miércoles, 29 de julio de 2020

"Las Leyes Espirituales" Vicent Guillem (69) Misión de Jesús en la Tierra - 8

Ya pero… ¿no fue él mismo el que decía a la gente “tus pecados te son perdonados”?
Lo que quiso decir es que por el hecho de haber actuado contra la ley del amor durante el pasado no estáis condenados para siempre, sino que todos tenéis una oportunidad de rectificar y comenzar de nuevo, en el momento que queráis, sin que se tenga en cuenta quiénes fuisteis ni lo que hicisteis.

Ya, pero ¿por qué se lo decía justamente a los enfermos después de curarlos?
Cuando Jesús sanaba a un enfermo le estaba haciendo una limpieza de tóxicos, tanto del cuerpo físico como del cuerpo astral, causantes de la enfermedad a nivel físico. Estos tóxicos eran el resultado de la acumulación de tóxicos psíquicos por sentimientos, pensamientos y actos contra la ley del amor efectuados por el espíritu en esa misma vida y en vidas anteriores, y que en esa época eran llamados pecados. Considerad la sanación que Jesús efectuaba a través de la imposición de manos como una pasada de aspiradora de una alfombra (el cuerpo) que está sucia a causa de no haber puesto cuidado en mantenerla limpia. Si después de esa limpieza drástica la persona no hace ningún cambio en sus hábitos “sucios”, al cabo de poco tiempo la alfombra volverá a estar igual de sucia que estaba antes de la limpieza. De hecho, hubo gente que después de haber sido sanada por Jesús, desoyó los consejos hacia la reforma interior y mantuvo sus malos hábitos espirituales, de modo que volvió a generar tóxicos psíquicos a nivel mental, que al pasar a los niveles astral y físico volvieron a causar nuevamente la enfermedad.

¿Y cuando los enfermos le daban las gracias por que les había curado, por qué les decía: “Tu fe te ha salvado”?
Porque Jesús conocía que, para que la transmisión de energía sanadora, llamémosla reiki, prana o como queramos, sea efectiva, no hace falta solo que haya un buen emisor sino también que haya un buen receptor, es decir, que el que recibe esté predispuesto a recibir la energía con los chakras bien abiertos. Para que esto suceda, la persona que recibe la energía debe de tener confianza (fe) en el emisor, ya que cuando hay desconfianza, los chakras se mantienen cerrados y la energía no puede penetrar y ejercer su efecto terapéutico, por muy potente que sea el emisor.

Pero esto a veces se le decía no a la persona que había sido curada, que estaba inconsciente o demasiado enferma para entender que la estaban intentando curar, sino a uno de sus familiares. ¿Cuál es el sentido aquí?
Igual que Jesús tenía el poder de transmitir energía de alta vibración, con alto poder curativo, alentado por su capacidad de amar y la voluntad de hacer el bien, existe el poder de potenciar la transmisión de la energía en aquellas personas que tienen confianza en ella y tienen la voluntad de ayudar a aquellos que lo necesitan, de forma que actúan así de “repetidores” de la señal original. En este caso, ellos mismos se convierten también en canal de paso de las energías sanadoras. Igualmente, hay personas que son capaces de interferir la transmisión de energía curativa hacia otras personas de su entorno por su negatividad psíquica o su incredulidad. Hubo muchos casos de personas que no confiaban en Jesús y sus enseñanzas. En esos lugares, a pesar de que él seguía poniendo las manos sobre los enfermos como siempre, hubo pocas sanaciones. Esta circunstancia está recogida en los propios Evangelios.
“Llegó (Jesús) a su pueblo y comenzó a enseñar en la sinagoga. La gente estaba tan sorprendida que algunos decían: ‘¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿Cómo puede hacer esos milagros?’. Otros decían: ‘Pero ¡si es Jesús, el hijo de José, el carpintero! María es su madre, y sus hermanos son Santiago, José, Simón y Judas. Sus hermanas aún viven aquí. ¿Cómo es que Jesús sabe tanto y puede hacer estos milagros?’ Ninguno de los que estaban allí quiso aceptar las enseñanzas de Jesús. Entonces él dijo: ‘A un profeta se le respeta en todas partes, menos en su propio pueblo y en su propia familia’. Jesús no hizo muchos milagros en aquel lugar, porque la gente no creía en él.” (Mateo 13, 54-58)

Ya que estamos, hablemos de la resurrección.
De acuerdo. Voy a intentar aclarar este tema porque en este punto hay un lío tremendo. Muchas de las cosas que se han dicho de la resurrección son totalmente incorrectas.
Si entendemos como resurrección la supervivencia del espíritu después de la muerte del cuerpo, esto sí es correcto. El que después de la muerte el ser continúe viviendo no tiene nada de extraordinario. La supervivencia del espíritu no empezó con Jesús, sino que se ha producido siempre, ya que es una ley universal y ya hemos hablado de ello ampliamente. Pero todas aquellas creencias que hablan de que, para que el espíritu viva, ha de estar necesariamente ligado a un cuerpo y concretamente al mismo cuerpo que ocupó durante la vida física no son ciertas.

