Como
muchas personas que no han estudiado psicología tienen una idea muy
confusa de la diferencia entre pensamientos concretos y pensamientos
abstractos, aclaremos este punto antes de proseguir. Tomemos unos
pocos ejemplos ilustrativos. Las matemáticas nos proveen las mejores
ilustraciones para este fin. Tomemos, por ejemplo, un triángulo. Es
posible dibujar o imaginar innumerables triángulos de todas formas y
tamaño: isósceles, rectángulos escalenos, equiláteros, etcétera.
Pero sea cual sea la forma y el tamaño de todos los triángulos que
dibujemos o imaginemos, existen algunas peculiaridades comunes a
todos ellos, que son precisamente las que los hacen triángulos. Son
las propiedades distintivas de todo triángulo. Las matemáticas han
definido claramente estas propiedades distintivas. Y si examinamos
todos los triángulos que es posible imaginar, encontraremos que
todos tienen esas propiedades. Por tanto, podemos abstraer de estos
triángulos esas propiedades, y concebir un triángulo ideal. Este
triángulo ideal no tendrá forma ni tamaño; será un mero concepto.
No podemos imaginarlo con nuestra mente, porque inmediatamente que lo
imagináramos sería ya un triángulo concreto particular.
De
modo similar podemos tomar otra figura geométrica, un círculo o un
cuadrilátero, y de los
innumerables círculos y cuadriláteros que podamos imaginar podemos
abstraer las
cualidades
particulares de estas figuras, y formarnos el concepto de un círculo,
o el de un cuadrilátero.
En forma similar podemos proceder en otros campos del pensamiento.
Cuando decimos “caballo”, poco nos damos cuenta de que no nos
estamos refiriendo a una animal en particular sino a un mero concepto
que nos hemos formado por la observación de un número de caballos.
De esta manera, todos los substantivos comunes son meros conceptos
que nos hemos formado al observar un número de cosas de igual clase,
extrayendo de ellas sus cualidades esenciales, y construyendo con
estas cualidades un concepto que abarca a todas esas cosas y que sin
embargo no es como ninguna de ellas.
El
punto que tenemos que captar es este: que el concepto de un triángulo
no es igual a ningún
triángulo que podamos imaginar, sino que pertenece a una categoría
o a un plano diferente.
En el momento en que imaginarnos un triángulo descendemos del plano
del pensamiento
abstracto al del pensamiento concreto.
Hemos
tornado unos pocos ejemplos sencillos, simplemente para ilustrar la
diferencia entre
lo concreto y lo abstracto. Pero los dominios de lo abstracto se
extienden a todos los campos
del pensamiento humano. En efecto, cada vez que tenemos que
considerar cosas con sus formas y cualidades, y estas cosas están
relacionadas entre sí de alguna manera definida, acude el
pensamiento abstracto a definir las relaciones entre ellas. Todas las
generalizaciones y leyes científicas, todos los sistemas
filosóficos, todos los principios, tienen que ver con la definición
de las relaciones de cosas o ideas entre sí, y caen dentro del campo
del pensamiento abstracto. Así, lo concreto y lo abstracto son
inseparables, aunque son de naturaleza enteramente diferentes. Están
entretejidos en el campo del intelecto, como la trama y la urdimbre
en una tela.
Ahora
bien, en nuestra constitución interna el vehículo de conciencia que
sirve de órgano al pensamiento abstracto, es el cuerpo Causal.
Cierto es que para pensar abstractamente usamos
el cerebro, pero éste es apenas el instrumento que reproduce
débilmente en nuestra conciencia física las vibraciones producidas
en el cuerpo Causal. El asiento de estas vibraciones está en el
cuerpo Causal. Esas vibraciones se reflejan de vehículo en vehículo
hasta aparecer en el cerebro físico; pero en el camino pierden mucha
de su intensidad y claridad. En el plano mental superior los
pensamientos abstractos no tienen la vaguedad y poca definición con
que aparecen aquí abajo, sino son realidades precisas que se pueden
percibir por medio de las facultades del cuerpo Causal. El Yo
Superior, actuando en su cuerpo Causal, puede manipular y elaborar
estas ideas abstractas, tal como la personalidad actuando en la mente
inferior puede manipular las ideas o imágenes concretas. Pero cuando
una de esas ideas abstractas se proyecta en la mente inferior, toma
una forma definida y pasa de la condición abstracta a la condición
concreta.
