domingo, 26 de enero de 2020

Compartiendo compartires de Ángel León C. Notas del libro "La partícula al final del Universo: del bosón de Higgs al umbral de un nuevo mundo."

Muchas veces solicito colaboraciones para el/los blogs que gestiono. No me gusta ser la única que escribo o comparto. 
Hoy tengo el gusto de compartir un resumen que Ángel hace del último libro que ha "leído". Pongo lo de "leído" entre comillas pues Ángel es invidente. Él no lee como lo hacemos nosotros. Me maravilla la amplitud de lecturas que tiene, a través de diferentes blogs/webs con "accesibilidad" como le llama él. 

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Fundamentos de la realidad.
Extracto de “La partícula al final del universo: del bosón de Higgs al umbral de un nuevo mundo”, de Sean Carroll.
Hola, comparto con vosotros unas notas de esta obra de Sean Carroll. En ella el autor describe los últimos avances obtenidos a través de los experimentos desarrollados en el acelerador de partículas (LHC), del CERN. Aunque estamos hablando estrictamente de física de partículas, a lo largo de la obra no han dejado de resonar en mi interior los ecos de todo lo que he ido estudiando sobre espiritualidad a lo largo de estos años: naturaleza fundamental de los estados de vibración, ondas y partículas, simetría y campos de conexión, etc., etc.
Si te apetece contactar conmigo puedes hacerlo a través de:
E-mail a angeleocab@gmail.com o bien whatsapp al 655 64 38 37
Ángel León, besos y abrazos.

1.- El modelo estándar y el bosón de Higgs.
2.- Campo y estado de vibración.
3.- Materia sutil y materia condensada. Materia y antimateria.
4.- Partículas en las ondas.
5.- A través de un espejo.
6.- Simetrías, conexiones y fuerzas.
7.- El umbral de un nuevo mundo.

1.- El modelo estándar y el bosón de Higgs.
La cosmología es el estudio del universo en su conjunto.
La física de partículas ha acabado siendo parte inseparable de la cosmología.
¿Qué es el bosón de Higgs? Es una de las partículas fundamentales de la naturaleza.
La física de partículas moderna contempla tres tipos de partículas. Las partículas de materia, como los electrones y los quarks, que constituyen los átomos que forman todo lo que vemos a nuestro alrededor. Las partículas de fuerza, que transmiten la gravedad, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares, que mantienen unidas las partículas de materia. El Higgs, único en su categoría.
El Higgs no es importante por lo que hace, sino por lo que es. La partícula de Higgs surge de un campo que se extiende por todo el espacio, conocido como el campo de Higgs.

Todas las cosas que existen en el universo visible, cuando se mueven en el espacio se desplazan a través del campo de Higgs, que siempre está ahí, en un discreto segundo plano.
Pero es importante. Sin el Higgs los electrones y los quarks no tendrían masa, como los fotones, las partículas de luz. Se moverían a la velocidad de la luz y la formación de átomos y moléculas sería imposible, no digamos ya la existencia de vida tal y como la conocemos.
El campo de Higgs no es un agente activo en la dinámica de la materia ordinaria, pero su presencia en segundo plano es fundamental. Sin él el mundo sería un lugar completamente distinto.
El bosón de Higgs es una humilde partícula, que representa tanto la última pieza del modelo estándar como el primer atisbo del mundo que existe más allá del mismo.
Un gran universo compuesto de pequeñas piezas.
Legoland, un mundo intrincado construido a base de Lego, esos pequeños bloques de plástico que se pueden ensamblar en infinitas combinaciones. Se parece mucho al universo real.
En cualquier momento dado el mundo que nos rodea contiene todo tipo de substancias. Madera, plástico, tejidos, cristal, metal, aire, agua, cuerpos de seres vivos. Objetos de todo tipo con propiedades muy diversas. Pero cuando las miramos más de cerca descubrimos que esas substancias, en realidad, no son tan distintas entre sí. Son, simplemente, distintas maneras de organizar una pequeña cantidad de bloques fundamentales: las partículas elementales.
Bajo la superficie todas las cosas están, en realidad, compuestas del mismo tipo de materia.
Hoy en día sabemos que los átomos no son, en absoluto, indivisibles. Constan de un núcleo compuesto por protones y neutrones, alrededor del cual orbita un conjunto de electrones. Ni siquiera los protones y los neutrones son indivisibles, pues están a su vez compuestos por piezas aún más pequeñas denominadas quarks. Los quarks y los electrones son los verdaderos átomos en el sentido de elementos indivisibles de la materia, según el término establecido por Demócrito.
Hoy en día los llamamos partículas elementales. Los protones y neutrones del núcleo atómico están formados por dos tipos de quarks, conocidos juguetonamente como up, arriba, y down, abajo. Los electrones y los quarks up y down no son las únicas partículas que hemos descubierto. De hecho, existen 12 tipos distintos de partículas de materia. 6 quarks sujetos a la interacción fuerte y confinados dentro de conjuntos más amplios, como los protones y los neutrones, y 6 leptones, que pueden desplazarse independientemente por el espacio. También tenemos las partículas portadoras de las fuerzas, que los mantienen unidos en las diferentes combinaciones Que vemos. Sin las partículas de fuerza el mundo sería un lugar muy aburrido. Las partículas individuales se moverían por el espacio únicamente en línea recta y nunca interaccionarían entre sí.

