miércoles, 28 de febrero de 2018

Conocimiento de Sí Mismo (32) Capítulo XI: Desarrollo de la Mente Superior. (3)

Los métodos para desarrollar el cuerpo Causal se deducen hasta cierto punto, de las funciones de este cuerpo que ya hemos visto. La ley del crecimiento, que rige no sólo en el mundo físico sino también en los sutiles, consiste en que el ejercicio de una función la mejora, y esta mejoría funcional conlleva una mejor organización del vehículo por cuyo medio se ejerce esa función. A su vez, esta mejor organización del vehículo permite un ejercicio más variado de esa función, de suerte que ambas, la vida y la forma,mejoran simultáneamente y proveen a la conciencia de un instrumento más eficiente para expresarse. Esta es la ley fundamental del desarrollo, y constituye la base de todos los métodos de reeducación de sí mismo en toda esfera de la vida y en todos los planos.

Tomemos un cuerpo físico enfermizo. Lo ejercitamos. Más vida fluye por sus músculos, arterias y nervios. El cuerpo se vigoriza, los músculos se endurecen, y la capacidad de resistencia y trabajo aumenta en proporción. Tomemos el cuerpo emocional. Lo encontramos adormilado, que no responde a ciertas emociones tales como las del amor y la simpatía. Lo colocamos en circunstancias propicias para despertar esas emociones. Lo forzamos así a responder a ellas. Gradualmente, más vida empieza a fluir por los nuevos canales que hemos creado; la constitución del cuerpo emocional cambia, se refina; y encontrarnos que ahora responde fácilmente a esas emociones más finas. Tomemos el cuerpo mental inferior. Lo encontramos incapaz de pensar correcta y coherentemente; que no puede concentrarse en ninguna línea de pensamientos por un tiempo considerable. Entonces empezamos a pensar consecutivamente sobre diversos temas. Esto nos parecerá aburrido y fatigoso al principio, pero a medida que fluye más y más energía al cuerpo mental, se irá facilitando, y poco a poco lo que al principio era fatigoso y aburrido se vuelve agradable y fácil. El flujo de energía en el cuerpo mental organiza gradualmente el vehículo, lo vuelve un instrumento mejor para el empleo de fuerzas mentales, y lo prepara así para ejercer más eficazmente su función principal de pensar. Y al mismo tiempo su instrumento en el plano físico, el cerebro y el sistema cerebro-espinal, mejora también y permite que se expresen mejor los pensamientos en la conciencia física.

Toda función, de cualquier vehículo de conciencia mejora por el ejercicio, y el cuerpo Causal no es una excepción a esta regla. Como vimos antes, una de las principales funciones del cuerpo Causal es la de servir de vehículo al pensamiento abstracto. Por tanto, si queremos desarrollar este cuerpo tenemos que ejercitarlo en el pensar abstracto. Muchos tienen ideas muy falsas acerca del pensar abstracto; en el momento en que se menciona la palabra abstracto empiezan a sentirse incómodos y a imaginarse que se trata de procesos embotados y monótonos de pensamiento recóndito y sin provecho. Esto es un indicio de que esta función de su cuerpo Causal no está propiamente desarrollada y necesita atención, pues siempre es agradable el ejercicio de cualquier función que se ha mejorado suficientemente para volverse fácil. Cuando luchamos por evadir cualquier función es porque no hemos aprendido a ejercerla, o porque existe algún defecto u obstrucción en el vehículo por cuyo medio se ejerce esa función.

Aparte de esto, el pensar abstracto no es cosa tan opaca y difícil como lo suponen muchos. ¿Qué significa, al fin y al cabo? Significa en muchos casos abstraer o separar mentalmente la esencia de un gran número de hechos agrupados para cualquier propósito. Es ir de lo particular a lo universal. Todos estamos pasando por estos procesos mentales todos los días de nuestra vida; pero lo hacemos inconscientemente, sin eficacia, sin ciencia, de un modo que no contribuye a nuestro crecimiento mental, por lo menos en medida apreciable. En efecto, la tendencia a generalizar es muy común, y la mayoría de nosotros vivimos generalizando con respecto a nuestras experiencias diarias de un modo sistemático y a veces tonto. Como vegetales crudos por unos pocos días; no le caen bien a mi estómago, quizá porque es de constitución débil; y saco en conclusión que los vegetales crudos son malos para la salud; y salgo a propagar la idea de que los vegetales no deben comerse crudos. Pues bien, lo que he hecho en realidad es ejercitar mi facultad de pensar abstracto; pero lo he hecho muy chapuceramente, sobre datos insuficientes y sin usar mi sentido común. Vivimos generalizando de esta manera torpe y cruda la mayor parte del tiempo. Y lo que tenemos que hacer es aprender a hacerlo científicamente, en forma deliberada y sistemática. Así mejoraremos nuestra mente superior y también aumentaremos enormemente nuestra eficiencia en la vida.

