Sé muchísima teoría. La cuestión es integrar esa teoría y experimentarla en vivo y en directo. Eso es lo que te da la “iluminación”. La Sabiduría.
Repito: si te quedas en la parte física exclusivamente, las vas a pasar muy negras, o moradas. Muy chungas.

2.- Soy mucho, y muuuuuucho más que este cuerpito físico. La Teosofía habla de la constitución septenaria del Ser Humano. Créetelo o no. Sí Siente que eres más que esto físico que habla, ve, palpa, se mueve … … … Algo perfecto, por otro lado. De una perfección de la que no solemos hacernos conScientes. Y que no solemos agradecer.

Conversación güasera con un Almita.
S Encarna ¿Como andas?
E: Hola Corazón 💜 Yo muy bien. Como siempre. 😁 Espero que tú también y tu familia.
S: Me alegro. Yo bien aunque un poco aburrida

Le comparto un vídeo donde, una familia de patos, andan a sus anchas por un puente, delante del coche patrulla de Policía Nacional, que se plantean -de broma, claro está- si multarlos, por salir a la calle.
E: La vida con humor es más Vida. Le comento en el vídeo.
S: No sé yo estoy agobiada. Con el encierro. La falta de libertad.
E: 
La Libertad no es salir o no salir a la calle. La Libertad es la que yo(tú) siento dentro. Y esa no me la quita nadie. 

Le hago unas reflexiones.
Esta es una de esas ocasiones en las que: Si tú no te paras, la Vida te para. A nivel personal puede ser una enfermedad, un accidente de tráfico, un … algo. Esto es lo mismo, a nivel global.
Todo, todo, todo tiene su lado positivo. Los humonitos estamos machacando el planeta, de mala manera. Con este Retiro -que no encierro, ni confinamiento- que estamos teniendo, aunque sea algo involuntario para muchos, la Naturaleza se está regenerando. Se está limpiando. Dejamos de echar porquería, tanto al Mar, a los Ríos. A la Tierra. Todo, todo, todo, tiene su lado positivo.
Te agobias porque nunca has estado a solas contigo misma. Por lo menos a mi, es lo que me está enseñando/recordando. Estoy aprendiendo mogollón, mogollón, mogollón, de esta situación. Una de las muuuuchas cosas que me está recordando, y eso ya lo sabía: Menos mirar fuera y más mirar dentro. Si no quieres mirar dentro de ti, es normal que estés agobiada.
¿Que no quieres aprender/recordar lo que la Vida te está mostrando ahora mismo? Pues: esa es tú decisión.
Yo sí decido VER. No aprender, sino re-cordar (volver al Corazón). Tengo muy claro que soy muuuucho más allá de este cuerpito físico. Muuuucho más allá. La cuestión es que, claro, si te quedas en este cuerpito físico, en el personaje que estás representando: Fulanita, estudiante/trabajadora-o-lo-que-sea … … … Si te quedas en el personaje, es normal que estés agobiada.
Siempre voy muuuucho más allá del personaje. Me lo tomo como espectadora de la Vida. Esto es lo que llamo El Gran Teatro del Mundo. Tu vida es una película, donde tú eres el guionista, el director, el actor principal, el actor secundario. Todo.
Te comparto mi visión, muy personal, como siempre, de la situación. Cuídate mucho.”

“””-Maestro ¿cual es el secreto de tu serenidad?
-Cooperar incondicionalmente con lo inevitable.”””
Pequeña historia Zen.

No estás deprimido, estás distraído” de Facundo Cabral. Un hombre feliz que, en un segundo pierde a su mujer y su hija, en un accidente de avión. Se fue con la Madre Teresa de Calcuta, a seguir regalando el Amor que llevaba dentro y que le rebosaba. 💖 ÉL DECIDIÓ. 

Que va a visitar a su madre, después de varios años sin verla, y se encuentra que hacía unos minutos que se había muerto.

Su padre abandonó a su madre y a sus otros 6 hermanos pequeños. Aún así, ya de mayor, fue capaz de perdonarlo y hacerse su mejor amigo. 

SIEMPRE YO DECIDO CÓMO EXPERIMENTAR LO QUE OCURRE: SI DESDE EL AMOR, O DESDE EL MIEDO. 


Otra conversación con un Almita de Argentina (tierra con la que siento una conexión muy especial):
M: Hola Bella. Cuando gustes llámame … Estoy en bastantes decisiones … Abrazos.
E: Hola Corazón. Cada día tomo menos decisiones. Presencia. Momento presente.
M: Me alegro por tu decisión.
Eso NO quita que “Me gustaría … … ...” Sólo que SIN APEGOS, SIN EXPECTATIVAS. Que son los que originan el sufrimiento. 
A poco que reflexiono: NO nos damos cuenta de cómo nos machacamos con el vocabulario. NO estoy de “confinamiento”, de “desasosiego,” sino de retiro voluntario, con una Paz inmensa. NO #mequedoencasa porque me obliguen, sino porque así lo elijo conScientemente. Lo he hecho: no salir durante 8 días, ni al súper, que siempre puede ser una buena excusa. 