El modelo estándar de la física de partículas consiste, pues, en 12 partículas de materia más un grupo de partículas transmisoras de las fuerzas, que las mantienen unidas. El modelo estándar describe el mundo que nos rodea, aquí en La Tierra. Sin embargo, no explica las evidencias de que en el espacio existen cosas como la materia y la energía oscuras.
El bosón de Higgs es diferente. Esta partícula, técnicamente, es una partícula de fuerza, pero distinta de las que estamos acostumbrados a encontrarnos. Sin el bosón de Higgs el modelo estándar tendría un aspecto muy diferente y no se parecería en nada al mundo real. Con el bosón de Higgs el modelo estándar encaja perfectamente. Es la última pieza del rompecabezas.
Un universo en evolución, cíclico, ordenado y regular.
Dios no juega a los dados con el universo.
Cuando observamos el funcionamiento del mundo natural, impresiona lo bien que se las apaña el universo para funcionar por sí solo, sin ninguna intervención sobrenatural.
En las ecuaciones No se necesita introducir nada ajeno al mundo natural.
El universo posee una característica asombrosa: tiene sentido.
Si estudiamos lo que le sucede a la materia en diversas circunstancias, encontraremos asombrosas regularidades que, aparentemente, no se violan jamás. Cuando concluimos que dichas regularidades son reales más allá de cualquier duda razonable, las llamamos leyes de la naturaleza.
Las leyes naturales que hemos descubierto hasta la fecha toman la forma de precisas proposiciones matemáticas.
Nuestro universo es algo más que una amalgama de materia que se comporta de manera aleatoria. Es la evolución, muy ordenada y predecible, de determinados constituyentes de la materia. Una coreografía de partículas y fuerzas.
2.- Campo y estado de vibración.
Masa y volumen son inversamente proporcionales. A menor masa mayor volumen. A mayor masa menor volumen.
Cuanto menor es la masa mayor es el espacio que se ocupa.
Los físicos suelen utilizar las palabras fuerza, interacción y acoplamiento de manera prácticamente intercambiable. Las fuerzas se pueden entender como resultado del intercambio de partículas , y esto es equivalente a decir: como el resultado de las vibraciones de los campos.
Cuando la Luna siente la atracción gravitatoria de La Tierra podemos imaginar que hay gravitones que pasan de uno a otro cuerpo. Cuando un electrón es atrapado por un núcleo atómico es porque ambos han intercambiado fotones.
Fuerzas fundamentales:
La gravedad. Partículas asociadas: los gravitones.
El electromagnetismo. Partículas asociadas: los fotones.
La fuerza nuclear fuerte. Partículas asociadas: los gluones.
La fuerza nuclear débil. Partículas asociadas: el bosón z, eléctricamente neutro, y dos bosones w distintos, uno con carga eléctrica positiva y el otro con carga negativa.
El campo de Higgs. Partícula asociada: el bosón de Higgs.
Todas las fuerzas macroscópicas que experimentamos en nuestra vida cotidiana surgen, en última instancia, como complicados efectos colaterales de las fuerzas fundamentales.
En la naturaleza existe un tipo de simetría, que conecta lo que sucede en distintos puntos del espacio. Lo más interesante del bosón de Higgs no es la partícula en sí, sino el campo de Higgs del que surge.
Todas las partículas surgen de sendos campos. Es la teoría cuántica de campos. En última instancia todo son campos.
Cuando hablamos de un campo, estamos hablando de algo que toma un valor en cada punto del espacio. La temperatura de la atmósfera terrestre es un campo. En cada punto de la superficie terrestre o a cualquier altura por encima de ella, el aire tiene una determinada temperatura. La densidad y la humedad de la atmósfera también son campos, aunque no son campos fundamentales sino, simplemente, características del propio aire. En cambio, el campo electromagnético, o el gravitatorio, se consideran fundamentales. No están compuestos de ninguna otra cosa, sino que son aquello de lo que el mundo está hecho.
Según la teoría cuántica de campos, absolutamente todas las cosas están formadas por un campo o por una combinación de campos, y lo que llamamos partículas son minúsculas vibraciones de esos campos.
El mundo, tal y como se nos muestra cuando lo observamos, es muy distinto de como es en realidad. Cada una de las partículas que contempla el modelo estándar es, en el fondo, una vibración de un campo determinado. Los fotones que transmiten el electromagnetismo son vibraciones del campo electromagnético que se extiende por el espacio. Los gravitones son vibraciones del campo gravitatorio, los gluones son vibraciones del campo gluónico, etc.
Incluso las partículas de materia son vibraciones de un campo subyacente. Existe un campo de electrones, un campo de quarks y, en general, un campo para cada tipo de partícula.
De la misma manera en que las ondas de sonido se propagan a través del aire, las vibraciones se propagan por los campos cuánticos, y las observamos como partículas.
Las partículas, en realidad, son ondas cuánticas. Cada una tiene una longitud de onda, que nos da una idea aproximada de su tamaño y que determina también su energía.
Hace falta más energía para tener una longitud de onda más corta, ya que la onda necesita entonces variar más rápidamente de un punto a otro. Y la masa, como explicó Einstein, no es más que una forma de energía. Así que una menor masa implica menos energía que, a su vez, significa una mayor longitud de onda, lo que resulta en un tamaño mayor. Y, en sentido contrario, una masa mayor significa más energía, que implica una menor longitud de onda, lo que da lugar a un tamaño menor.
Según esta definición, campos como el gravitatorio o el electromagnético se mantienen en el cero allí en donde el espacio está verdaderamente vacío. Cuando toman algún otro valor transportan energía y, por lo tanto, el espacio no está vacío.