Por
esta relación entre los pensamientos abstractos y los concretos, se
ve claro que cuando un pensamiento abstracto desciende de su propio
plano al plano de la mente concreta, puede asumir innumerables
formas, aunque todas estarán relacionadas entre sí por ciertos
rasgos esenciales que están sintetizados en la idea abstracta.
Tomemos otra vez el ejemplo del triángulo. Cuando la idea abstracta
del triángulo, que es una realidad bien definida en el plano mental
superior, descienda al plano de la mente concreta, puede dar
nacimiento a un número infinito de triángulos. En su propio plano,
el Yo Superior conoce la esencia del triángulo. En el plano mental
inferior, puede conocer un triángulo particular, el cual tendrá las
cualidades esenciales de todo triángulo.
La
gran ventaja de conocer esta esencia de las cosas, a diferencia de
conocer las cosas concretas,
es obvia. Cuando conocemos lo universal, conocemos todo lo particular
que está incluido en esa categoría universal. El matemático que
tiene la idea abstracta del triángulo, conoce en cierta manera todos
los triángulos imaginables. El sabio que descubre una ley
científica, adquiere dominio sobre todos los fenómenos cubiertos
por esa ley. El Ocultista que descubre una ley oculta, se convierte
en amo y señor de cierto aspecto particular de la vida.
Si
conocemos innumerables hechos o detalles de un tipo particular, pero
no percibimos la relación
subyacente entre ellos, no conocemos su índole o cualidad esencial,
su esencia. No sólo no los conocemos adecuadamente, sino que no
podemos utilizarlos bien en nuestro trabajo. Una cantidad de hechos
desconexos y no relacionados, no es sino un montón de basura. Pero
si se descubre el principio subyacente que conecta esos hechos, se
convierte en material valioso que puede utilizarse de muchas maneras.
Descubrir
los principios y leyes sustentadoras del mundo físico, es uno de los
principales objetivos
de la ciencia, y las leyes y principios que se han descubierto hasta
ahora, le dan al científico el control que tiene sobre algunas
fuerzas naturales en el mundo físico. El ocultista
hace lo mismo con respecto a las regiones superfísicas de la
Naturaleza; se diferencia
del científico en que él no excluye de sus investigaciones ningún
campo de la Naturaleza.
Y de este modo adquiere saber y dominio sobre fuerzas de todas las
regiones de la Naturaleza.
Vemos
así que el conocimiento de los principios subyacentes acaba con la
necesidad de la interminable búsqueda de detalles y hechos que son
infinitos, y por tanto significa economía
de tiempo y de energía. Se dice que los grandes Maestros de
Sabiduría tienen pleno
conocimiento de todos los principios fundamentales, en toda esfera de
la vida, y que no
se preocupan por detalles. Si quieren tener información detallada
sobre cualquier punto, simplemente aplican su mente inferior a la
tarea, y obtienen sin ninguna dificultad esa información. Como sus
cuerpos Causales están completamente desarrollados, y ellos pueden
trabajar con plena conciencia en el plano mental superior, ellos
pueden conocer estos
principios fundamentales y elaborarlos en su propio plano, sin tener
que valerse de ese
medio más pesado y comparativamente menos responsivo que es el
cerebro físico. Su penetración en las leyes de la Naturaleza y en
los principios fundamentales de la vida, es mucho más perfecta que
la de cualquiera cuya conciencia esté confinada únicamente al plano
físico. Debe recordarse que todos los principios existen eternamente
en la Mente Universal
del Logos, y que el desarrollo del cuerpo Causal es lo único que
capacita a un individuo
para conocerlos. Todo cuanto puede conocerse del sistema Solar, está
ya presente en la Mente del Logos. Lo que nos impide conocer
cualquier cosa es nuestra incapacidad para responder, por falta de
desarrollo de nuestros vehículos de conciencia. Tan pronto como
desarrollamos la capacidad de responder a cualquier clase particular
de vibraciones, entramos instantáneamente en contacto con la porción
correspondiente de la Conciencia del Logos.
El
enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
El
enlace al canal por si prefieres escucharlo despacito:
https://www.youtube.com/watch?v=DIu8_uvUy2M&feature=youtu.be
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