sábado, 4 de julio de 2020

La Importancia de LA ESCUCHA.


La Vida no para de darme motivos para escribir. Para compartir. Y como dice el cartel de un querido compi del grupo de güasa “Uno comparte lo que lleva por dentro y no lo que los demás hagan de ello.” Hay otra parte del cartel que … no puedo hacer mía, la de “No me importa cuantas veces no lo valoren”, pues hay veces que me siento ninguneada. Ya lo he compartido en alguna ocasión. ¿Que es egoico? Bueno ¿y qué? No pretendo ser perfecta. Debe ser súper aburrido. Asumo mi parte terrícola, con todos los avíos.

También la Vida me da motivos para cambiar de temática a compartir. Sobre la marcha. Porque la Vida es un constante Cambio. Y me adapto a ello lo más que puedo. Y es mucho.

La protagonista de hoy, la llamaré María, como la protagonista de mis libros. Y la historia que os comparto es totalmente cierta. “Verídico” que diría Paco Gandía.

El jueves, al volver de mi paseo playero y mis bañitos y ratito de sol, para secarme un poco, casi llegando al Paseo, recibo una llamada en el movilete. Me extraña mucho, pues nadie me llama. O casi nadie. Ni me acordaba del sonido del teléfono. También verídico. Me paro, busco en la bolsa de la playa y en la bolsita más pequeña, ahí está el movilete, junto a las gafas, las llaves del piso …
“¿Lorena?” pregunta una voz femenina al otro lado de la línea.
“Lo siento. Se ha equivocado.” Contesto con toda la amabilidad de que soy capaz.
Una mujer de voz un tanto rota por la Vida, me cuenta que Lorena es la mujer que le va a limpiar.
“Me gusta saber dónde vive y su número de teléfono. Me ha apuntado este 6 5 2 0 8 . . . . “
“Ese es mi teléfono, donde usted ha llamado. La chica se ha debido equivocar al escribirle el número”
“Es que los número no se entienden bien. El 5 no se sabe si es un 3 … … ...” Insiste la buena mujer.
Intercambiamos algunas palabras más. Cuelga, porque le llaman a la puerta.

En el Paseo Marítimo, en las máquinas de hacer ejercicios, entre máquina y máquina, vuelven a llamar. No tengo puestas las gafas y no veo el número. De todas formas, lo cojo.
Es la misma señora. Me vuelve a contar que la mujer que viene a limpiar -que intuyo es bastante nueva con ella- le ha dado este número de teléfono. Que no entiende los números, pues no están claros. Que le gusta saber dónde vive y el número de teléfono. Que mañana no va a estar en casa, pues tiene que ir al hospital. Está operada de la espalda.
Le sugiero que escriba una nota en un papel, y la pegue en la puerta del piso, para cuando llegue la chica, lo lea, y sepa que ella no está.
Me pide disculpas por la nueva equivocación.
“No pasa nada. Que tenga un buen día señora” le contesto. Intuyo que se encuentra muy sola y necesita hablar con alguien. Ser amable no es ningún esfuerzo. Siempre: “Como a ti mismo”.
Ella también me desea un buen día.

Ya arriba en el piso, vuelvo a recibir una llamada en el movilete. Como no sé el número anterior, no sé si es la misma persona. Ahora sí tengo las gafas puestas y veo el número. Contesto el teléfono. Lo hago siempre.
Escucho la misma voz. De nuevo “María” me cuenta lo de la chica que le viene a limpiar. No se me ocurre nada mejor que escucharla, y hacer una escucha activa.
“Creo que Lorena no es su nombre.” refiriéndose a la chica de la limpieza. ¿Está preocupada?
Le pregunto si no tiene familia.
“Mi hermana vive abajo, pero ella no me echa cuenta. No quiere saber nada de mi.” Contesta nuestra María.
Me cuenta que ella es de Córdoba. Hace tiempo que vive en Valencia. Su hermana se fue a Valencia unas vacaciones, conoció un chico y después de 6 meses se casaron y se fueron a vivir allí. Su sobrina nació en Inglaterra. Es inglesa.
El marido de María era capitán (o algún alto grado) de la Guardia Civil. Ella ha sido enfermera 4x años. Intuyo que es viuda.
María se fue a vivir a Valencia porque su sobrina le insistió: “Tita, vente aquí con nosotros.”
Ahora se siente sola. Muy sola y desamparada.
No me lo dijo así, tal cual. Su lenguaje lo decía todo.
De nuevo vuelven a llamar a la puerta.
“Es la chica que me manda el ayuntamiento para hacerme los mandaos”
Le vuelvo a desear que tenga un buen día.
“Gracias. Igualmente para usted.”
¡Jo der! Es la primera expresión que se me ocurre al escribir estas líneas.

