El Lunes
por la mañana comulgaba con el Ángel de la Vida mediante las
siguientes palabras:
"Ángel de la Vida, entra a través de mis extremidades y refuerza todo mi cuerpo."
Seguidamente contemplaba a los árboles y absorbía la fuerza de ellos y de los bosques.
"Ángel de la Vida, entra a través de mis extremidades y refuerza todo mi cuerpo."
Seguidamente contemplaba a los árboles y absorbía la fuerza de ellos y de los bosques.
Las
palabras con las que se comulgaba el Martes por la mañana con el
Ángel de la Alegría eran las siguientes:
"Ángel de la Alegría, desciende a la tierra y confiere belleza a todos los seres."
Seguidamente sentía como absorbía vibraciones de alegría procedentes de las bellezas de la naturaleza al contemplar los colores del amanecer o de la puesta del sol, al oír el canto de un pájaro o percibir el aroma de una flor.
"Ángel de la Alegría, desciende a la tierra y confiere belleza a todos los seres."
Seguidamente sentía como absorbía vibraciones de alegría procedentes de las bellezas de la naturaleza al contemplar los colores del amanecer o de la puesta del sol, al oír el canto de un pájaro o percibir el aroma de una flor.
El
Miércoles por la mañana, para comulgar con el Ángel del Sol se
utilizaban estas palabras:
"Ángel del Sol, entra en mi Centro Solar y confiere el fuego de la vida a la totalidad de mi cuerpo."
Al pronunciar estas palabras se contemplaba el sol naciente sintiendo y dirigiendo las fuerzas solares acumuladas a través de su centro solar, situado en el plexo solar, irradiandolas desde allí a todas las partes de su cuerpo.
"Ángel del Sol, entra en mi Centro Solar y confiere el fuego de la vida a la totalidad de mi cuerpo."
Al pronunciar estas palabras se contemplaba el sol naciente sintiendo y dirigiendo las fuerzas solares acumuladas a través de su centro solar, situado en el plexo solar, irradiandolas desde allí a todas las partes de su cuerpo.
El
Jueves por la mañana la Comunión con el Ángel del Agua se hacía
diciendo:
"Angel del Agua, entra en mi sangre y confiere el agua de Vida a la totalidad de mi cuerpo."
Al decir esto contemplaba las aguas de la tierra ya fuera en forma de río, lago, mar o cualquier otra, sintiendo como las corrientes del Ángel del Agua intensificaban y dirigían la circulación de la sangre.
"Angel del Agua, entra en mi sangre y confiere el agua de Vida a la totalidad de mi cuerpo."
Al decir esto contemplaba las aguas de la tierra ya fuera en forma de río, lago, mar o cualquier otra, sintiendo como las corrientes del Ángel del Agua intensificaban y dirigían la circulación de la sangre.
En la
comunión del Viernes por la mañana con el Ángel del Aire el esenio
decía;
"Ángel
del Aire, entra en mis pulmones y confiere el aire de Vida a la
totalidad de mi cuerpo."
Al decir
estas palabras contemplaba la atmósfera mientras respiraba
rítmicamente.
Para
comulgar con la Madre Terrenal, el Sábado por la mañana, el Esenio
decía:
"La Madre Terrenal y yo somos uno. Ella da el alimento de vida a todo mi cuerpo."
Tras pronunciar estas palabras contemplaba frutos comestibles, granos o plantas y sentía fluir las corrientes de la Madre Terrenal a través de él, intensificando y dirigiendo el metabolismo de su cuerpo.
"La Madre Terrenal y yo somos uno. Ella da el alimento de vida a todo mi cuerpo."
Tras pronunciar estas palabras contemplaba frutos comestibles, granos o plantas y sentía fluir las corrientes de la Madre Terrenal a través de él, intensificando y dirigiendo el metabolismo de su cuerpo.
El
Domingo por la mañana, para comulgar con el Ángel de la Tierra
decía:
"Ángel de la Tierra, entra en mis órganos reproductores y regenera la totalidad de mi cuerpo."
Al decir estas palabras contemplaba el suelo generador de vida y la hierba creciendo, al mismo tiempo sentía como las corrientes del Ángel de la Tierra transformaban su energía sexual en fuerzas regenerativas.
"Ángel de la Tierra, entra en mis órganos reproductores y regenera la totalidad de mi cuerpo."
Al decir estas palabras contemplaba el suelo generador de vida y la hierba creciendo, al mismo tiempo sentía como las corrientes del Ángel de la Tierra transformaban su energía sexual en fuerzas regenerativas.
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