Cambio: "tengo problemas", por tengo experiencias.

Cambio "lucho" por ...;: colaboro amorosamente con lo inevitable.

Cambio "controlo" mis emociones, aprendo a gestionar mis emociones.

Cambio "tengo que", o "debo de", por DECIDO, ELIJO. 
Cuando mi mente cambia de percepción, cambia mi Vida. 
Cuando digo "pero" normalmente estoy anulando, de alguna forma, lo anterior.
Cambio "pero" por Y si no quiero anular lo anterior. 😊
La mente NO distingue entre lo que considero real, y lo que considero imaginario. 😇
Ahora, más que nunca LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA: QUE PIENSO, QUE HABLO, QUE ESCRIBO, QUE COMPARTO, QUE CANTO.


E: CREER ES CREAR 💖 Siempre: Yo/tú decido en qué pienso/Siento. 🤔💗 Qué Creo. 😇 Que energía emito al Uni-verso.
S: Cuesta aplicarlo pero se intentará

🌈: Si lo "intentas" no lo haces nunca. ¡Hazlo! ¡Se puede!

S: Siii a veces no sé como gestionarlo

🌈: Auto-observarte, y cambiar de pensamiento cuando te des cuenta. Repetir pensamientos positivos. Puede que, al principio, tu mente te diga que es una tontería. Con el tiempo, lo asumes como propio. Igual que has aprendido tantas cosas por repetición, desde pequeña, también aprenderás a cambiar el chip de tu mente. 

Es cuestión de que así lo decidas.

Tengo muy claro de que todo los des-ajustes físicos -incluido contagio por cualquier virus- van más allá: alguna historia que mi mente, mis sentimientos, no están gestionando de la mejor manera posible. De nuevo es mi experiencia muy personal e intransferible. Cuando tengo esos des-ajustes (infarto isquémico cerebeloso derecho, o cualquier otro) aprendo/recuerdo a VIVIR, no a sobre-vivir, que es lo que estuve haciendo hasta entonces. El miedo. La carencia … … … Cuando me doy cuenta de que ese tan escuchado “Día de mañana”, ni siquiera dentro de un nanosegundo … no sé si voy a estar viva, o en qué condiciones … … … Todo cambia. Voy a VIVIR EL MOMENTO PRESENTE, que es lo único que puedo experimentar. Una vez más: la teoría la sé. Cuando le experimento, es cuando cambio todo. El conocimiento adquirido en libros, vídeos … está bien. Sólo que si no lo EXPERIMENTO, no me sirve de nada. Al menos a mi. La teoría sola no me vale.

Lo mejor de todo: TODO ES PERFECTO Y CORRECTO. Me costó un tiempito -o tiempazo- asimilar esa frase que escuché a Emilio. Mi lorito (mente) no paraba de protestar: “Sí, hombre, como que esto y esto y esto … es perfecto ...” Recomiendo la práctica de la ventana, que propone el mismo Emilio, para darte cuenta, de una vez por todas, de que ES ASÍ. https://www.youtube.com/watch?v=sIsrxtigNsI
❓❓❓De verdad "Aquí aquí hay algo que no funciona, que tendría que ser de otra manera, que habría que cambiarlo"❓❓❓😃😄😁
¡¡¡Esta es la CLAVE!!! En el Uni-verso NO existe nada por CASUAlidad.
¡Ojo!: NO estoy hablando de determinismo, porque repito: la cuestión no es lo que ocurre, sino cómo yo experimento lo que ocurre. En vez de sumirme en el sufrimiento, en la pena, en la queja; yo decido Vivir de forma positiva, y sacarle todo-todo-todo lo positivo que tiene la situación. Todo, que siempre es muchisíiiiisimo.

Sólo algunas sugerencias:
ACEPTO + CONFIO + FLUYO.
Auto-observarte, es la Clave para tu Gran Cambio.
Des-aprender y des-aprender y des-aprender los viejos sistemas de creencias. Re-programa tu mente con lo que sientes que es mejor para ti.
Relativiza todo: No te tomes nada personalmente.
Sin expectativas.
Si yo puedo, tú también puedes.
El Uni-verso está en constante cambio. Yo/tú que formo parte de ese Uni-verso me voy a dejar llevar y no voy a poner resistencia. Eso es Fluir.
Siempre: yo decido cómo quiero experimentar lo que ocurre.
AGRADECER todo lo que me muestra el otro, que siempre, es mi espejo.
MÁS SENTIR Y MENOS PENSAR.
Medita, no cómo pensar en lo que ocurre (que también), sino como PRESENCIA. Momento presente = Momento maravilloso.
Usa la imaginación en positivo: Imagina tu cuerpo por dentro, la sangre corriendo por tus venas, tus neuronas conectándose, el proceso de ver dentro de tus ojos, mis celulitas hablándose unas a otras ¡Me lo paso pipa!
Mírate al espejo por la mañana y dite un piropo: "Hola guapetona. Hoy es el mejor día de tu Vida"
Agradece a tus rodillas, a tus huesos, a toooodo tu cuerpo, por lo bien que funciona, aunque no siempre lo cuides de la mejor forma.
A C T I T U D ante la Vida.
Re-cordar: ¡¡¡LA VIDA ES PURITITA MAGIA!!!
Co-crea aquello en lo que Crees (no lo que los otros te dicen que creas).
COHERENCIA. De seguro que te trae una Paz increíble.
Nada es "casual".
Aprovecha todos los REGALOS de la Vida.
Como a ti mismo. No puedo dar lo que no tengo.
Tiempo para ti misma. Aunque sea mirar las musarañas. No necesariamente leer/escuchar ... SILENCIO.
Disfruta las pequeñas/grandes cosas de la Vida.
Olvida mi lista y ¡¡¡V I V E!!! ¡¡¡E X P E R I M E N T A!!! ¡¡¡D I S F R U T A!!!