Nuestra María NO es la única mujer, ni hombre, en esas circunstancias. He estado indagando en una web que se llama “Adopte un abuelo”. Algo tan fácil como acompañar a una persona de una cierta edad a lo-que-sea: ir al cine, a la compra, visitarlos en la residencia, ir a tomar un café, ir de cañas ¿por qué no?, un paseo, enseñarles internet, enseñarles a leer ¡¡¡Síiiiiiiiiiiiii, síiiiiiiiiii, algo casi impensable en nuestros días!? … … … Y sobre todo ESCUCHARLO. Según esta web EL 60% DE LOS MAYORES QUE VIVE EN RESIDENCIAS N O RECIBE VISITAS." Mu jevi ¿no? También según esta web: "En España hay más de 2.000.000 de mayores que viven solos. Además, la situación de confinamiento incrementa su aislamiento y soledad." .Aquí te dejo la web, por si quieres profundizar y apuntarte. https://adoptaunabuelo.org También hay otras muchas formas de Adoptar un Abuelo, aunque no sea en la web.

Se me ocurre que lo de "vivir solo", a partir de "una cierta edad" NO tiene, NO DEBE ser un handicap. Es más bien la forma como "vives solo".

La cuestión es que me da que hemos perdido, y mucho, la gran virtud de la ESCUCHA ACTIVA. La mayor parte del tiempo, NO escuchamos. Oímos y ya sabemos lo que vamos a contestar a lo que nos están intentando comunicar.

Me vuelvo a acordar de algo que ya he compartido en alguna ocasión. Cuando, después de preguntar y re-preguntar, consigo que me contesten: “Es que estoy en tantos grupos y con tantas conversaciones que no me da tiempo de leer/escuchar todo lo que se comparte”. Lo puedo entender, solo que, si es un audio, es algo más personal, entre otros compartires. Así lo experimento. NO es un compartir algo que no es mío. Un audio SÍ es algo personal. Y si no, como ya creo que también compartí: NO estés en "tantos grupos", si no te vas a enterar de la mitad de lo que se comparte. Es mi forma de experimentarlo. Personal e intransferible, como siempre. Sólo una sugerencia. PRIORIDADES. 

También se da el caso de que después de 3 audios, y sin haberle compartido nada más, siguen sin contestarme. Y cuando me ven por la calle: “Hombre, estás muy perdida” ¡¡¡Jo derrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!

Todo Es Perfecto y Correcto.

Y quiero volver con nuestra María. Con todas las Marías, Pepes, Antonios, Consuelos … … … que hay en el mundo. Que hay en nuestra España, y más después de toda esta movida en la que nos han ENCERRADO -literalmente- y nos PROHÍBEN o casi, el contacto con otras personas “con las que no convivan”. En pro de unas SUPUESTAS garantías sanitarias, totalmente infundadas. Y demostrado lo de “infundadas”. Quien tenga oídos para oír, que escuche y que lea.

Mucha gente mayor, de una cierta edad, va a morir de soledad, de depresión, de falta de ganas de VIVIR. Claro que así le ahorran un montón de dinero en pensiones a la ¿seguridad social? Tambén muuuu jevi ¿Acaso es mentira?

Lo de la ESCUCHA ACTIVA, con empatía, es toda una Arte-Sanía. Porque escuchar, realmente SANA. Sana el Espíritu. Sana el Alma. Y por ende Sana el cuerpito.



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