Lejos del cero.
Los campos toman un valor en cada punto del espacio y allí en donde el espacio está completamente vacío, ese valor es, normalmente, cero.
Por vacío entendemos “tan vacío como puede estarlo” o, más concretamente, con la menor energía posible.
El campo de Higgs es un campo constante, que permanece tranquilamente en segundo plano. El campo de Higgs es el que hace que las partículas tengan masa y existe como medio, a través del cual otras partículas se desplazan y afecta a sus propiedades cuando lo hacen.
Recapitulemos:
El mundo está compuesto por campos, substancias que se extienden por todo el espacio y que notamos a través de sus vibraciones, que se muestran como partículas.
El campo electromagnético y el campo gravitatorio pueden resultarnos familiares, pero según la teoría cuántica de campos, incluso las partículas como los electrones o los quarks son, en realidad, vibraciones de ciertos tipos de campos.
El bosón de Higgs es una vibración del campo de Higgs, de la misma manera en que un fotón de luz es una vibración del campo electromagnético.
Las famosas cuatro fuerzas de la naturaleza surgen de sendas simetrías, que son los cambios que podemos introducir en una situación sin alterar ningún detalle importante de lo que sucede.
Las simetrías a veces están ocultas y son, por tanto, invisibles para nosotros, están escondidas en el mundo directamente observable.
Cuando el espacio está completamente vacío la mayoría de los campos están desconectados.
Si un campo no es nulo en el espacio vacío, puede estar ocultando una simetría.
En el campo de las interacciones débíles, eso es lo que hace el campo de Higgs. Sin él el universo sería un lugar completamente distinto.
El bosón de Higgs es la pieza oculta que explica el truco de magia con que el universo nos obsequia, al darles a las partículas masas distintas. Sin el Higgs la intrincada diversidad del modelo estándar se reduciría a una anodina colección de partículas casi idénticas, con una masa prácticamente nula. No habría átomos, ni química, ni vida tal y como la conocemos.
El bosón de Higgs es, en cierto sentido, lo que da vida al universo.
Cuando las partículas interaccionan entre sí es porque existe algún tipo de fuerza.
Las partículas de masa del modelo estándar son las que les proporcionan a la materia que nos rodea su tamaño y su forma. Sin embargo, son las fuerzas y las partículas bosónicas asociadas a ellas las que hacen posible que las partículas de masa interactúen entre sí.
El Higgs es un bosón y, por tanto, susceptible de ser intercambiado entre otras partículas, dando así lugar a una fuerza de la naturaleza.
El bosón de Higgs es una vibración del campo de Higgs y el campo de Higgs es lo que hace que todas las partículas elementales con masa no nula, posean dicha masa.
Cuanto mayor es la masa de una partícula más intenso es su acoplamiento con el Higgs.
En realidad es al revés. Cuanto más intensa es la interacción de una partícula con el Higgs, mayor es la masa que acumula al atravesar el campo de Higgs, que se extiende por el espacio vacío.
3.- Materia sutil y materia condensada. Materia y antimateria.
Velocidad, energía y masa.
Materia sutil y materia condensada.
E=mc2, la famosa ecuación de Einstein.
Los protones del LHC tienen mucha energía porque se mueven muy deprisa, casi a la velocidad de la luz.
Cualquier objeto con masa, ya sea una persona, un coche o un protón, posee cierta cantidad de energía cuando está en reposo, según la fórmula de Einstein, y una energía cinética adicional, que depende de la velocidad a la que se mueve.
En nuestro mundo cotidiano la energía de movimiento es muchísimo menor que la que el objeto posee cuando está en reposo, sencillamente porque las velocidades habituales son muchísimo más bajas que la de la luz. Sin embargo, en las velocidades próximas a la velocidad de la luz, la energía debida al movimiento es mucho mayor que la energía en reposo.
A velocidades tan próximas a la de la luz, la teoría de la relatividad cobra una importancia fundamental. La relatividad nos enseña que a velocidades altas el espacio y el tiempo cambian. El tiempo se ralentiza comparado con el que marcan los relojes en reposo, y las longitudes se contraen a lo largo de la dirección del movimiento.
Según la relatividad, los objetos que se desplazan a una velocidad próxima a la de la luz, se contraen a lo largo de la dirección de su movimiento. Como consecuencia, a los protones de alta energía los 27 kilómetros alrededor del anillo les parecerían mucho más cortos. Para un protón a 4 teraelectronvoltios, una vuelta al anillo equivaldría a una distancia de algo más de 6 metros. Cuando alcance los 7 teraelectronvoltios, dicha distancia no llegará a los 4 metros.
La masa es, en realidad, una forma de energía.
La masa de un objeto es la energía mínima que puede poseer dicho objeto.
Cuando el objeto se encuentra en perfecto reposo, la cantidad de energía que posee es igual a su masa, multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado.
El papel de la velocidad de la luz se limita aquí a transformar las unidades de medida de masa en las de energía.
Como la velocidad de la luz se mide en años luz por año, c es igual a la unidad y masa y energía son realmente intercambiables.
E=m
Cuando el objeto está en movimiento, su masa es fija mientras que su energía aumenta a medida que va ganando velocidad.
La velocidad de la luz constituye un límite absoluto a lo rápido que pueden moverse los objetos. Sería necesaria una energía infinita para que un objeto con masa se desplazase a esa velocidad.