Mi conclusión, una vez más: El AMOR TODO LO PUEDE, TODO LO TRANSFORMA. Es lo único que puede cambiar esta situación. Y puede cambiar/revertir todas las situaciones disarmónicas en mí mismo, y por ende en el Planeta Tierra y restos de Universos. Porque la responsabilidad no es solamente con el Planeta Tierra, ya que afecta también, al Uni-verso al que pertenecemos, y al resto de Omniversos. Una vez más: "Como es abajo es arriba, y como es arriba es abajo. Como es adentro, es afuera." Como es en lo micro (pequeño) es en lo macro (grande). Y viceversa.

Bibliografía recomendada y que está en internet:
-El Poder del Ahora.- Eckarth Tolle.
-El Kybalión.- Hermes Trismegisto.
-Los Cuatro Acuerdos Toltecas.- Dr. Miguel Ruiz
-Las Nueve Revelaciones – James Redfield

¡¡¡Gracias Corazón por leerme hasta el final!!!



domingo, 22 de marzo de 2020

"Las Leyes Espirituales" Vicent Guillem (46) Avaricia - Apego

¿Podrías definir en qué consiste cada uno de esos egosentimientos para que me haga una idea más exacta?

Sí. Empecemos por la avaricia y el apego. Los analizaremos de forma conjunta porque, como veremos, el apego es una derivación avanzada de la avaricia.

Avaricia-Apego.

La avaricia es el afán excesivo de acumular bienes materiales. La persona avariciosa es aquella que tiene mucho para dar, materialmente hablando, pero se niega a compartir lo que considera suyo con los demás. Cuando el espíritu avanza en el conocimiento de los sentimientos pero mantiene su incapacidad para compartir, la avaricia material se transforma en avaricia espiritual. La avaricia espiritual es el apego, o dificultad para compartir el cariño de las personas que son consideradas incorrectamente como propiedad de uno, por ejemplo, los hijos, la pareja, etc. El que sufre de apego solo quiere querer a unos pocos y suele exigir que los demás hagan lo mismo. Hay mucha gente que equivocadamente cree que ama, y dice que sufre mucho porque ama mucho, cuando en realidad lo que le ocurre es que sufre de apego y por apego. Solo cuando el espíritu avanza comienza a reconocer la diferencia entre amor y apego.

¿Puedes explicar la diferencia entre amor y apego?

Sí. Cuando uno ama procura respetar el libre albedrío de la persona querida y el suyo propio. Intenta hacer lo posible para que la persona querida sea libre y feliz, aunque ello implique renunciar a estar con esa persona. En el caso del apego, la persona que lo padece está pensando más en satisfacer su propio egoísmo que en el bienestar de la persona querida. Por ello tiene tendencia a vulnerar el libre albedrío de la persona a la que supuestamente quiere, reteniéndola a su lado en contra de su voluntad o coaccionándola para que haga lo que uno quiere, obstaculizando al máximo las relaciones con otros seres, a los que considera su “competencia”. Aquel que ama de verdad no es posesivo con la persona amada, ni se molesta porque la persona amada quiera también a otras personas. Puede que el apego se agote, pero el amor verdadero, el amor auténtico, no se gasta. Por querer cada vez a más personas no significa que se quiera menos al resto. Pero el apego nos hace creer que sí. Que lo que se le da a los demás se nos quita a nosotros. El que siente apego exige, obliga y fuerza los sentimientos. Siempre espera algo a cambio de lo que hace. Está muy pendiente de exigir, de recibir y solo da por interés, a condición de que se le dé primero lo que ha pedido. También por apego uno puede vulnerar su propio libre albedrío y obligarse a hacer cosas que no siente. El que siente auténtico amor da incondicionalmente y deja libertad a los sentimientos. No obliga, ni fuerza, ni exige nada a cambio de la persona a la que ama.

Me vendría bien algún ejemplo que me aclarara las diferencias.

