Después
de mostrar lo que es verdadero Ocultismo, podemos ahora tratar
brevemente de algunos
de los hechos descubiertos por Ocultistas acerca de la constitución
interna del hombre.
Estos hechos son el fruto de descubrimientos realizados por un gran
número de investigadores
que han logrado desarrollar sus facultades sutiles y examinar los
fenómenos de los planos internos de una manera perfectamente
científica. En efecto, para un número de Adeptos avanzados estas
cosas pertenecientes a los planos sutiles son cuestión de
experiencia directa, del mismo modo que los fenómenos de la vida
física lo son para el hombre corriente que vive en su cuerpo físico.
Ya
indicó en el capítulo anterior que el hombre tiene una constitución
muy compleja y funciona
en varios vehículos de conciencia. Su conciencia tiene sus raíces
en el plano más elevado y es parte de la conciencia del Logos de
nuestro sistema Solar, y desciende paso a paso hasta el plano físico
que está, digámoslo así, en la periferia de la conciencia Divina.
En cada plano del sistema Solar, esta unidad de conciencia
individualizada se apropia materia de ese plano, y con ella prepara
gradualmente un vehículo por medio del cual puede funcionar en ese
plano con eficiencia cada vez mejor. Consideremos una de tales
unidades de conciencia y anotemos de una manera amplia y general unos
pocos hechos acerca de los vehículos que se apropia y la relación
que hay entre ellos. El primer punto que anotar con respecto a estos
vehículos es que, yendo de la periferia hacia el centro, los
vehículos son menos densos y la conciencia va predominando más y
más.
Conforme
a la Teosofía, la totalidad del sistema Solar tiene su base en la
conciencia Solar y de ella se deriva; y la manifestación en los
planos sucesivos significa una creciente materialización
de la Vida del Logos y también que su Conciencia se envuelve en
velos cada
vez más densos. En este descenso plano tras plano la conciencia
pierde paso a paso sus poderes y atributos, hasta que al llegar al
plano físico más externo estas limitaciones alcanzan su límite
máximo. Es evidente, pues, que cuando la conciencia regresa hacia
adentro (como en las prácticas de Yoga, por ejemplo), y se reversa
el proceso de descenso, estas limitaciones deben desaparecer una tras
otra, y la conciencia debe ser capaz de funcionar con creciente
libertad, acercándose siempre en este reverso progresivo al
esplendor irrestricto e incondicionado de la Conciencia Divina.
Este
desprenderse de limitaciones y obscurecimientos lo experimenta todo
Yogui al transferir
el centro de su conciencia de un plano a otro y acercarse más y más
a la Fuente de toda conciencia. Es necesario darse cuenta de este
importante hecho, porque mientras vivimos
en el plano físico, absortos en sus fenómenos pasajeros y
comparativamente opacos,
nos parece sumamente vívido y lleno de vitalidad, y en cambio las
realidades de los planos superiores nos parecen irreales y nebulosas
y por tanto sin atracción. Nos aterra perder el contacto con el
plano físico, por temor a vernos privados de sus goces efímeros. No
nos damos cuenta de que el plano físico es el más opaco de todos, y
que la vida en este plano es un reflejo desfigurado y sombrío de los
esplendores inimaginables que corresponden a los ámbitos superiores
del Espíritu.
El
segundo punto que tenemos que anotar con respecto a estos vehículos
es que a pesar de la multiplicidad de ellos y las grandes diferencias
en la índole de manifestaciones por medio
de ellos, la conciencia que funciona a través de ellos es una misma
y es un rayo de la Conciencia Divina.
Al
estudiar al hombre y su constitución tan compleja, por conveniencia
podemos dividirlo en
diferentes componentes; pero esto no debe dar la impresión de que en
él existen diferentes
entidades que operan en él, unas dentro de otras. La conciencia que
funciona por medio de un juego completo de vehículos, es
indivisible; pero sus diferentes aspectos van surgiendo en mayor o
menor grado conforme a la índole y desarrollo del vehículo por medio
del cual está trabajando en determinado momento. Y esta
manifestación en un plano determinado depende de la naturaleza
intrínseca del plano y de la coloración que la conciencia
traiga de los otros planos por los cuales ha pasado antes. Por
ejemplo: cuando el individuo está funcionando por medio del vehículo
físico, su conciencia está condicionada por la naturaleza del
plano físico, pero todos los demás vehículos de la Mónada están
presentes al mismo tiempo en el trasfondo y están influyendo en su
vida en este plano. Cuando muere, desecha el cuerpo físico, y enfoca
su conciencia en el cuerpo emocional que queda condicionado por esa
conciencia; pero todos los demás vehículos siguen presentes en el
trasfondo, modificando la manifestación. Cuando el hombre desplaza
su conciencia deliberadamente de un plano a otro, cada vehículo va
convirtiéndose en el foco de la conciencia mientras dura el Samadhi
(éxtasis), en tanto que los demás vehículos permanecen en el
trasfondo.