Debe recordarse también que la generalización es el primer paso en el camino de regreso al Uno. De lo múltiple a lo Uno. Nos da entrenamiento preliminar para adquirir aquella visión sintética que ve al Uno entre lo mucho. En la búsqueda continua de leyes y principios, encontramos que los principios menores de la vida se juntan como afluentes de un río majestuoso, hasta que nos hallamos finalmente en aquel Océano de la Existencia: el Uno.

¿Cómo entrenar la mente superior para pensar abstractamente con eficacia? Tomemos unos pocos ejemplos simples para ilustrar el proceso de aprendizaje. Supongamos que tomamos un círculo y cortamos su circunferencia en una cantidad de arcos pequeños desiguales. Si borramos algunos de estos arcos, de modo que sólo queden trozos pequeños de la circunferencia, cualquiera que haya estudiado geometría y vea estas líneas irregulares podrá decir que hacen parte de un círculo, aunque la totalidad del círculo no está visible. ¿Por qué? Porque la forma y la posición de arcos le sugieren a la mente, de modo natural, el círculo del cual ellos son partes. Algunas personas podrán reconstruir el círculo en sus mentes con apenas unos pocos arcos; otras requerirán una cantidad mayor para llegar a la misma conclusión; eso dependerá de la inteligencia y conocimientos de unos y otros. De modo similar, otro juego de líneas inmediatamente les sugerirán un cuadrado a cualquiera que tenga conocimiento de geometría.

Algo análogo a esto sucede cuando arreglamos y clasificamos sistemáticamente una cantidad de datos particulares, y nuestra mente los considera con el ánimo de encontrar la relación que hay entre ellos. Una de las funciones de la mente superior es ver esta relación, ver el conjunto constituido por las partes, y lanzar hacia la conciencia física la generalización que fusiona todos esos detalles o partes en un conjunto o compuesto. Todas las leyes científicas se han descubierto de esta manera: la mente inferior agrupa hechos detallados, y la mente superior los fusiona en una generalización. Cuanto más altamente desarrollado esté el cuerpo Causal, más fácilmente podrá ver estas relaciones entre los hechos.

La ciencia no es el único campo donde tenemos oportunidades para aprender a generalizar. En toda esfera de la vida podemos encontrar oportunidades de ejercitar esta facultad, con tal de que estemos alertas a ellas y las utilicemos sistemáticamente para adiestrarnos. Las altas matemáticas proveen el campo más variado y amplio para ejercitar esta facultad, y tal vez no existe un método más rápido para aprender a pensar en abstracto que el de someterse a un curso intensivo de altas matemáticas. La filosofía viene luego de las matemáticas como campo de adiestramiento para la mente superior, y tal vez es más adecuada para desarrollar las facultades del cuerpo Causal para un estudiante de la Renovación de Sí Mismo.



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lunes, 26 de febrero de 2018

Conocimiento de Sí Mismo (31) Capítulo XI: Desarrollo de la Mente Superior. (2)

