domingo, 22 de septiembre de 2019

"Las Leyes Espirituales" Vicent Guillem (22) Vidas en Otros Mundos - 2

¿Con qué objetivo los espíritus originarios de un planeta que no ha sido destruido encarnan en otro planeta diferente?

Generalmente, para promover la evolución espiritual. Los espíritus avanzados pueden encarnar en planetas menos avanzados para promover el progreso espiritual de los espíritus originarios de ese planeta. También ocurre que determinados espíritus evolucionan más rápido que la media de su planeta de origen y este se les queda pequeño para seguir evolucionando a su ritmo. Pasarían a encarnar entonces en mundos más evolucionados, en consonancia con su nivel evolutivo, lo mismo que vosotros, cuando acabáis el último curso escolar de primaria cambiáis de escuela para cursar los estudios de secundaria. También ocurre que, en determinados momentos, se dan en ciertos planetas circunstancias muy favorables que permiten a un espíritu ponerse a prueba en sus aptitudes y acelerar su progreso evolutivo. Ocurre que cuando existe en un planeta un gran numero de espíritus en disposición de dar un salto evolutivo colectivo, es necesario que el planeta entero se reestructure para adaptarse a las necesidades de los espíritus encarnados en esa nueva fase. Cuando un planeta está viviendo unas circunstancias de este tipo, muchos espíritus procedentes de otros planetas de semejante nivel evolutivo se sienten atraídos y piden encarnar en él para poder experimentar esas circunstancias y utilizarlas para su progreso espiritual.

¿Y qué tipo de circunstancias son esas tan atractivas para los espíritus de otros planetas?

Sucede que vuestro planeta se aproxima a la posibilidad de un cambio de nivel. Puede dejar de ser un planeta de tercer nivel y pasar a ser uno de cuarto. Y esto puede ocurrir si un número suficiente de espíritus consigue tomar conciencia del destino del espíritu, de su inmortalidad, de que todos los seres somos hermanos y encarnamos para evolucionar espiritualmente, para aprender a amar y para deshacernos de nuestro egoísmo, que es el causante de todos los males del planeta. Estos espíritus trabajarán para que se establezca en la Tierra una nueva forma de hacer las cosas, basada en el amor y esto transformará el mundo a todos los niveles: a nivel social, económico, político... Pero ocurre que al mismo tiempo existen multitud de espíritus que no quieren renunciar a su egoísmo, como los poderosos que manejan el mundo, que no quieren que nada cambie porque no quieren renunciar a su poder y a su riqueza material, basada en la opresión de sus hermanos, y que se opondrán con todas sus fuerzas a los intentos reformadores del primer grupo. Cada espíritu deberá tomar una decisión, o luchar por el amor o luchar por el egoísmo, y trabajar activamente por la elección que haya tomado. Y esta es la circunstancia excepcional, la oportunidad extraordinaria de progreso para el espíritu que opte por el bando del amor, porque deberá enfrentarse a multitud de obstáculos: la incomprensión, la calumnia y la violencia de aquellos espíritus que todavía se aferran al egoísmo, que intentarán que renuncie por todos los medios a su objetivo. Y si, a pesar de todos los ataques, humillaciones y agresiones de todo tipo, consigue seguir creyendo en el amor, estará un paso más cerca del gran objetivo del espíritu, el llegar a amar incondicionalmente.

Sí, me conozco la historia. En las películas tal vez ganen los buenos, pero en la realidad al final siempre ganan los malos, porque los buenos, como son pacíficos, siempre son masacrados. La historia está llena de casos como este: los primeros cristianos, los cátaros...

Ciertamente que la prolongación indefinida de esta lucha produciría un estancamiento espiritual y un sufrimiento inmerecido y estéril del grupo de amorosos, debido a que el grupo egoísta podría boicotear indefinidamente todos sus intentos de transformación. Pero esta lucha tan intensa no se prolongará indefinidamente. Será necesario que haya finalmente una separación de los dos grupos. La separación implica que uno de los grupos ha de abandonar el planeta para pasar a encarnar en otro u otros planetas en los que se encuentren las condiciones adecuadas a su nivel evolutivo. Vuestra humanidad está viviendo un proceso de este estilo al final del cual se producirá una selección espiritual como la descrita.

Esto me recuerda al juicio final del Apocalipsis bíblico. ¿Tiene algo que ver?

Digamos que el juicio final del que se habla en la Biblia es una interpretación personal del autor respecto a unas visiones del probable futuro de la Tierra, donde vislumbró este proceso, y al escribirlo lo plasmó de esa manera, conforme a su capacidad. Por supuesto que el final del ciclo no es el final del mundo, solo el final de una etapa. Y tampoco el hecho de haber decidido no renunciar al egoísmo ahora implica que esa elección sea definitiva. Uno puede cambiar de opinión cuando quiera y, si no ha aprovechado esta oportunidad, podrá hacerlo más adelante. Por tanto, tampoco es Dios el que elige “a los buenos para ponerlos a la derecha y a los malos a la izquierda”, sino que la elección parte de uno mismo. El mundo espiritual da las mismas oportunidades a todos y es uno mismo a través del libre albedrío el que elige lo que quiere hacer, en qué mundo quiere vivir. Dependiendo de la voluntad y hacia dónde dirija su esfuerzo, tendrá una cosa u otra. Los que quieren vivir en el amor vivirán en un mundo basado en el amor. Los que quieren vivir en el egoísmo vivirán en un mundo basado en el egoísmo, hasta que se den cuenta de que vivir de ese modo les hace desgraciados y entonces decidan cambiarlo.





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