El
hecho que acabamos de mencionar muestra la necesidad de encarar el
asunto de la Renovación
de Sí Mismo de una manera comprensiva, tomando en consideración la totalidad
de nuestra constitución. Todos nuestros vehículos están conectados
entre sí y son interdependientes; no podemos modificar alguno sin
modificar también los otros en alguna medida. El que busca salud
emocional no puede aislar su vida emocional y tratarla separadamente.
Tiene que considerar también su vida física y mental. Y si desea
estar completamente
sano tendrá que atender también a su naturaleza espiritual.
El
siguiente punto que tenemos que anotar con respecto a estos vehículos
es el de que si bien
cada vehículo está en su propio plano y la manifestación de
conciencia por medio de ellos
difiere en cada plano, parece que los vehículos funcionan en juego
de tres. La conciencia
que opera como un todo en cada uno de esos juegos de vehículos, es
una unidad, aunque esta unidad esté subordinada y contenida dentro
de la siguiente unidad mayor de manifestación de la conciencia.
Los
tres vehículos más densos (Físico, Emocional y Mental inferior)
forman el juego de vehículos
de la personalidad, por medio del cual funciona muy limitadamente la
conciencia. Constituyen la esfera de la personalidad.
Los
tres vehículos superiores (Causal, Intuicional y Volitivo) forman el
juego de vehículos de
la Individualidad, por medio del cual opera más ampliamente la
conciencia. Constituyen la esfera de la Individualidad, que incluye
la de la personalidad.
La
Individualidad está a su vez contenida dentro de la conciencia más
amplia aún de la Mónada.
La Mónada tiene sus raíces en el plano Divino, funciona en el plano
Monádico, y ejerce
su influencia sobre el plano Volitivo de una manera que no podemos
comprender desde
nuestros planos inferiores. Y a su vez la Mónada está incluida
dentro de la conciencia omniabarcante del Logos, en forma
incomprensible para nosotros.
Vemos
así que la Mónada, la Individualidad y la Personalidad, son
manifestaciones parciales
y diferentemente limitadas de la Conciencia del Logos. Cada una de estas manifestaciones
es mayor que la que le sigue, y contiene dentro de su influencia las manifestaciones
menores. En la terminología Hindú se las llama respectivamente Paramatma,
Jivatma y Jiva de mayor a menor. Tratemos de comprender
lo que son estos
tres
componentes de nuestra constitución total, uno por uno.
La
personalidad es esa conciencia humana limitada y corriente que opera
por medio de los cuerpos físico, emocional y mental inferior. Como
estos tres vehículos son temporales y se forman de nuevo a cada
encarnación, la personalidad es evidentemente una manifestación
temporal que se disuelve y desaparece al ir destruyéndose estos tres
cuerpos uno tras otro durante la progresiva recesión de la
conciencia que tiene lugar después de la muerte. Si bien la
conciencia que opera por medio de la personalidad es un tenue rayo de
la Conciencia Divina, se ha olvidado de su origen Divino por culpa de
las limitaciones e ilusiones de los planos en que funciona; y así
nace esta entidad temporal que se cree independiente y separada de
otras. Esta entidad se mueve sobre el escenario del mundo durante
unos años; se retira a los planos sutiles después de la muerte del
cuerpo físico, y, después de pasar un tiempo más o menos largo en
esos planos se disuelve finalmente y desaparece para siempre.
Pero
los hombres, identificados con esta entidad ilusoria, se mantienen
embargados en sus mezquinos intereses, olvidadizos de su destino
mayor y de la vida mucho más espléndida que se oculta tras la
máscara de la personalidad. Los pocos que ven a través de esta
ilusión emprenden la senda que finalmente los conduce a la
realización de su naturaleza Divina y los capacita para usar su
personalidad como instrumento de su Yo Superior. La inmensa mayoría
nace, vive y muere en esta ilusión; pasan de una a otra existencia y
viven una y otra vez tan inconscientes de su verdadera naturaleza
como las flores del campo o las aves y bestias de la selva.
El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
http://www.logiamdblavatsky.com/resources/Taimni_RenovacionDeSiMismo.pdf
http://www.logiamdblavatsky.com/resources/Taimni_RenovacionDeSiMismo.pdf
(El enlace al canal de youtube, por si eres de los que prefieren escuchar:
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