La asociación constante de la conciencia con los tres vehículos inferiores, desarrolla un falso sentido del “yo”; esta es la esencia y raíz de la personalidad, y el broche que mantiene juntos todos nuestros recuerdos y experiencias. De ahí que el “yo” personal, aunque no es más que una derivación del Ego y básicamente de la Mónada, funcione como una entidad independiente, olvidando su origen Divino y el propósito para el cual existe. Esto no tiene importancia en las primeras etapas de la evolución, porque durante ellas se necesitan toda clase de experiencias para edificar la cruda individualidad, y cualquier clase de experiencias es suficientemente buena con material de construcción. Pero en las últimas etapas la personalidad debe convertirse en servidora del Ego, porque hay que ejercer el discernimiento para seleccionar experiencias que refinan la individualidad y hagan aflorar su divinidad y su singularidad individual. Claro está que esta personalidad atada por la ilusión, con su sentido de “yo-idad”, no es sino una entidad temporal que tendrá que disolverse y desaparecer al final de la encarnación cuando haya asimilado sus experiencias en el mundo Celeste y le haya transferido la esencia de ellas al Ego; pero el modo como funcione afecta diferentemente el desarrollo de la Individualidad en los estados avanzados
de la evolución.

Así vemos cómo de un Ego emergen muchas  personalidades, cada una de las cuales vive su existencia y enriquece al Ego con sus experiencias, hasta que el Ego se ha desarrollado suficientemente para no necesitar más experiencia en los tres mundos inferiores ilusorios. Recuérdese que cada personalidad no sólo es un derivado del Ego sino también una manifestación parcial del Ego. Representa solamente una faceta del Alma Diamante. Por eso es que las diferentes encarnaciones de un alma no se asemejan entre sí tanto como sería de esperar en vista de la estrecha relación que subsiste entre el Ego y sus personalidades. cada encarnación se manifiestan únicamente algunos aspectos y facultades del Ego, mientras los demás permanecen en suspenso, latentes, para expresarse en encarnaciones futuras, pues cada encarnación tiene lugar bajo cierto juego de circunstancias determinado por Karma y por las necesidades evolutivas del alma; y estas circunstancias reducen a cierto límite estrecho el conjunto de cualidades que esa personalidad ha de expresar. La raza en que nace el alma, la herencia física, el clima, el sexo; el Karma que tiene que eliminar, las facultades que tiene que desarrollar en esa encarnación, todos estos factores contribuyen a restringir la expresión del Ego, y solamente un número limitado de las facultades y cualidades que ya ha desarrollado puede hallar expresión en una existencia. Pero las diferentes personalidades que aparecen una tras otra en la vida total del Ego, proveen la necesaria variedad de circunstancias y oportunidades para el desarrollo global y el logro de aquella perfección que incluye todos los poderes y facultades Divinos. La Naturaleza trabaja lentamente, pero sus métodos son seguros, y cumple sus fines con extrema habilidad y perseverancia inquebrantable.

Esta discusión sobre la relación entre la personalidad o yo inferior, y el Ego o Yo Superior, no debe considerarse como una mera especulación o como una cuestión de simple interés intelectual. Por el contrario, la clara comprensión de esta relación es uno de los requisitos más importantes para el que quiera embarcarse en la tarea dura de desarrollar su naturaleza espiritual. La evolución espiritual no puede adelantarse suficientemente mientras no entendamos plenamente esta relación entre el yo inferior y el Superior y logremos colocar la personalidad bajo el dominio del Yo Superior. Y para esto nada ayuda tanto como el darse cuenta del carácter inestable e ilusorio de la personalidad. En el momento en que una persona se da cuenta a cabalidad, y no meramente lo que cree superficialmente, que esta persona que siente, piensa y actúa en los mundos externos, y a cuya satisfacción le dedica todo su tiempo y energías, no es sino una cosa que se desvanece, una criatura de corta vida que será reemplazada por otra criatura semejante en la siguiente existencia; en el momento en que realiza esta verdad ya no puede seguir indiferente a sus intereses más altos. Por culpa de que vivimos inconscientes y olvidadizos del destino duro e inexorable que le aguarda a nuestro yo inferior, permanecemos complacidos en este mundo ilusorio e impermanente. Pero en el momento en que despertamos a esta verdad y empieza a resbalar bajo nuestros pies el piso aparentemente sólido de una realidad ficticia nos sobrecoge el temor y el desfallecimiento, y empezamos a buscar algo que sea real y perdurable; y lo buscamos no de cualquier modo y sin prisa, sino con afán como el de un hombre que siente ahogarse y trata de asirse a un madero. Sólo entonces decidimos, a regañadientes y con dolor, abandonar el barquichuelo de la personalidad y buscar refugio en nuestro Yo Superior, al que creemos inmortal aunque aún no sabemos que lo es. Así empezamos a identificamos más y más con ese Yo y nos ponemos seriamente a la tarea de convertir la personalidad en un instrumento y expresión del Yo Superior, hasta que el yo inferior quede completamente sometido y trascendido y pongamos nuestro centro en la Vida Divina. Solamente con esta actitud y disposición de ánimo podemos emprender con provecho la tarea de desarrollar la mente Superior que funciona por medio del cuerpo Causal. 