Las partículas de masa nula, por su parte, siempre se mueven, exactamente, a la velocidad de la luz.
Cuando un acelerador de partículas lleva los protones a energías cada vez más altas, por mucho que se aproximen a la velocidad de la luz nunca la alcanzan.
La masa no es más que una forma de energía, y la energía puede transformarse de una forma a otra siempre que la cantidad total sea constante.
Todo lo que ve ahora mismo a su alrededor, todas las cosas que ha visto con sus propios ojos a lo largo de su vida, todo lo que ha oído con sus oídos y experimentado con cualquiera de sus sentidos, es algún tipo de combinación de las partículas elementales junto con las tres fuerzas: gravitatoria, electromagnética y la fuerza nuclear fuerte que mantiene los protones y neutrones unidos.
Cada partícula de masa tiene asociada una partícula de tipo opuesto, su antipartícula.
Las partículas de antimateria tienen exactamente la misma masa que sus homólogas de materia, pero carga eléctrica opuesta.
Cuando una partícula y su antipartícula entran en contacto, normalmente se aniquilan mutuamente, dando lugar a la emisión de radiación energética.
Si, por ejemplo, un protón choca con un antiprotón, ambos se aniquilan mutuamente en un destello de luz.
Existe una simetría precisa entre materia y antimateria.
No se pueden crear partículas de carga negativa sin crear, simultáneamente, la misma cantidad de carga positiva que la contrarreste.
4.- Partículas en las ondas.
Todo lo que existe en el universo está compuesto por campos, campos de fuerza que atraen y repelen, y campos de materia cuyas vibraciones son las partículas.
En el electromagnetismo los campos ejercen su atracción antes incluso de que se produzca el contacto físico. Los campos electromagnéticos extienden su efecto a través del espacio aparentemente vacío para atraer a los objetos.
Acción a distancia.
En realidad, el espacio a través del cual el imán extiende su influencia no está vacío en absoluto. Lo ocupa un campo magnético, líneas de fuerza invisible que salen del imán, dispuesto a tirar de cualquier cosa que se ponga en su camino. Lo importante es que el campo magnético existe, tanto si tiene algo de lo que tirar como si no. Si hay imán hay campo magnético a su alrededor, aunque no lo podamos ver.
El campo es más intenso cerca del imán y se debilita al alejarnos de él. De hecho existe un campo magnético en absolutamente todo punto del espacio, con independencia de si hay imanes cerca o no.
En realidad, el mundo está hecho de campos. Las peculiaridades de la mecánica cuántica hacen que parezca que la materia del universo está formada por partículas, pero, en el fondo, está compuesta por campos. El espacio vacío no está tan vacío como parece. En cualquier punto existe una amplia variedad de campos, cada uno con su correspondiente valor.
Cuando hablamos de física de partículas, en realidad estamos hablando de física de campos. Los campos cuánticos son, en última instancia, los elementos constituyentes de la realidad, tal y como la entendemos actualmente. Los campos en sí no están compuestos de nada, los campos son aquello de lo que el mundo está compuesto. No conocemos un nivel más fundamental de la realidad.
El magnetismo se comunica a través de un campo, al igual que la gravedad y las fuerzas nucleares. Incluso lo que llamamos materia no es en realidad más que un conjunto de campos en vibración, de los que surgen las partículas. Todas las partículas surgen como vibraciones de sus correspondientes campos.
Idea de campo: las partículas surgen de los campos, la simetría da lugar a las fuerzas.
Campo potencial, el campo infinito que permea todo el espacio.
Cada objeto del universo ejerce una fuerza gravitatoria sobre cualquier otro. Los objetos más pesados ejercen una fuerza mayor y los más cercanos se ven afectados con mayor intensidad que los que se encuentran más alejados. Acción a distancia.
El campo potencial gravitatorio es un campo que se extiende por todo el espacio. La presencia de cuerpos masivos perturba el potencial gravitatorio, de manera similar a como la temperatura del aire en una habitación se ve afectada por un horno caliente. La perturbación es más intensa en las inmediaciones del objeto y se debilita al alejarse de él.
La fuerza debida a la gravedad surge porque es el propio campo el que empuja a los objetos. Sienten un impulso en la dirección del campo potencial gravitatorio, de forma muy parecida a una pelota que, situada sobre una superficie irregular, empieza a rodar en la dirección en la que disminuye la altura de la superficie.
No es que La Tierra extienda su influencia y atraiga a la Luna, sino que afecta al potencial a su alrededor, que a su vez perturba el potencial algo más allá, y así gradualmente hasta llegar a la Luna, y más allá.
La fuerza de la gravedad no es un misterioso efecto que recorre instantáneamente distancias infinitas, sino que surge de la variación progresiva de un campo infinito que permea todo el espacio.
Cuando se agita una carga se producen ondulaciones en el campo electromagnético. Dichas ondulaciones se propagan en forma de ondas, de manera muy parecida a las olas en el agua cuando cae una piedra. Cuando pulsamos el interruptor de la luz, lo que sucede es que la corriente eléctrica fluye a través del filamento de la bombilla haciendo que éste se caliente. Ése calentamiento agita los átomos del filamento con sus correspondientes electrones, haciendo que ondulen de aquí para allá, lo que a su vez produce ondas en el campo electromagnético, que cuando llegan a nuestros ojos percibimos en forma de luz. Lo que llamamos luz visible, por tanto, es tan sólo un determinado rango de longitudes de onda de la radiación, el que el ojo humano es capaz de observar.