Vale. Imagina que dos personas que dicen amar a los pájaros se encuentran.
La primera los tiene alojados en bellas jaulas doradas, en una habitación climatizada. Les da pienso de alta calidad y agua de manantial embotellada, y los lleva al veterinario periódicamente. La segunda simplemente les lleva comida al parque, los acaricia cuando se posan y les atiende cuando están heridos y no pueden volar.
La primera persona dice: “¡Cuánto quiero a mis pájaros! Me gasto una fortuna en ellos para que tengan todas las comodidades que no tendrían si vivieran salvajes! ¡Pero me duran tan poco! Siempre están enfermos y por mucho que me gasto en medicamentos y en veterinarios se mueren prematuramente. ¡Cuánto me hacen sufrir! ¿Qué puedo hacer?”.
La segunda persona dice: “Los pájaros que yo cuido no me pertenecen. No están encerrados en jaulas, sino que viven en libertad. Soy feliz porque sé que ellos no están conmigo obligados por los barrotes de una jaula, sino porque lo han elegido libremente. Soy feliz porque los veo vivir como ellos quieren, volando en libertad. Sus pájaros, amigo mío, se mueren de pena, porque no son libres. Abra sus jaulas para que puedan volar en libertad y vivirán porque serán libres, porque serán felices”.
El primero responde: “¡Es que si les abro la jaula se escaparán y ya no los volveré a ver!”.
El segundo responde: “Si se escapan es porque han estado retenidos en contra de su voluntad y se alejan de lo que para ellos es una vida de esclavitud. Mis pájaros no huyen de mí, porque saben que son libres de ir y venir cuando les plazca. Al contrario, cuando me ven llegar al parque acuden inmediatamente, me rodean y se posan sobre mí”.
El primero dice: “Lo que usted tiene es lo que yo deseo. Que mis pájaros me quieran”.
El segundo dice: “Lo que usted quiere jamás lo obtendrá por la fuerza. Les ha colmado de comodidades para intentar compensarles de la carencia de lo que más ansían: volar en libertad. Si realmente les quiere, deje que vivan su vida en libertad”.

¿Quién es el que ama y quién es el que siente apego?

Siente apego el que quiere al pájaro enjaulado. Siente amor el que quiere al pájaro libre.

¿Me puedes poner un ejemplo de cómo se vulnera el libre albedrío de otra persona a través del apego?

Sí. Hay apego en la madre que retiene a los hijos a su lado cuando estos ya son mayores y quieren independizarse por diferentes motivos, bien porque han encontrado una pareja o porque desean estudiar o trabajar lejos del hogar, etc. La madre que tiene apego intentará imponer su necesidad de estar con ellos, no respetando que ellos quieran vivir su vida de forma independiente y, de no conseguirlo, se sentirá emocionalmente herida y llegará a decir incluso que sus hijos no la quieren, intentando hacerlos sentir culpables para tratar de retenerlos a su lado. Hay apego en el padre que exige que sus hijos se dediquen a tal o cual profesión, que deben estudiar tal o cual carrera, si no, serán desheredados. Hay apego en el novio que le dice a su novia la ropa que puede y no puede ponerse, a qué hora debe entrar y salir de casa, con quién puede y no puede relacionarse. Este falso amor, el apego, es como una cadena, una jaula que aprisiona al ser objeto del apego, convirtiendo en carcelero al que se deja llevar por él, porque, como la persona que tenía enjaulados a los pájaros, el que sufre de apego ni vive ni deja vivir.

Me ha parecido lógico que dijeras que por apego uno vulnera el libre albedrío de los demás, pero me ha sorprendido que dijeras que por el apego uno puede vulnerar su propio libre albedrío. ¿Me puedes poner un ejemplo de cómo se vulnera el propio libre albedrío cuando se siente apego?

Pues sí. Por ejemplo, la misma madre del ejemplo anterior cuando se inhibe de realizar algo que su interior necesita, como, por ejemplo, dedicar tiempo a ayudar a otras personas fuera de la familia, debido a que cree que al hacerlo desatiende a la suya propia, a sus hijos o a su marido. Si la persona no supera el apego se sentirá culpable cuando atienda los asuntos que le llenan interiormente e incluso llegará a inhibirse de realizarlos por ese mismo sentimiento de culpabilidad.

Esta última manifestación de apego sí que me resulta sorprendente, ya que normalmente las personas que están muy volcadas en la familia suelen ser consideradas personas muy amorosas.

Ya. Es porque el apego está muy arraigado dentro de vuestra cultura y se confunde a menudo con el amor. Mucha gente, debido a la educación que ha recibido, lo tiene tan arraigado que lo ha interiorizado como algo propio de su personalidad. A la mujer se le hace sentir culpable cuando no está el 100% del tiempo dedicada a su marido, a sus hijos o al trabajo, y cuando dedica tiempo a personas fuera de su familia se expone a ser objeto de habladurías por parte incluso de personas de su propia familia que dicen mirar por su bien, que intentarán hacerle sentir culpable con comentarios del tipo: “Quieres más a esa gente que a los de tu propia familia” o “¿Qué se te ha perdido a ti por ahí? Tu sitio está aquí, con los tuyos” o “¡Qué van a pensar de ti!”. Aunque el hombre ha dispuesto tradicionalmente de mayor libertad, no está exento ni de sentir el apego ni de que los demás le culpabilicen por apego cuando dedica tiempo a ayudar a otras personas que no son de su familia, de su círculo de amistades, de su pueblo o cultura, sobre todo si de ello no va a sacar ningún rendimiento económico.

