El
cuerpo mental inferior es el vehículo de los pensamientos concretos.
Trataremos de sus funciones,
en este capítulo. Y, como en el caso del cuerpo emocional, lo
haremos desde el punto de vista especial de la Renovación de Sí
Mismo, limitándonos a considerar hechos y métodos que nos permitan
entender y emplear este cuerpo eficientemente en su trabajo.
La
mente humana es la cosa más maravillosa de la creación, y también
el problema máximo del hombre que trata de hollar la senda que
conduce a la perfección e Iluminación. Es nuestro principio
separativo, que nos hace ver la multiplicidad del Uno. Es el centro
del egoísmo que nos hace sentir que somos un individuo con intereses
en conflicto con los de otros. Es el creador de la ilusión que
produce en nuestra conciencia una visión desfigurada de la
Realidad. El que quiera conocer la Realidad que sostiene este
universo fenomenal, tiene primero que controlar la mente y luego
trascenderla.
Al
considerar las funciones del cuerpo mental inferior, lo primero que
tenemos que anotar es
que la psicología moderna usa la palabra “mente” de una manera
muy general, porque ignora
su verdadera constitución, su naturaleza y funciones. Reúne
fenómenos que se originan
en partes muy distintas de nuestro ser interno, y los coloca todos
bajo el término general
y bastante vago de “mente”. Nuestras emociones, pensamientos
concretos,
pensamientos
abstractos e intuiciones, todos están mezclados de un modo bastante
confuso, y aun quienes han hecho un estudio especial de este
asunto entienden muy imperfectamente la relación entre ellos.
La
causa principal del caos que prevalece en este campo de la psicología
es el uso de métodos
equivocados para investigar fenómenos de la mente, debido a la
actitud materialista
de nuestra era científica. La psicología estudia la mente en sus
funciones por medio
de su instrumento físico, el cerebro, y no dispone de medios para ir
más allá del cerebro
y poder examinar las fuerzas o agencias que causan las diversas
manifestaciones de conciencia que aparecen en el cerebro y por medio
de él. Hasta hace poco se consideraba al cerebro como la fuente
originadora de todos los fenómenos mentales. Esta opinión se
expresó en el famoso aforismo de Lombroso, “El cerebro produce
pensamientos como el hígado secreta bilis”. Pero investigaciones
posteriores de los fenómenos psíquicos demostraron que esa opinión
es insostenible, y la psicología moderna ha aceptado con desgano la
idea de que la mente es independiente del cerebro aunque necesita de
él para manifestarse en el plano físico.
Una
de las mayores contribuciones de la Teosofía en el campo de la
psicología, ha sido la de
esclarecer todos los fenómenos mentales, rastrearlos hasta sus
fuentes respectivas, clasificarlos
según su índole y sus diferentes fuentes, y permitir así
comprender la mente humana
como jamás antes había sido posible. Se ha logrado poner orden y
claridad en este campo, gracias a las investigaciones hechas por
Ocultistas en los niveles superfísicos. Con el desarrollo de sus
sentidos superfísicos, estos investigadores han podido examinar la
constitución superfísica del hombre, clasificar los diferentes
elementos de esa constitución, y rastrear hasta sus respectivos
orígenes en los planos superfísicos las diversas clases de
fenómenos que se suceden por medio del cerebro físico.
El
primer hecho importante que se ha descubierto es el de que nuestros
sentimientos y pensamientos
concretos y abstractos se derivan de tres fuentes distintas; que son
los resultados del funcionamiento de la conciencia por medio de tres
vehículos sutiles diferentes;
que el cerebro y el sistema nervioso se limitan a traer a la
conciencia física diversos
principios que operan en los planos superiores.
Ya
hemos tratado de cierto juego de fenómenos que operan por medio del
cuerpo emocional
y producen nuestras sensaciones, sentimientos, deseos y emociones.
Ahora trataremos
del órgano del pensamiento, la maquinaria pensante que el alma usa
para expresarse
en el campo mental o tercer plano del sistema solar.