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domingo, 25 de febrero de 2018

Los 4 Acuerdos.- (6) El 1er Acuerdo: Sé impecable con tus palabras. (1)

El Primer Acuerdo es el más importante y también el más difícil de cumplir. Es tan importante que sólo con él ya serás capaz de alcanzar el nivel de existencia que yo denomino “el cielo en la tierra”.

El Primer Acuerdo consiste en ser impecable con tus palabras.

Parece muy simple, pero es sumamente poderoso. ¿Por qué tus palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear. Son un don que proviene directamente de Dios. En la Biblia, el Evangelio de San Juan empieza diciendo: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. Mediante las palabras expresas tu poder creativo, lo revelas todo. 

Independientemente de la lengua que hables, tu intención se pone de manifiesto a través de las palabras. Lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres, lo muestras por medio de las palabras.

No son sólo sonidos o símbolos escritos. Son una fuerza; constituyen el poder que tienes para expresar y comunicar, para pensar y, en consecuencia, para crear los acontecimientos de tu vida. Puedes hablar. ¿Qué otro animal del planeta puede hacerlo? Las palabras son la herramienta más poderosa que tienes como ser humano, el instrumento de la magia. Pero son como una espada de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea. Uno de los filos es el uso erróneo de las palabras, que crea un infierno en vida. El otro es la impecabilidad de las palabras, que sólo engendrará belleza, amor y el cielo en la tierra. Según cómo las utilices, las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que imaginas. Toda la magia que posees se basa en tus palabras. Son pura magia, y si las utilizas mal, se convierten en magia negra.

Esta magia es tan poderosa, que una sola palabra puede cambiar una vida o destruir a millones de personas. Hace años, en Alemania, mediante el uso de las palabras, un hombre manipuló a un país entero de gente muy inteligente. Los llevó a una guerra mundial sólo con el poder de sus palabras.

Convenció a otros para que cometieran los más atroces actos de violencia. Activó el miedo de la gente, y de pronto, como una gran explosión, empezaron las matanzas y el mundo estalló en guerra. En todo el planeta los seres humanos han destruido a otros seres humanos porque tenían miedo. Las palabras de Hitler, que se basaban en creencias y acuerdos generados por el miedo, serán recordadas durante siglos.

La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantando semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tu plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Las palabras son como semillas, ¡y la mente humana es muy fértil! El único problema es que, con demasiada frecuencia, es fértil para las semillas del miedo. Todas las mentes humanas son fértiles, pero sólo para la clase de semilla para la que están preparadas. Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil nuestra mente, y prepararla para recibir las semillas del amor.

Fíjate en el ejemplo de Hitler: Sembró todas aquellas semillas de miedo, que crecieron muy fuertes y consiguieron una extraordinaria destrucción masiva. Teniendo en cuenta el pavoroso poder de las palabras, debemos comprender cuál es el poder que emana de nuestra boca. Si plantamos un miedo o una duda en nuestra mente, creará una serie interminable de acontecimientos. Una palabra es como un hechizo, y los humanos utilizamos las palabras como magos de magia negra, hechizándonos los unos a los otros imprudentemente.

Todo ser humano es un mago, y por medio de las palabras, puede hechizar a alguien o liberarlo de un hechizo. Continuamente estamos lanzando hechizos con nuestras opiniones. Por ejemplo, me encuentro con un amigo y le doy una opinión que se me acaba de ocurrir. Le digo: “¡Mmmm! Veo en tu cara el color de los que acaban teniendo cáncer”. Si escucha esas palabras y está de acuerdo, desarrollará un cáncer en menos de un año. Ese es el poder de las palabras.