Cuando utilizamos el control remoto para encender el televisor parece que sea acción a distancia pero, en realidad, no lo es. Pulsamos el botón y una corriente eléctrica empieza a agitarse en el interior de un circuito del mando, lo que produce una onda de radio que se propaga mediante el campo electromagnético hasta el televisor y es absorbida por un artilugio similar.
En todos los casos se trata de cargas en movimiento, que producen perturbaciones que se propagan por el campo.
Relatividad general.
La relatividad general de Einstein sustituyó por completo la teoría de la gravedad de Newton. La relatividad general describe la gravedad en función de un campo definido en todos los puntos del espacio, la cual, asímismo, describe la curvatura del propio espacio-tiempo. Según Einstein la gravedad es una manifestación de la curvatura y el estiramiento del mismísimo tejido del espacio. Cuando decimos que el campo gravitatorio es cero, lo que estamos afirmando es que el espacio-tiempo es plano y que es válida la geometría euclidiana que aprendimos en la escuela.
Una consecuencia de la relatividad general es que, como sucede con el electromagnetismo, las perturbaciones en el campo describen ondas que se propagan a la velocidad de la luz. En su avance una onda gravitatoria estira el espacio-tiempo, haciendo que los objetos se alejen y después se acerquen entre sí.
Así pues, la gravedad se comunica a través de un campo dinámico y vibrante.
Conceptualmente un campo es lo opuesto de una partícula. Una partícula tiene una posición definida en el espacio, mientras que un campo existe en cualquier punto del mismo, y está definido por su magnitud, el valor que toma en cada punto y otras propiedades como su dirección.
La mecánica cuántica terminó por compaginar ambos conceptos. Todo está compuesto de campos pero, cuando los observamos en detalle, lo que vemos son partículas. Cuando observamos un campo con el suficiente detalle, vemos que está compuesto por partículas individuales, aunque el campo en sí es real.
Imagine un televisor o la pantalla de un ordenador, cuya imagen desde una cierta distancia parece continua, pero que de cerca vemos que, en realidad, está compuesta por un conjunto de píxeles diminutos. Así pues, en un televisor cuántico la imagen continua existe realmente, pero cuando la miramos de cerca sólo podemos verla como píxeles.
La materia, en realidad, son ondas, campos cuánticos, pero cuando las observamos con el suficiente detalle, vemos partículas.
De modo que la luz es una onda, un conjunto de perturbaciones que se propagan en el campo electromagnético que se extiende por todo el espacio. Cuando incorporamos la mecánica cuántica llegamos a la teoría cuántica de campos, que dice que cuando observamos un campo electromagnético de cerca, lo vemos como partículas individuales.
La misma lógica se aplica a la gravedad. Está descrita por un campo, existen ondas gravitatorias que se mueven por el espacio a la velocidad de la luz, y si observásemos una onda con suficiente detalle la veríamos como un conjunto de partículas sin masa, denominadas gravitones.
De manera análoga, la fuerza nuclear fuerte se propaga gracias a un campo que observamos en forma de partículas denominadas gluones, y lo mismo sucede con la fuerza nuclear débil. Una vez que hemos entendido que las fuerzas surgen de campos que se extienden por el espacio, y que la mecánica cuántica hace que los campos se vean como partículas, ya podemos hacernos una idea bastante buena de como funcionan las fuerzas de la naturaleza.
Pero… ¿y la materia sobre la que dichas fuerzas operan? Una cosa es pensar que la gravedad o el electromagnetismo surgen de un campo, y otra muy distinta suponer que los propios átomos están asociados a campos.
Pues… resulta que sí… Al igual que las transmisoras de las fuerzas, las partículas de materia también surgen al aplicar las reglas de la mecánica cuántica a un campo que se extiende por todo el espacio.
Las partículas de materia son vibraciones de distintos campos cuánticos. Cada campo ejerce una minúscula influencia sobre los demás, al igual que un piano en una habitación puede hacer que las cuerdas de otro piano en la habitación continua resuenen suavemente en simpatía. No es que las nuevas partículas se creen de la nada por arte de magia, sino que las vibraciones en un campo se transfieren gradualmente a los otros campos.
Así pues, todas las partículas surgen a partir de campos.
5.- A través de un espejo.
Como ya hemos visto, el bosón de Higgs es una onda que se propaga en el campo de Higgs. Si el campo de Higgs desapareciese la materia ordinaria dejaría de mantenerse unida y los objetos explotarían de inmediato.
El Higgs es un campo que se extiende por todo el espacio, dándoles peso a las partículas como los electrones, permitiendo que formen átomos que se unen para crear moléculas. Sin el Higgs no habría átomos, sólo habría un montón de partículas moviéndose por separado a toda velocidad a lo largo y ancho del universo.
El campo de Higgs es como el aire. Normalmente no nos damos cuenta de que está ahí, pero lo tenemos a nuestro alrededor y sin él la vida sería imposible. A diferencia de otros campos de la naturaleza, el de Higgs tiene un valor no nulo, incluso en el espacio vacío. Al movernos por el mundo estamos inmersos en el campo de Higgs y es la influencia de dicho campo sobre nuestras partículas la causante de sus propiedades particulares.
El bosón de Higgs no es una partícula cualquiera. Su campo se extiende por todo el espacio, rompe simetrías y proporciona masa e individualidad a las demás partículas del modelo estándar.
Una analogía.