Pues hay ramas de algunas Iglesias cristianas que creen que la vida solo es posible teniendo un cuerpo físico, es decir, que no admiten la vida del espíritu después de la muerte desligada del cuerpo. ¿Qué opinas al respecto?
No es cierto que cuando el cuerpo muere el alma quede indefinidamente en un estado como de sueño hasta que vuelva a ocupar el mismo cuerpo que dejó. Esto es una de las falsas creencias que existen sobre la resurrección. ¿Acaso no es evidente que, a partir del momento en que se produce la muerte física, el cuerpo comienza un proceso de descomposición hasta que llega un momento en el que no queda nada de él? ¿Cómo puede creer alguien que sea posible que llegue el día en que para que se vuelva al mundo físico se ocupe un cuerpo que ya no existe desde hace siglos? ¿Acaso no es más fácil explicar el regreso de los espíritus fallecidos a la vida física mediante la reencarnación, es decir, que el espíritu que ayer vivió en la Tierra vuelva hoy como el niño que va a nacer? Por tanto, es falsa la creencia de que los muertos volverán a la vida física a través de un proceso mágico de recomposición de cuerpos que ya desaparecieron por el proceso de descomposición natural de la materia. Estos seres vuelven continuamente a la vida material, pero lo hacen a través del nacimiento de nuevos niños, sin quebrantar las leyes de la naturaleza. Tampoco es cierto que el alma o espíritu necesite de un cuerpo para vivir. Las almas no quedan en estado de sueño indefinido hasta que vuelven a encarnar en el mundo físico sino que, como ya he dicho, continúan su vida y su proceso evolutivo en el mundo espiritual, desligados de la materia. Cuando Jesús murió y se dice que resucitó no significa que su cuerpo volviera a la vida, sino que su espíritu continuó viviendo.

Pero un cristiano te diría que, según los Evangelios, Jesús hizo “resucitar a Lázaro” y este siguió viviendo un tiempo más con su cuerpo. ¿No es esto una prueba de la “resurrección de la carne”?
Jesús no resucitó a Lázaro, porque Lázaro en realidad no estaba muerto todavía. De hecho, lo que hizo Jesús fue reanimarlo, y esto no os tiene que resultar nada milagroso por otra parte, ya que hoy en día con las técnicas de reanimación cardíaca los médicos consiguen “resucitar” a personas consideradas clínicamente muertas. ¿No habéis oído hablar de casos excepcionales en los que personas que han sido dadas por muertas después de unas cuantas horas en un depósito de cadáveres despiertan repentinamente y vuelven a la vida?
Y es que la separación del cuerpo físico no se produce instantáneamente cuando sobreviene una parada cardiorrespiratoria, de lo contrario sería imposible la reanimación cardíaca. Requiere un tiempo, que es más o menos largo, según el apego del espíritu a la materia o la vitalidad del propio cuerpo físico cuando se inicia el proceso de separación, pero al menos puede durar dos o tres días, y culmina con la ruptura definitiva del cordón de plata. Si Jesús pudo reanimar a Lázaro con la potencia de su energía fue sencillamente porque Lázaro no había completado el proceso de desencarnación y pudo revertirlo, como hacen los médicos actualmente.

Pero ¿no ocurrió que los allegados de Jesús fueron a su tumba al tercer día después de su muerte y no hallaron su cuerpo?
En el caso de Jesús sucedió que, al abandonar el espíritu el último lazo que lo unía con el cuerpo, y debido a la enorme frecuencia vibratoria de su cuerpo astral, al desprenderse del cuerpo físico provocó su desintegración inmediata, en un proceso que sí es extraordinario para vosotros y que no ocurre en vuestro caso, de ahí que no fuera encontrado el cuerpo de Jesús en la tumba. Este proceso de desintegración dejó su huella en el lienzo que envolvía el cadáver de Jesús. Por eso, el no haber encontrado su cuerpo en la tumba no quiere decir que Jesús continuara viviendo con el cuerpo que tuvo en vida.




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