Durante nuestra domesticación, nuestros padres y hermanos expresaban sus opiniones sobre nosotros sin pensar. Nosotros nos creíamos lo que nos decían y vivíamos con el miedo que nos provocaban sus opiniones, como la de que no servíamos para nadar, para los deportes o para escribir. Alguien da una opinión y dice: “¡Mira qué niña tan fea!”. La niña lo oye, se cree que es fea y crece con esa idea en la cabeza. No importa lo guapa que sea; mientras mantenga ese acuerdo, creerá que es fea. Estará bajo ese hechizo. Las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian por entero, para bien o para mal, nuestras creencias.

Otro ejemplo: Quizás pienses que eres estúpido, y tal vez lo hayas creído desde siempre. Este acuerdo es muy difícil de romper, y es posible que te lleve a realizar muchas cosas con el único fin de convencerte de que realmente eres estúpido.

Puede que hagas algo y te digas a ti mismo: “Me gustaría ser inteligente, pero debo de ser estúpido, porque si no lo fuera, no habría hecho esto”. La mente se mueve en cientos de direcciones diferentes y podríamos pasarnos días enteros atrapados únicamente por la creencia en nuestra propia estupidez.

Pero un día alguien capta tu atención y con palabras te hace saber que no eres estúpido. Crees lo que esa persona dice y llegas a un nuevo acuerdo. Y el resultado es que dejas de sentirte o de actuar como un estúpido. Se ha roto todo el hechizo sólo con la fuerza de las palabras. Y a la inversa, si crees que eres estúpido y alguien capta tu atención y te dice: “Sí, realmente eres la persona más estúpida que jamás he conocido”, el acuerdo se verá reforzado y se volverá todavía mas firme.


"Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él las palabras que pienso y declaro."


Violeta Parra "Gracias a la Vida". 




viernes, 23 de febrero de 2018

Conocimiento de Sí Mismo (30) Capítulo XI: Desarrollo de la Mente Superior.

En el capítulo anterior dimos una idea del lugar que ocupa la mente superior en nuestra vida, y del vehículo por cuyo medio funciona. Cuando se trata de cosas referentes a los planos superiores hay que precaverse de tomar como realidades las ideas vagas y generales que tenemos en el plano físico. Deben tomarse apenas como indicaciones de realidades que están más allá, las cuales no podemos conocer sino cuando nos lo permita nuestro desarrollo interno. Es tan fuerte la tendencia a tomar las palabras como ideas, y las ideas como las realidades que ellas representan, que se necesita insistir constantemente en que en este plano físico operamos bajo limitaciones tremendas. Uno de los resultados directos de esa tendencia es el de contentarnos fácilmente con las meras ideas, si acaso no con las meras palabras, y olvidar que entre la idea sobre una cosa y la cosa en sí existe un gran abismo que hay que salvar si queremos realmente conocer esa cosa. Muchísimas gentes viven hablando de cosas de la vida superior sin darse cuenta de que no hacen sino mencionar ideas en forma muy vaga por cierto. No hay nada de malo en discutir ideas; ese es un paso preliminar necesario. Lo malo está en contentarnos con eso en vez de forzar la marcha hacia adelante en busca de las realidades subyacentes en las ideas.

Antes de tratar sobre los métodos generales para el desarrollo del cuerpo Causal, despejemos el terreno considerando unos pocos hechos importantes que se relacionan con esta cuestión. El primero es que el proceso para desarrollar este cuerpo que es el vehículo más externo del Ego inmortal, es muy lento y se requieren cientos de vidas para terminarlo.

Ahora bien; si tenemos en cuenta el larguísimo lapso que pasamos en los mundos superfísicos en el intervalo entre las encarnaciones sucesivas, vemos cuan larga es la jornada qué el alma tiene ante sí al emprender su evolución humana, y cuan demorado ha de ser el desarrollo del cuerpo Causal que registra e incorpora este proceso evolutivo. En las primeras etapas, este proceso es guiado desde afuera por agentes Divinos que operan en el sistema Solar, y el alma no asume sino muy poca parte en el trabajo de su propio desarrollo. Pero cuando ya está acercándose al final de su jornada y se da cuenta del propósito de su larga peregrinación, empieza a participar cada vez más en su propio crecimiento y desarrollo, hasta que en las últimas etapas lo guía casi totalmente ella misma desde dentro. El hecho mismo de que el alma sienta este impulso a dirigir su evolución con sus propias manos, es un signo de su madurez y muestra que está acercándose al final de su
jornada. Ha cumplido ya una gran proporción de su trabajo cuando nace este impulso, y sólo necesita unas pocas vidas más de intenso adiestramiento y disciplina para completar su tarea. Por esta razón, los que sienten el impulso fuerte de dominarse y perfeccionarse lo más pronto posible, tienen una oportunidad razonable de alcanzar su meta en unas pocas vidas, y a veces parece como que lograran milagros en una sola vida.