Imagina que Angelina Jolie y yo atravesamos una habitación vacía. Supongamos que la velocidad a la que ambos caminamos de manera natural es la misma. En ese caso, cruzaríamos la habitación en el mismo tiempo. Existe una simetría.
Ahora imagina que hay una fiesta y que la habitación está repleta de juerguistas con ganas de charlar. Yo camino a través de la habitación, puede que algo más despacio que cuando estaba vacía. Tengo que detenerme brevemente y adaptar mis pasos para sortear a todos los asistentes pero, en general, paso desapercibido.
Cuando Angelina atraviesa esa misma habitación, la historia es completamente diferente. A medida que camina todo el mundo hace que se detenga al acercarse a pedirle un autógrafo, a hacerse una foto con ella o, simplemente, a saludarla.
En la práctica su masa es mayor. Le cuesta más esfuerzo conseguir moverse y cruzar la habitación a ella que a mi. La simetría que antes teníamos se ha roto por la presencia en la habitación de las otras personas.
Angelina interactúa con mayor intensidad con los asistentes a la fiesta que yo. La intensidad de la interacción es un reflejo de su mayor fama.
Ahora pon un quark up en mi lugar, un quark top en el lugar de Angelina y el campo de Higgs en el de los asistentes a la fiesta. Si no existe un campo de Higgs que ocupe el espacio, la simetría entre el quark up y el top es perfecta, y se comportan de la misma manera. Al igual que Angelina y yo, atravesarán la habitación vacía a la misma velocidad. Pero un quark top interacciona más intensamente con el Higgs de lo que lo hace un quark up. Si el campo de Higgs se pone en funcionamiento el top acaba con una masa mayor y cuesta más hacer que se mueva, así como le resulta más trabajoso a Angelina abrirse camino entre la concurrencia que a mi.
El campo de Higgs se extiende por todo el espacio y los bosones de Higgs son vibraciones en su seno, afectando a todo lo que se mueva a través de él.
Desplazado respecto al 0.
Como hemos visto, el universo está formado por campos, pero la mayoría de estos campos están apagados, su valor es 0 en el espacio vacío.
Una partícula es una pequeña vibración en un campo, un paquete de energía que se crea cuando se desplaza el campo respecto a su valor natural.
El Higgs es distinto. No se anula, ni siquiera en el espacio vacío. El campo toma un determinado valor constante absolutamente en todos los puntos y la partícula del bosón de Higgs es una vibración alrededor de dicho valor, no alrededor del 0.
¿Qué hace que el Higgs sea tan especial? La clave está en la energía. Imagina una pelota en lo alto de una colina. Tiene lo que los físicos llaman energía potencial. No hace nada, está tranquilamente en reposo, pero tiene el potencial de liberar energía si dejamos que baje rodando por la pendiente. Cuando eso sucede gana velocidad y va convirtiendo gradualmente su energía potencial en energía de movimiento. Pero también, al moverse choca con las piedras, siente la resistencia del aire y hace ruido, todo lo cual hace que se disipe energía en su recorrido. Cuando llega a la base de la colina su energía adicional se ha convertido en sonido y calor y la pelota puede volver al reposo.
Los campos son algo parecido. Cuando los desplazamos de su estado de reposo preferido hacemos que ganen energía potencial. Si los soltamos empiezan a vibrar y pueden acabar disipando su energía al transferírsela a otros campos. En algún momento volverán al estado de reposo.
Lo que hace que el campo de Higgs sea tan especial es que su estado de reposo no se encuentra en el 0. En su estado de menor energía el campo se queda anclado en 246 gigaelectronvoltios, el valor del campo en el espacio vacío.
La masa del bosón de Higgs nos dice cuanta fuerza se necesita para ponerlo en movimiento, al igual que la masa de cualquier otro objeto. Dicho de otra manera, es la cantidad de energía que debemos proporcionar a una vibración del campo antes de que se nos muestre como una partícula. El valor del campo es algo completamente distinto, caracteriza cómo se comporta cuando se encuentra en reposo.
Para hacernos una idea de por qué el campo de Higgs se estabiliza cerca de los 246 gigaelectronvoltios y no del 0, pensemos en un péndulo que cuelga del techo. Este péndulo se comporta como un campo normal, su estado de mínima energía es aquel en el que se encuentra en posición vertical, en la parte más baja de su arco.
Podemos proporcionarle energía si lo desplazamos de esa posición. Si después lo soltamos empezará a oscilar de un lado a otro para acabar deteniéndose una vez que haya perdido toda esa energía debido a la resistencia del aire y al rozamiento.
Ahora imagina un péndulo invertido, cuyo pivote está fijado al suelo en lugar de al techo. Básicamente el mecanismo es el mismo, pero se comporta de una manera completamente distinta. El péndulo invertido posee energía potencial cuando está en posición vertical, a diferencia del primer péndulo, en el cual ésta era su configuración de mínima energía. Si lo dejamos a su suerte el péndulo se quedará en el suelo sin oscilar, ya sea a la izquierda o a la derecha del pivote.
El campo de Higgs se parece al péndulo invertido porque necesita energía para mantenerse en su estado de reposo. Su estado de mínima energía es aquel en el que el campo toma un valor fijo en todos los puntos. El valor del campo es el del desplazamiento del péndulo respecto a la vertical. Un campo normal tiende a estar en el 0, mientras que el de Higgs se inclina por tomar un valor no nulo.
Proporcionando masa a las partículas.
El campo de Higgs interactúa con las partículas elementales del modelo estándar proporcionándoles masa.
