miércoles, 22 de febrero de 2017

Madeleine - 02

     Amigos, ha llegado la hora de aprender a ser los maestros de vosotros mismos y de
vuestros pensamientos. Tú, y tú, y tú… eres el pilar del nuevo mundo, uno de los
pilares imprescindibles de esa humanidad que ya quiere salir de su confortable cárcel.
Deja de orar, deja de pedir, deja de delegarnos los cambios a nosotros. Tú eres quien
crea.

     En la oración, en el fondo de ella, hay una negación. Todo ruego a otras esferas
supuestamente superiores a la tuya, contiene y conlleva la negación de tu ser creador.
Cuando pides que se arregle un asunto, estas diciendo que tú no eres capaz de
cambiarlo, estás anulando tu espíritu, tu fuego, tu chispa divina, tu libertad. Al orar,
niegas tu poder de crear, niegas tu luz, anulas tu fuerza.

     La mayor parte de oraciones, desde el punto de vista energético, que no moralista,
muestran una falta de responsabilidad. Pides a otros seres, no importa el nombre ni el
color, que se hagan responsables de tu vida y de tus circunstancias.

     Responsabilízate de cada cosa que ocurra en tu vida y busca la manera de crear la
circunstancia adecuada. Cada uno somos un pedazo de ese dios creador de todas las
cosas. Tú no eres distinto; ni inferior. Cada uno es responsable de su vida y de todo lo
que crea a su alrededor.

     Dirige y enfoca la fuerza divina en ti. Utiliza tu poder ahora. No delegues más a otros tu
andar. Incluso si quieres orar por alguien, envíale a ese alguien la fuerza sanadora que
pides para él. Entrena tu espíritu, comparte y reparte tu poder de crear, haz que tu
chispa viaje hasta el núcleo de las personas que quieres ayudar. Puedes sanar a la
humanidad entera; tan solo se trata de emplear tu fuerza, enfocarla y movilizarla.

     Cuantas veces hemos oído la frase… pide y se te dará… Sin embargo, en los peldaños
de la ascensión, la oración está muy al principio, como cuando los niños aún necesitan
una mano para andar. En la adultez del proceso de autonomía espiritual, la oración es
un refugio cómodo que niega tu don principal. En realidad, tú creas, pero siempre
estamos insertos dentro de una trama de fuerzas; así que, cuando tú decides y creas
algo, todo el universo crea contigo lo mismo. Eso es la co‐creación.

     Siente en ti la fuerza de esa gran trama y vívela como una realidad. Cuenta siempre
con nosotros, pero no nos delegues tus milagros. Puedes hacerlos; y ahora debes
hacerlos; no hay otro camino para evolucionar y ascender.

Autora: Marta Povo "Palabras de Magdalena para el 2010"

     

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