Hay casos en que el Ego está bien desarrollado y el cuerpo Causal está suficientemente bien formado, pero hay dificultad de comunicación entre el Ego y la personalidad inferior, debido a impedimentos creados por mal karma en vidas anteriores. Mas al ir eliminando este karma el Ego comienza a resplandecer a través de su personalidad, y parece como si hubiera ocurrido un milagro en su desarrollo.

Así pues, los que sientan el impulso de emprender esta tarea de perfeccionamiento del carácter, han de entender bien que es una tarea larga y tediosa cuya terminación tomará una cantidad de vidas. Nadie puede decirles cuándo quedará completa esa tarea. La única garantía del triunfo final la da una paciencia infinita y la determinación de perseverar hasta
el fin contra toda clase de dificultades, desengaños y fracasos.

El segundo hecho que debe tenerse en cuenta y comprenderse claramente, es el de la relación entre la personalidad y el Ego; sin entender bien esto, habrá una constante confusión mental que arrojará más sombras sobre nuestro camino. Ya hemos mencionado que las experiencias por las que pasa cada personalidad en cada existencia, se convierten en facultades durante la vida celeste, y que la esencia de estas experiencias se incorpora en la constitución del Ego al final de cada encarnación. Así crece el Ego y desenvuelve sus poderes, gracias en parte a esta adición de facultades, vida tras vida; y gracias en parte también a que el Ego vive su propia vida en los mundos superiores, cuyos impactos también sirven para activar sus facultades divinas latentes.

Ahora bien, la medida en que cada existencia terrena ayuda al crecimiento del Ego, depende mucho de la relación que haya entre el Ego y su personalidad. La personalidad ha salido del Ego como una especie de emanación, pero durante su formación en un cuerpo desarrolla una vida propia semi-independiente, la cual puede estar o no en concordancia con el Ego y servir o no a los intereses del Ego. Si la personalidad se armoniza con los intereses del Ego, éste puede usarla para sus propósitos más altos, y entonces esa encarnación es un gran éxito y las experiencias de la personalidad aportan un rico caudal
para que el Ego lo use en su desarrollo. En cambio si, como sucede en la mayoría de los casos, la personalidad se lanza a una vida independiente y caprichosa, sin someterse a la influencia y guía del Ego, y se mantiene completamente entregada a los intereses temporales y triviales de los mundos inferiores, queda anulado en gran medida el propósito de esa encarnación. Aunque siempre se logra alguna ganancia, la cosecha ha sido pobre, desde el punto de vista superior.

Esto no debe darnos la impresión de que en nosotros existen dos entidades que funcionan independientemente. En realidad no hay sino Una sola Vida del Logos que funciona por doquiera. Un rayo de la conciencia del Logos opera en cada Individualidad por medio del juego de vehículos que ésta posee en los diferentes planos. En los tres planos espirituales, Volitivo, Intuicional e Inteligente, este rayo de conciencia produce un centro de individualidad, que es el Ego; pero el sentido de individualidad en dicho centro está supermotivado por la conciencia arrolladora de la Unidad y por la íntima relación con la Vida Divina en la que ese centro tiene sus raíces. El velo de Maya está presente, pero es tan tenue que el Ego puede ver parcialmente la Realidad oculta. Cuando este rayo de conciencia Divina desciende más a la materia y opera por medio de los tres cuerpos inferiores en los campos físico, emocional y mental, donde los velos de Maya son más densos y difíciles de traspasar, el Ego pierde el sentido de la unidad y la conciencia de su origen Divino.