La masa de un objeto podría definirse como el grado de resistencia que uno encuentra cuando empuja el objeto, que es otra forma de decir: la cantidad de energía que se necesita para que el objeto se mueva a una determinada velocidad.
Otra definición podría ser: la cantidad de energía que posee un objeto cuando está en reposo. Se llega a ella deshaciendo el camino que conduce a la ecuación e=mc2 de Einstein. Solemos pensar que esta ecuación nos dice cuanta energía se acumula en un objeto de una determinada masa pero, igualmente, podemos entenderla como la definición de la masa de un objeto que no se mueve.
Si una partícula no interactúa directamente con el Higgs no tiene masa. En caso de que sí lo haga, su masa no es nula y su valor es directamente proporcional a la intensidad de dicha interacción. Si la interacción es débil la masa será pequeña. A mayor intensidad las masas serán, por consiguiente, más grandes.
Si el Higgs fuese como otros campos y su valor en reposo en el espacio vacío fuese 0, la intensidad de su interacción con otras partículas simplemente mediría la probabilidad de que el bosón de Higgs interactuase con dichas partículas si sus trayectorias se cruzasen.
Al tener un valor no nulo las partículas elementales interactúan con él continuamente. Y son esas interacciones, persistentes e inevitables con el ambiente, las que producen la masa de las partículas.
6.- Simetrías, conexiones y fuerzas.
De lo microscópico a lo macroscópico: campo de Higgs, fuerza nuclear, electromagnetismo y gravedad.
Simetría y regularidad, las simetrías en la naturaleza.
Si, por ejemplo, rotamos un círculo alrededor de un eje que pase por su centro, siempre obtendremos un círculo exactamente idéntico. Podemos, por consiguiente, comparar las simetrías con los fenómenos cíclicos. Partimos desde un origen y siempre retornamos al mismo punto de partida.
En este contexto, una simetría es una forma de decir que podemos alterar las cosas de una determinada manera sin que cambie nada importante.
En física, de manera análoga, con frecuencia podemos determinar cual será el comportamiento de nuestros experimentos simplemente con entender cual es la simetría que opera en cada caso.
Un caso clásico de simetría en física es la mera constatación de que da igual en donde realicemos un determinado experimento. Si este refleja principios fundamentales de la física, , debería obtenerse el mismo resultado.
Invariancia traslacional.
Cuando se trata de campos y partículas las simetrías nos dicen que en un mismo tipo de simetría podemos intercambiar distintos tipos de partículas, distintos tipos de campos. Toda la física relevante permanecerá inalterada. Ése es el poder de la simetría.
La verdadera importancia de las simetrías se debe a que cuando son suficientemente potentes dan lugar a las fuerzas de la naturaleza.
Conexión entre simetrías y fuerzas.
Al igual que en el mundo cotidiano existe una simetría que dice que no importa en donde se realice un experimento, hay otra que afirma que no importa en qué dirección esté orientado el experimento, debería obtenerse el mismo resultado. Invariancia rotacional.
En la literatura técnica, una conexión asocia un valor a cada punto del espacio que ocupa un campo y, además, nos indica cómo se relacionan dichos puntos entre sí. Por ejemplo, un mapa topográfico sería una imagen de un campo de alturas. La información que ese campo incorpora nos permite establecer relaciones entre lo que sucede en distintos puntos del espacio.
Una simetría siempre va acompañada de un campo de conexión que nos permite comparar lo que sucede en cada ubicación. Por ejemplo, cuando la altura del terreno varía de un lugar a otro se puede ir del uno al otro esquiando, o patinando, dependiendo de las condiciones. Si el terreno es plano uno permanecería ahí, inmóvil. Cuando el terreno tiene una inclinación existe una fuerza que tira de uno hacia la base de la colina.
Ésa es la fórmula mágica que hace que el mundo evolucione según la física moderna. Las simetrías dan lugar a campos de conexión, y las variaciones en los campos de conexión dan lugar a las fuerzas de la naturaleza.
Las cuatro fuerzas de la naturaleza, gravedad, electromagnetismo y las fuerzas nucleares fuerte y débil, están todas basadas en simetrías. El bosón de Higgs también transmite una fuerza, pero no es el que hace que las partículas tengan masa. De eso se encarga el campo de Higgs, en segundo plano, y no está basado en ninguna simetría.
Los campos bosónicos que transmiten estas fuerzas, gravitones, fotones, gluones y bosones w y z, son todos campos de conexión, que establecen relaciones entre distintos puntos del espacio. Estos campos de conexión definen unas pistas de esquí invisibles entre cada punto del espacio, que dan lugar a las fuerzas que impulsan las partículas en distintas direcciones, dependiendo de cómo interaccionen.
El campo de Higgs rompe (oculta) las simetrías. Ya hemos comentado un par de ejemplos sencillos de simetrías que se dan a nuestro alrededor: da igual en donde estés y da igual en qué dirección estés orientado. Las leyes físicas poseen, además, otra simetría en la que es más difícil reparar: da igual a qué velocidad te muevas.
Imagina que vas en un tren, viajando a toda velocidad a través de la campiña. Supongamos que es un tren supermoderno, que utiliza levitación magnética para flotar sobre los raíles. Si el tren es lo suficientemente silencioso y no encuentra sobresaltos en su recorrido, no hay manera de saber a qué velocidad nos movemos sin mirar por la ventana.