Pero digo yo que, cuando uno se está dedicando a la familia, también habrá algo de amor ahí, ¿no?

Por supuesto. Una cosa no quita la otra. Ya lo he dicho y lo repito: el amor verdadero no se gasta. Uno puede querer cada vez a más personas sin que por ello deje de querer a su familia. Pero a mayor capacidad de amar, mayor compromiso con un mayor número de personas, y el tiempo del que se dispone habrá que repartirlo entre más gente. Esto puede ser percibido por las personas que sufren de apego como que se les quiere menos, pero no es así.




domingo, 15 de marzo de 2020

"Las Leyes Espirituales" Vicent Guillem (45)

Pero ¿qué es amarse a uno mismo?

Ya lo he dicho. Amarse a uno mismo es reconocer las necesidades afectivas propias, los sentimientos, y desarrollarlos para que sean el motor de nuestra vida.

¿Entonces es bueno quererse a uno mismo?

Por supuesto que sí. La autoestima es necesaria para ser feliz. Nuevamente lo repito: a lo que uno tiene que renunciar es al egoísmo, no al amor. Si uno no se quiere a sí mismo, ¿de dónde sacará la fuerza y la voluntad necesarias para amar a los demás? Vivir sin sentir es casi como estar muerto. Por ello muchas de las personas que viven sin sentir desean morir, porque albergan la falsa esperanza de que al morir se acabará su suplicio y así ellas mismas inician el proceso de autodestrucción de su cuerpo que llamáis enfermedad. Muchas enfermedades provienen de que la persona es incapaz de amarse a sí misma. Son aquellas personas con un nivel de autoestima muy bajo las más propensas a tener enfermedades del sistema inmunitario, como leucemias, linfomas y enfermedades autoinmunes. Estas últimas, las enfermedades autoinmunes, tienen que ver además con un sentimiento de culpa muy arraigado. Estas personas están tan deprimidas que difícilmente podrán darse a los demás. Primero tendrán que resolver su falta de autoestima.

¿Y cuáles son los pasos a seguir para amarse a uno mismo?

Primero, reconoced las necesidades afectivas propias, los sentimientos, y permitid que afloren para que toméis conciencia de que existen. Es decir, dejad de reprimirlos y pasad a desarrollarlos, para que sean el motivo de vuestra vida. Segundo, a la hora de actuar, hacedlo por lo que sintáis y no por lo que penséis, no por lo que os han enseñado que es correcto, si esto va en contra de lo que sentís. No permitáis que vuestros pensamientos, que están condicionados por multitud de razones, ahoguen vuestros sentimientos.

Mucha gente se preguntará si merece la pena dar ese paso.

Os aseguro que merece la pena, porque a medida que actuéis conforme a vuestros sentimientos comenzaréis a experimentar un poco de lo que es la auténtica felicidad, la felicidad del interior, que solo da el amor. También así evolucionaréis espiritualmente. Jamás renunciéis a vuestros sentimientos, porque es lo único por lo que merece la pena luchar y vivir. El principio es lo que más cuesta, porque la tuerca puede estar muy apretada. Habrá que poner mucha fuerza de voluntad, hasta que la tuerca empiece a ceder. Pero luego el camino se suavizará y los sentimientos que vayáis experimentando llenarán vuestro interior (¡¡de amor, sí!!) como jamás habíais sentido antes, y esto os dará fuerzas para continuar.

¿Y qué hay que hacer para amar a los demás?

Intentad ver a los demás como a vosotros mismos. Sed conscientes de que son hermanos, de la misma esencia y con las mismas necesidades del interior que vosotros. Todos tenemos las mismas capacidades y todos necesitamos amar y ser amados en completa libertad para ser felices. Si yo tengo sed después de estar caminando un buen trecho bajo un sol de justicia sin haber podido beber, ¿no ha de ocurrir que cualquiera en esas mismas circunstancias sentirá más o menos el mismo deseo de beber que yo? Pues con el amor ocurre lo mismo que con el agua. Todos sufrimos cuando se nos priva del amor y todos nos reconfortamos cuando se nos da. Por lo tanto, si observamos a alguien que está sediento de sentimiento, vayamos a darle de beber amor, al igual que cuando nosotros estuvimos sedientos de amor, hubo otros que nos dieron de beber.

¿Y si a pesar de nuestra buena intención hacia los demás recibimos ingratitud, desprecio o burla a cambio?

Cuando alguien os haga daño comprended que es por falta de evolución en el amor y que esta circunstancia la hemos de aprovechar para mejorarnos a nosotros mismos, porque seguramente si despierta algo negativo en nosotros es porque ese algo negativo todavía está en nuestro interior y debemos trabajar para eliminarlo. Como ya he dicho, hasta que el amor no se dé de forma incondicional, no podemos considerar el trabajo concluido, y el que encaja mal la ingratitud todavía no ha llegado a la meta, ya que en cierta forma todavía espera algo a cambio de lo que da.

