En
el caso de un estudiante de la Sabiduría Divina, hay que disolver
todos esos complejos y abrir y libertar la mente para que le pueda
servir realmente como instrumento de su Ser Superior.
Sabemos el efecto tan entumecedor que los prejuicios de varias clases
ejercen sobre
nuestra actividad mental, incluso en cuestiones relacionadas con la
vida ordinaria, y cómo
estrechan nuestra perspectiva. Ese tipo de distorsiones es aún más
desastroso para el aspirante al conocimiento espiritual, porque él
necesita traer a su cuerpo mental conocimientos de los planos
superiores. Tiene que desenmarañar sistemáticamente todos esos
nudos de su cuerpo mental, si quiere tener un instrumento sano y
confiable para su labor
mental.
Estas
serias distorsiones producidas en la mente por prejuicios
arraigados, no son sino una forma intensificada de la tendencia
general a adolecer de parcialidades de toda clase en nuestra vida
mental. Sería bueno detenernos en esta cuestión, en esta tendencia
a ver todo a través de vidrios de color.
No
se considere esto como una disgresión de nuestro tema principal,
sino como parte integral
y esencial de la Renovación de Sí Mismo. Ver las cosas como son,
hasta donde ello es posible con las limitaciones de los planos
inferiores, es uno de los requisitos preliminares para adquirir la
visión espiritual, y ningún impedimento más efectivo para esto que
la presencia de parcialidades y prejuicio arraigados en la mente. La
escasez de suficiente información para juzgar las cosas y
situaciones, la puede contrarrestar en cierta medida la iluminación
proveniente de la intuición; pero como la intuición no puede actuar
por medio de una mente distorsionada por complejos y parcialidades de
toda clase, es muy difícil, si no imposible, ver las cosas fielmente
y en su justa perspectiva.
Veamos
cómo se produce la parcialidad, y cómo es inevitable cierta
distorsión en nuestra visión
de las cosas mientras no podamos trascender la mente para ver la vida
sin esa influencia
refractora. Ya hemos visto que cada cuerpo mental tiene su propia
gama de capacidades
vibratorias que lo caracteriza, como fruto de su evolución pasada,
de su composición
y el modo corno se ha acostumbrado a vibrar cuando piensa en
diferentes problemas.
Algunas de estas capacidades vibratorias están en condición activa,
mientras que
otras están latentes como tendencias. La presencia de estas
tendencias en el cuerpo mental,
modifica en mayor o menor grado cualquier pensamiento o punto de
vista que se presenta
ante la mente. La impresión mental que se produce en la conciencia
no es la que debiera
producir un pensamiento que entrara en su estado puro, sino que es
afectada por las tendencias ya presentes en el cuerpo mental. Por
tanto, es obvio que si no podemos eliminar o mantener en suspenso las
tendencias ya presentes en la mente, antes de recibir el pensamiento
de fuera, jamás podremos ver la cosa o tema representado por ese
pensamiento como realmente es, sino modificado por nuestros mismos
pensamientos. Es necesario mantener en suspenso o neutralizar las
tendencias activas o latentes en la mente, para tener lo que se llama
una mente abierta. Esta capacidad se adquiere con muchísima
dificultad y luego de una disciplina mental muy severa y larga. La
mayoría de la gente vive poniéndose toda clase de anteojos de color
y mirando todo a través de ellos, sin darse cuenta siquiera de que
hay algo falso en su visión de las cosas y personas que las rodean.
Cuando estas parcialidades se establecen y se vuelven específicas,
surgen los prejuicios más absurdos que encierran la visión dentro
de un marco muy estrecho, que ofuscan la mente, y que a veces nos
ciegan prácticamente acerca de algunas cosas en particular.
Podemos
ver, pues, la necesidad de ejercer gran cautela respecto a nuestras
opiniones, y no aferrarnos tenazmente a ellas como lo hace la mayoría
de la gente. Al fin y al cabo, ¿qué son nuestras opiniones? Ciertos
modos de mirar mentalmente las cosas, modos que hemos adquirido por
nuestra manera de pensar, los cuales irán cambiando a medida que
crezcamos y adquiramos más experiencia. Son meramente fases
pasajeras de nuestra vida mental, sujetas a cambio como todo lo demás
de nuestra vida. Si nos damos cuenta cabal de que nuestra opinión
sobre cualquier tema no es sino una entre muchísimas que pueden
existir simultáneamente, y que no es necesariamente más verdadera
que otras opiniones, estaremos más inclinados a ser tolerantes con
las opiniones ajenas, y a atribuirles menos importancia a las
nuestras. La verdad está más allá de opiniones y puntos de vista
particulares. Sólo cuando podamos elevarnos a la región de la
Realidad, podremos ver todo en su correcta perspectiva y como
realmente existe.
Con
respecto a la educación de la mente inferior, no es posible ni
necesario agotar este tema
en este breve examen de problemas referentes a la mente. Existen
muchos libros excelentes
que tratan de diferentes aspectos de la educación mental, tanto
desde el punto de vista del hombre corriente que busca triunfar en el
mundo, como desde el del aspirante a la Sabiduría Divina que quiere
tener un instrumento idóneo para su trabajo en los planos inferiores.
Pero hay algunos puntos de importancia básica que todo aspirante
haría bien en tenerlos presentes a fin de adquirir una actitud
sólida sobre esta cuestión de la educación de la mente.
El
enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
El
enlace al canal por si prefieres escucharlo:
https://www.youtube.com/watch?v=pP1u-Jh49F4&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=pP1u-Jh49F4&feature=youtu.be
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