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miércoles, 21 de febrero de 2018

Conocimiento de Sí Mismo (29) Capítulo X: Funciones del Cuerpo Causal. (3)

Pasemos ahora a otra función del cuerpo Causal. Como hemos visto, la formación del cuerpo Causal marca el nacimiento del alma humana y de ahí en adelante el alma reconoce los procesos de evolución humana conforme a las leyes de Reencarnación y Karma. Como fruto de esta evolución humana, cualidades que yacían en estado germinal en el alma, emergen gradualmente del estado latente al potente, y el alma pasa de la condición de salvaje a la de hombre civilizado, y luego a la de Hombre Perfecto. Este desarrollo gradual de características humanas y divinas, se marca por un desarrollo paralelo del cuerpo Causal; desarrollo que se muestra en un aumento del tamaño de su aura, con la aparición de bandas, de colores brillantes y una mayor luminosidad general. Un estudio de los cuerpos Causales de diferentes individuos ha mostrado una relación definida entre los colores presentes en esos cuerpos y las características que han desarrollado sus Egos. De modo que con solo mirar un cuerpo Causal con la visión clarividente de ese plano, se puede saber definidamente el grado de desarrollo que ha alcanzado su dueño y las características que haya desenvuelto.

Tal como los fisiólogos han estudiado el cuerpo físico y conocen su anatomía, así los Teósofos han estudiado el cuerpo Causal y han investigado ampliamente su constitución y las leyes que gobiernan su crecimiento. Viviendo como vivimos bajo las limitaciones de la conciencia en el plano físico, no podemos entender sino apenas muy vagamente la naturaleza del cuerpo Causal y el modo como la conciencia opera por su medio.

Tenemos, pues, que la segunda función del cuerpo Causal es la de almacenar los frutos de la evolución humana que el Ego va cosechando durante el curso de sus vidas sucesivas. Sin embargo, hay dos puntos dignos de notar con respecto a este crecimiento gradual del cuerpo Causal. El primero es, que durante el período que se pasa en el mundo celeste o plano mental al cerrarse un ciclo de vida, se digieren las experiencias de la vida que acaba de transcurrir en la tierra, y la esencia de esas experiencias se transfiere, en forma de facultades, al cuerpo Causal, entrando a hacer parte de él. Es como si la personalidad destilara todas sus experiencias, y antes de disolverse y desaparecer transmitiera el producto destilado, la valiosa esencia de todas esas experiencias, a su padre, o sea al Ego que le dio vida. Así el Ego incorpora en su propia constitución todas las valiosas lecciones recibidas en esa vida, y comienza cada nueva vida con las experiencias acumuladas en todas sus vidas anteriores. Este crecimiento del cuerpo Causal se asemeja notablemente al crecimiento de un árbol que pierde todo su follaje viejo cada año en el otoño después de transferir la savia a las ramas, y luego echa nuevas hojas en la primavera para absorber de la atmósfera alimento fresco y continuar creciendo. Esto explica el por qué al comenzar una nueva vida con un nuevo juego de cuerpos no tenemos recuerdo alguno de las experiencias pasadas en vidas anteriores, aunque sí tenemos la gran ventaja de que todas esas experiencias se han convertido en facultades y poderes, por haberlas almacenado en el cuerpo Causal. No hay memoria por que el nuevo cuerpo mental no pasó por esas experiencias. El que conserva el recuerdo de todas las vidas pasadas es el Ego que pasó por ellas; y ese recuerdo pueden revivirlo quienes sean capaces de elevarse en conciencia al plano del Ego y traer de allí al cerebro físico cuadros referentes a esas vidas.

El segundo punto que notar es el de que mucho de lo malo que vemos en la gente no es una cosa positiva sino que se debe tan solo a falta de desarrollo de cualidades y facultades buenas en su cuerpo Causal. Durante el proceso evolutivo nuestras experiencias son diferentes, y las diversas cualidades que constituyen un carácter perfecto se desarrollan no de una manera uniforme ni simultánea. Es como si varias personas empezaran a pintar sus propios retratos y cada uno lo hiciera siguiendo un orden diferente; cualquiera que fuera a mirar estos retratos mientras están todavía incompletos, encontraría que unas personas han pintado sus cabezas, otras sus manos o piernas, así en todo lo demás. Los retratos tendrán simetría y uniformidad cuando todos estén terminados; pero mientras tanto aparecerán muy incompletos y diferentes. Eso es lo que ocurre con nuestros caracteres; desarrollamos cualidades diferentes y en diferente orden, y empezamos a desarrollarlas en épocas distintas; y por eso parecemos tan incompletos y diferentes unos de otros.