Y alguien dirá: “¡Buf! Qué difícil es eso, porque si yo decido cambiar, pero los demás van a seguir igual, ¡cuántos golpes voy a recibir! No sé si merece la pena”.

Y yo pregunto, ¿no es mejor que a uno le intenten dar golpes que uno pueda tratar de esquivar, a que los golpes se los dé uno mismo? Porque la gente que vive en el desamor es la que se está golpeando a sí misma y la que impide que nadie se acerque para quererla.

Lo que dices tiene sentido. Sin embargo me siguen surgiendo dudas.

Exponlas libremente.

Antes has remarcado la importancia de no reprimir los sentimientos, de que hay que expresarlos. Pero por otro lado hablas de la importancia de tener en cuenta las necesidades afectivas y los sentimientos de los demás. Y aquí va la pregunta: ¿no ocurre que hay sentimientos negativos como el odio, la rabia, la ira o el rencor que si los exteriorizamos pueden dañar a los demás? ¿Cómo se pueden exteriorizar los sentimientos sin hacer daño a los demás al mismo tiempo? ¿No son ambas acciones contradictorias entre sí?

Como tú lo has enfocado resulta una contradicción. De nuevo es necesario que aclaremos los conceptos para no generar confusión por un problema de insuficiencia del lenguaje, que utiliza la misma palabra, la de sentimiento, para definir cosas que son totalmente opuestas. Cuando yo antes hablaba de que hay que dejarse llevar por los sentimientos, me refería a los sentimientos que nacen del amor, que para distinguirlos habría que llamarlos amosentimientos, que siempre son positivos, claro. Los que nacen del egoísmo, o de la lucha entre el amor y el egoísmo, aquellos que hemos llamado sentimientos negativos o egosentimientos son otra cosa, por lo que hay que tratarlos de forma diferente (hablaremos de ello más adelante). Ciertamente, hay que evitar dejarse llevar por ellos porque podemos hacer mucho daño a los demás. En cualquier caso, el reprimirlos no conduce a nada. Solo a que nos hagan daño por dentro.

¿Podrías mencionar alguno de esos egosentimientos?

Algunos ya los hemos mencionado cuando hemos hablado sobre la vanidad, el orgullo y la soberbia, porque son manifestaciones del egoísmo. Pero ahora los trataremos con mayor profundidad, sobre todo los que son más complejos y confusos de comprender, como el apego.

Estos son los más importantes:

1. Avaricia, codicia, lascivia, odio, agresividad, envidia.
2. Apego, absorbencia, celos, ira, rencor, impotencia, lujuria, culpabilidad, miedo, tristeza.

Todo esto me recuerda a los siete pecados capitales, ¿tiene algo que ver?

No son pecados, sino manifestaciones del egoísmo, aunque cierto es que si uno se deja arrastrar por ellos puede llegar a cometer gran cantidad de actos contra la ley del amor y la del libre albedrío, que tendrá que reparar.

¿Por qué los distingues en dos grupos?

Los primeros son manifestaciones del egoísmo más primitivas. En los segundos, aunque son también manifestaciones del egoísmo, hay un componente adicional, y es que ya hay implícito un conocimiento mayor de lo que son los sentimientos.



domingo, 8 de marzo de 2020

"Las Leyes Espirituales" Vicent Guillem (44) La Ley del Amor:

Toda esta exposición me ha generado un montón de preguntas más que me gustaría exponerte y que me fueras aclarando. Tienen que ver sobre todo con las emociones, los sentimientos, las diferentes manifestaciones del egoísmo que has presentado (vanidad, orgullo, soberbia). Me gustaría conocer algo más de ellas.

Adelante, pregunta.

Antes has dicho que el sentimiento y el pensamiento tienen origen distinto y que el egoísmo procede de la mente. ¿Quieres decir con esto que pensar es malo en sí mismo?

En absoluto. Lo que he querido decir es que es necesario que aprendáis a distinguir entre lo que sentís y lo que pensáis, porque a través de la mente es por donde se filtran al espíritu los pensamientos egoístas que os acaban confundiendo. El pensamiento no es malo en sí mismo. Solo cuando oprime al sentimiento. Cuando el pensamiento está en armonía con lo que se siente es un valioso instrumento al servicio del sentimiento, para que el sentimiento se transforme en acto amoroso. El problema de vuestro mundo es que se os ha enseñado a pensar sin sentir y, si el pensamiento no tiene la inspiración del sentimiento, se pone al servicio del egoísmo. La evolución en el amor también pasa por aprender a modelar el pensamiento con la voluntad del sentimiento y no con la del egoísmo.

No acabo de entender lo que quieres decir, ¿podrías exponer un ejemplo?