En estas condiciones, si se realiza un experimento en el interior del tren, la velocidad a la que nos movemos no importa. Estemos completamente parados o a 150 kilómetros por hora, el efecto de echar un caramelo de menta en una Coca-cola sería el mismo.Sin embargo, para un observador posicionado en tierra, viendo pasar el tren, la situación no es la misma. Si el tren estuviese parado podría constatar el experimento observando a través de las ventanillas, pero si el tren está en movimiento su velocidad le impedirá la observación. Este es un ejemplo de ruptura (ocultación) de simetría. A las leyes de la física les da igual la velocidad a la que te muevas, pero al observador no. Éste tiene una velocidad preferida: en reposo respecto al suelo.
Las reglas profundas del juego poseen una simetría, pero nuestro entorno no la respeta. Por consiguiente, decimos que el entorno rompe (oculta) la simetría. Eso es, exactamente, lo que el campo de Higgs hace con las interacciones. Las leyes básicas de la física obedecen a una determinada simetría, pero el campo de Higgs la oculta.
La simetría en realidad sigue ahí, oculta en las ecuaciones fundamentales que rigen el mundo, pero alguna característica de nuestro entorno hace que exista una dirección preferida. Esto no afecta al hecho de que las leyes físicas son invariantes respecto a las distintas velocidades.
El campo de Higgs rompe (oculta) las simetrías. En el nivel observable, medible y constatable, las partículas han adquirido su masa y aparecen cada una con sus propiedades particulares. En el nivel profundo, sin embargo, las simetrías persisten y se mantienen los principios fundamentales.
Todo esto me recuerda la imagen de la danza de la Shakti, en la tradición oriental. Menudo baile de máscaras organiza el Higgs.
Recapitulemos…
Ya hemos visto la profunda conexión existente entre las simetrías y las fuerzas de la naturaleza. Si tenemos una simetría que opera independientemente en cada punto del espacio, con ella viene también, necesariamente, un campo de conexión, y son estos campos de conexión los que dan lugar a las fuerzas.
La simetría fundamental siempre está asociada a partículas bosónicas sin masa. Las simetrías imponen rigurosas restricciones sobre las propiedades que pueden tener las partículas.
Las fuerzas, que son transportadas por las partículas sin masa, tienen alcance infinito.
Los bosones se definen como los campos que transmiten las fuerzas, en contraposición con los fermiones, que son los campos de materia que ocupan espacio.
Un campo bosónico que se extienda por todo el espacio, puede proporcionar masa a las partículas elementales.
Ruptura espontánea de simetría.
La simetría fundamental existe realmente, pero está oculta por un campo que toma un valor no nulo. La simetría está en las ecuaciones básicas, pero la solución concreta que nos interesa de dichas ecuaciones no tiene un aspecto muy simétrico.
El mecanismo de Higgs.
La ruptura espontánea de una simetría produce partículas con masa (el bosón de Higgs), que da lugar a interacciones de corto alcance al acoplarse con otras partículas.
Dos tipos de campos. El transmisor de la fuerza y el causante de la ruptura de simetría, que toma un valor no nulo en el espacio, es decir, adquiere masa sin violar la simetría básica, todo lo cual está en perfecto acuerdo con los requisitos de la relatividad. Así es como funciona la naturaleza.
7.- El umbral de un nuevo mundo.
En una galaxia hay mucha más materia de la que observamos y gran parte de la misma está distribuida lejos del centro, a diferencia de lo que sucede con las estrellas visibles.
Materia oscura.
La materia está “desaparecida”, en una forma que no es fácil de observar.
Se han calculado con precisión dos números por separado. La cantidad total de materia en el universo y la cantidad total de “materia ordinaria”. Ésta última engloba átomos, polvo, estrellas, planetas y cualquier tipo de partícula conocida en el modelo estándar.
Los dos números no coinciden. La cantidad total de materia ordinaria en el universo constituye únicamente una quinta parte de la materia. La mayor parte es materia oscura y ésta no puede estar formada por ninguna de las partículas del modelo estándar. Sabemos perfectamente cuánta materia ordinaria hay en el universo, con independencia de la forma que tome actualmente, y no es, ni remotamente, suficiente como para dar cuenta de toda la materia existente.
El bosón de Higgs es la última pieza en el rompecabezas del modelo estándar, pero éste no es en modo alguno el final del camino. La materia oscura es sólo uno de los indicios de que hay mucha más física por comprender.
Una perspectiva apasionante es que el bosón de Higgs haga las veces de puente entre lo que conocemos y lo que esperamos aprender.
Wimp
Imaginemos una nueva partícula de un cierto tipo. Una Wimp, partícula con masa, de interacción débil, es decir, sensible a las interacciones de la física de partículas y tiene una masa compatible con otras partículas que intervienen en las interacciones débiles, como los bosones w y z, o el de Higgs.
La posibilidad de que la materia oscura sea una Wimp abre varias puertas experimentales, precisamente porque el Higgs interactuaría con ella. De hecho, en muchos de los modelos de la materia oscura basados en Wimp, el acoplamiento más intenso entre ésta y la materia ordinaria se produciría mediante el intercambio de un bosón de Higgs. El Higgs podría ser el eslabón que une nuestro mundo con la mayor parte de la materia del universo.
El portal de Higgs.
El descubrimiento del Higgs constituye, al mismo tiempo, la culminación de un grandioso proyecto, la construcción del modelo estándar, y el pistoletazo de salida para el siguiente, la búsqueda de mundos ocultos más allá de dicho modelo. El portal de Higgs sería, pues, la abertura que comunica el modelo estándar y los sectores ocultos de la materia."""


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