Pues bien, lo que generalmente llamamos vicios se debe, en la mayoría de los casos, a la ausencia de las virtudes correspondientes que todavía no se han incorporado en el cuerpo Causal; son franjas obscuras en el espectro de nuestro carácter. El hábito de mentir se debe a ausencia de la cualidad de la veracidad en el cuerpo Causal, y así sucesivamente. Si bajo esta luz miramos a nuestros prójimos, tendremos que adoptar una actitud más caritativa hacia sus flaquezas y deficiencias de carácter, y en vez de considerarlos malos o pecadores, los consideraremos simplemente como incompletamente desarrollados; les falta terminar sus retratos, como tenemos que terminarlos todos; y no es razonable que adoptemos otra actitud que la de simpatía y tratemos de ayudarlos.

Otro punto que es bueno tener en mente a este respecto, es que aunque al final todos habremos desarrollado todas las cualidades necesarias para la perfección, el objetivo de la evolución no es producir finalmente un patrón igual para todos. Todos tenemos que ser perfectos; todos tenemos que desarrollarnos integralmente; y sin embargo hemos de ser únicos. Ni una sola pareja de individuos ha de ser exactamente igual, aunque sesenta mil millones de almas estén evolucionando hacia la perfección en el esquema del que hacemos parte. El esquema evolucionario para la humanidad no es como una fábrica moderna que lanza millones de unidades de un producto cualquiera exactamente iguales y difíciles de distinguir unas de otras. Cómo logra la Naturaleza, en su laboratorio, perfeccionar un número tan enorme de almas, a la vez que estas conservan su singularidad individual, es uno de aquellos misterios de la vida que no podemos esperar resolver mientras estamos todavía en los campos de la ilusión y sólo podemos ver las cosas de una manera parcial.

En el cuerpo Causal se almacena no sólo la quintaesencia de las experiencias por las que han pasado las personalidades en diferentes encarnaciones, y de las facultades que así se han desarrollado, sino también el Karma bueno o malo que estas personalidades han formado durante esas encarnaciones. Todo esto permanece en el cuerpo Causal como improntas potenciales o semillas, y gradualmente fructifica y determina las condiciones de las vidas futuras. Esta es la razón de llamar cuerpo Causal a este vehículo. En cada encarnación agotamos cierta cantidad de ese Karma acumulado, y agregamos otra porción, y así se mantiene una especie de cuenta corriente a través de las vidas sucesivas de las personalidades. Esta cuenta personal se salda solamente al alcanzar la Liberación cuando ya el Karma individual se ha agotado completamente.

El último punto por anotar acerca de las funciones del cuerpo Causal se refiere a los factores que determinan su crecimiento. Ya vimos cómo las experiencias por las que pasa la individualidad vida tras vida, por medio de las personalidades que son sus instrumentos, determinan su crecimiento. Pero este crecimiento no sucede al acaso; es guiado por dos influencias básicas que ejercen una constante presión y determinan la dirección del
crecimiento. Una de esas influencias es la unicidad del individuo que está evolucionando. Como se ha indicado ya, cada alma está destinada a ser individualmente única, y su
crecimiento está determinado en parte por esta unicidad que ya está presente de alguna manera misteriosa en la Mónada eterna, como lo indica la máxima oculta “Conviértete en lo que eres”. Esta unicidad individual ejerce una presión constante y firme sobre el crecimiento del alma durante todo el período de su evolución; y esta presión interna es la que asegura el logro de su perfección de acuerdo con su unicidad individual.

El otro factor, que está íntimamente ligado con el primero, es el papel que la Mónada o el individuo tiene que llenar en el Plan Divino. Cada uno tiene que desempeñar un papel definido en el esquema de la evolución, y el crecimiento de cada alma ocurre de tal manera que se va haciendo más idónea para cumplir ese papel eficazmente. Las experiencias por las que pasa, y las facultades que desarrolla, especialmente en las últimas etapas de su evolución, son de tal suerte que hacen descollar su unicidad individual y la preparan para cumplir el papel que se le ha asignado en el Esquema Divino.



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