Claro. Imagina que ves a una persona muy querida, que tú eres hombre y que ella es mujer, y que hace un tiempo que no la ves. El sentimiento que tienes por esta persona te hace experimentar alegría y necesidad de expresarle cuánto la quieres, dándole un abrazo. Sin embargo, imagina que estás al lado de personas con prejuicios sexistas, que no encajan las relaciones de amistad profunda entre personas de diferente sexo y que luego sabes que os van a criticar y calumniar. Al ser consciente de este inconveniente cambias tu decisión y reprimes tus sentimientos, de manera que al ver a la persona querida manifiestas indiferencia por temor al qué dirán, y solo le das la mano de forma correcta.
En este caso el pensamiento, motivado por el análisis mental de la situación, ha cambiado el sentimiento, es decir, lo ha reprimido, ya que el sentimiento inicial era de alegría y tras la reflexión mental ha quedado en indiferencia. Este es un ejemplo de cómo el pensamiento oprime al sentimiento.

Pero entiendo que en la situación que has expuesto también hay que ser prudente, porque si quieres a la persona la puedes meter en un lío cuando te expones innecesariamente. Puedes buscar un momento más adecuado en un ambiente menos inquisitorio para hacer lo que sientes.

Ciertamente. Ser prudente es una virtud. La prudencia hay que ponerla para respetar el libre albedrío de los demás, porque muchas veces nuestras opiniones no van a ser entendidas o respetadas. Pero hay que intentar tener cuidado de no disfrazar el miedo con la prudencia. La prudencia modera la manifestación cuando las circunstancias no son propicias, pero no ahoga el sentimiento. El miedo sí. Si el miedo se apodera de la persona, esta reprimirá la expresión de los sentimientos, incluso en situaciones en las que no haya una amenaza o circunstancia adversa real, porque esa amenaza ya se encarga el miedo de convertirla en realidad en la mente. La represión empieza en el momento en que uno se inhibe de tomar decisiones respecto a su propia vida por miedo a la reacción de los demás.

¿Y de dónde vienen esos condicionamientos mentales que reprimen los sentimientos?

Una parte procede del egoísmo propio y la otra de la educación recibida desde la infancia, que en vuestro planeta es fuertemente represiva con los sentimientos. Durante mucho tiempo, vuestra forma de educar ha puesto el énfasis en el desarrollo de la mente y se ha utilizado a la propia mente para que reprima el desarrollo de los sentimientos. Los niños vienen a este mundo abiertos de par en par para manifestarse tal y como son, con un gran potencial para sentir y expresar sus sentimientos. Pero ya desde pequeños son condicionados para que experimenten apego en vez de amor, para que repriman los sentimientos, la alegría, la espontaneidad y para que se sientan culpables cada vez que experimenten algo de felicidad. ¿Qué es lo que se les ha enseñado a los niños durante generaciones? Que el buen hijo es aquel que es obediente, un esclavo de la voluntad de los padres, los profesores, los adultos y de las normas y conveniencias sociales.

¿Cuántas veces cuando el niño pregunta por qué ha de hacer algo que no comprende se le ha respondido: “Porque yo lo digo, que soy tu padre y punto”? Y si los padres están amargados, entonces el hijo ha de cargar con esa amargura. Muchas órdenes, mucha rigidez y poca libertad. Está mal todo aquello que se hace sin haber preguntado a los padres, o a los adultos. Está mal si se ríen, está mal si lloran, está mal si hablan, o si se callan cuando los padres no lo han autorizado. “Solo has de relacionarte con quien yo diga, querer a quien yo diga, hacer lo que yo diga. Es por tu bien”, te dicen. En las sociedades fuertemente religiosas, todo es pecado. Es pecado manifestar cualquier expresión de alegría, de afecto, como un abrazo o un beso. En todo ello siempre se ve algo pecaminoso, obsceno, oscuro, diabólico y uno se ha de sentir culpable de ser feliz. Se convierte a la víctima en verdugo, al inocente en culpable. Por lo tanto, el niño llega a la conclusión de que la única forma de no sufrir es reprimir los sentimientos. Aprende a dar una imagen al mundo, la imagen de lo que los demás quieren de él, pero que en realidad no tiene mucho que ver con su propio yo. Y ocurre que el condicionamiento es tan fuerte, el fingimiento es tan continuo, que cuando llega la etapa adulta uno se cree que es lo que ha fingido ser.

La mayoría de niños, cuando se hacen adultos llegan a la conclusión inconsciente de que no pueden ser queridos tal como son, sino que siempre han de hacer algún mérito para recibir un poco de amor. Es decir, que se les enseña a creer en el apego, en el falso amor, posesivo, condicional, forzado, interesado, y se les hace renunciar al amor incondicional, libre, espontáneo. La consecuencia de ello es que hay poca gente que crea en el amor y que viva en el amor, que experimente, aunque sea un poquito, la felicidad que emana de él. Y en ausencia de amor, el egoísmo y todas sus manifestaciones más funestas campan a sus anchas. A pocos de los malhechores de vuestro mundo encontraréis que hayan sido queridos cuando fueron niños. ¿Por qué si hay un mandamiento que dice “honrarás a tu madre y a tu padre”, no hay otro que diga “honrarás a tus hijos”? Muchos males de vuestro mundo se resolverían queriendo a los niños, porque los niños no han puesto todavía corazas a los sentimientos. Amarían y se dejarían amar. Amad a vuestros niños durante una generación y vuestro mundo se transformará en un paraíso en menos de un siglo.