Lo
primero que hay que anotar a este respecto es que, a diferencia del
cuerpo emocional que
es un todo indivisible y contiene materia de todos los siete
subplanos del campo emocional,
el cuerpo mental se componen de dos vehículos de conciencia: el
mental inferior,
y el mental superior. El cuerpo mental inferior, formado con materia
de los cuatro subplanos
inferiores, sirve como órgano de los pensamientos concretos. Y el
mental superior,
o cuerpo Causal, formado con materia de los tres subplanos
superiores, sirve como
órgano del pensamiento abstracto. Estos dos cuerpos están
completamente separados uno del otro; tienen funciones distintas y
son dos componentes diferentes de nuestra constitución total. El
mental inferior es parte de la personalidad transitoria que se renueva a cada encarnación, mientras que el cuerpo Causal es el
vehículo más denso del alma inmortal o Ego que perdura de vida en
vida y se expresa parcialmente en las sucesivas personalidades.
Puede
verse, pues, que nuestra mente es el campo de reunión del yo
inferior y el Yo Superior,
o sea de la personalidad temporal llena de limitaciones e ilusiones,
y el Yo permanente
que se expresa como la trinidad de Voluntad, Sabiduría e
Inteligencia y forma nuestra
alma espiritual. Como estos dos cuerpos, que operan ambos en el plano
mental, tienen
funciones muy diferentes, nos limitaremos a estudiar en este capítulo
las funciones del
mental inferior, el órgano del pensamiento concreto, y estudiaremos
en otro capítulo las funciones del cuerpo mental superior.
Pero
antes convendrá tal vez despejar el campo, observando la estrecha
relación que hay entre
este cuerpo y el emocional. Aunque estos dos vehículos de conciencia
son bien distintos
y pertenecen a planos diferentes, están muy estrechamente
relacionados entre sí y trabajan en íntima combinación en la vida
actual. Tan íntima es esta relación y tan indistinguibles
suelen ser sus modos de operar, que frecuentemente se los trata como
si fueran
un solo vehículo. Así en la literatura teosófica temprana se habla
de Kama como de un
principio.
Esta
íntima relación entre el deseo (kama) y la mente (manas), se debe a
la evolución conjunta
de los dos cuerpos, y se comprenderá mejor al considerar la manera
como el deseo y el pensamiento actúan y reaccionan recíprocamente
desde el comienzo mismo de su desarrollo. Cuando rastreamos la
génesis del deseo, vimos que el elemento de la memoria y la
anticipación de placeres y dolores ya experimentados con relación a
objetos externos, provocan atracciones y repulsiones hacia esos
objetos, y fomenta también deseos de varias clases. Esta interacción
entre sensaciones pertenecientes al cuerpo emocional, y la memoria y
anticipación pertenecientes al cuerpo mental inferior, es el
comienzo de esa unión y relación íntimas entre el deseo y el
pensamiento que ha sobrevivido hasta la etapa actual de la evolución.
Más adelante, cuando el deseo crece, usa siempre la mente para
lograr sus fines, para idearse medios de satisfacerlos, y durante
mucho tiempo la mente inferior no es más que una servidora o esclava
del deseo, y se desarrolla gradualmente y adquiere fuerza, empieza a
ejercer un control cada vez mayor sobre el deseo, y finalmente se
convierte en su dueña. En esta tarea de subyugar al deseo recibe
fuerza de las fuentes espirituales internas, a las cuales va teniendo
más acceso a medida que avanza en las etapas posteriores de la
evolución.
Este
funcionamiento combinado de los cuerpos emocional y mental inferior,
se ve también en
nuestra vida emocional. Vimos ya que las emociones se derivan de la
interacción del deseo
y el pensamiento; por tanto, cada vez que sentimos una emoción, los
dos cuerpos vibran
simultáneamente. La asociación tan íntima entre estos dos cuerpos
se ve claramente cuando notamos el papel tan importante que las
emociones desempeñan en la vida del individuo corriente.
El
enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
El
enlace al blog/canal por si prefieres leerlo/escucharlo despacito:
https://www.youtube.com/watch?v=4_t_gAR36FE&feature=youtu.be
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