¿Quieres decir con esto que hay gente que, aunque es conocedora de los sentimientos, es decir, aunque es capaz de amar, se reprime y aparece ante los demás como alguien frío, sin sentimiento?

Así es. Mucha gente es dura porque tiene miedo a sufrir, a que se descubra su debilidad, que es la falta de amor. Y por ello se cubre de capas, de corazas, como un caballero medieval con armadura. Y de este modo se sufre por no querer sufrir. Se sufre porque se evita el sentir, que es lo que uno necesita para ser feliz, amar y ser amado. ¿Por qué crees que hay tanta gente que tiene miedo a la soledad? Porque en realidad tienen miedo de enfrentarse a sí mismos, miedo de descubrir la gran verdad: “Estoy vacío”. Y por eso la gente huye de sí misma, refugiándose en objetivos materiales, mentales, que le generen muchos quebraderos de cabeza o recurriendo a divertimentos que hiperestimulen la mente, con el fin de tener una excusa para no dar nunca con la verdadera respuesta. Para que la mente hable tanto y tan fuerte que acalle la voz del sentimiento.

Pero es imposible acallar la voz de la conciencia para siempre y en algún momento la mente se descuida o se bloquea por algún acontecimiento imprevisto o traumático, y la voz del interior vuelve a clamar: “Estoy vacío. Estoy vacío porque no siento. Porque yo no soy como manifiesto ser. Estoy siendo una fachada, una apariencia. He renunciado a ser yo mismo, un ser que quiere amar y necesita ser amado, y soy desgraciado por ello”. Y cuando se toma conciencia de la realidad puede ser doloroso, impactante. En ese momento muchos buscan la forma de justificar la actitud que tomaron respecto a la anulación de sus necesidades afectivas, creyendo equivocadamente que si echan tierra sobre el asunto van a sufrir menos y todo volverá a la normalidad.

“¡Qué mal me ha tratado la vida! ¡Con qué gente más mala me ha tocado vivir! ¡Ni mis padres me quisieron! ¿Por qué tengo yo que ser mejor?”, se dicen. Y la ira, el rencor, la desconfianza, la tristeza y la soledad les consumen por dentro. Y si tienen hijos, vuelcan en ellos todas sus frustraciones, “Para que aprendan lo que es la vida”, se dicen, intentando justificarse, porque los niños son débiles y se dejan. Y entonces la tuerca vuelve a dar un nuevo giro hacia el desamor.

Pero es muy comprensible que alguien que haya sufrido mucho en la vida llegue a la conclusión de que nada merece la pena, ¿no?

Es cierto que la vida puede ser muy dura y que quien decida luchar por sentir tendrá muchas trabas, por la incomprensión de los demás, y eso le hará sufrir. Pero será un sufrimiento externo, provocado por las circunstancias, que merecerá la pena si la persona, a pesar de todo, consigue sentir y amar. Pero el sufrir por evitar sentir es un sufrimiento interno que se provoca uno mismo y es un sufrimiento estéril, ya que no sirve para avanzar en el sentir y el amar. Todo lo contrario. Puede provocar mucho sufrimiento y dolor porque, imbuido uno en el dolor, se siente con justificación para causar dolor a los demás, o ni siquiera se para a pensar en el daño que puede estar haciendo.

Ya, pero cuando alguien está acostumbrado a vivir en el dolor, el dolor parece lo más normal. Porque mucha gente se preguntará: “¿Soy yo capaz de superar el dolor, soy yo capaz de amar?”.

Y yo me pregunto si no habrá alguien que diga: “Mira: todo este sufrimiento que he vivido no lo quiero más. Ni para mí ni para los demás. Ya he aprendido algo de la vida. Todo aquello que a mí me hicieron y que me hizo sufrir voy a evitar hacérselo a los demás. Todo el amor que necesité de mis padres y que no me dieron se lo voy a dar yo a mis hijos, a mis allegados, a todo el que se presente en mi vida”. Y solo con la voluntad de cambiar y con la fuerza del sentimiento, la vida de uno dará un vuelco y se romperán los lazos del odio. Y la tuerca que estaba apretada comenzará a aflojarse y desandará una y otra vuelta del tornillo del desamor hasta que al final se libere totalmente. Y si todos los que viven en el dolor y el desamor tomaran una decisión semejante, el mundo cambiaría en una generación. La generación de los niños que fueron queridos por sus padres, la de los niños que no se pusieron corazas para evitar que les hicieran daño, la de los niños que no tienen miedo a amar, porque fueron criados en el amor.
Como ya he dicho, la capacidad de amar es una cualidad innata del espíritu. Por lo tanto, todos la tenemos. Solo necesitamos descubrirla y desarrollarla. Confiad en que esto es así y será. Y como ya dije, no solo se trata de amar a los demás: hay que empezar por amarse a uno mismo.