Tomemos un cuerpo físico enfermizo. Lo ejercitamos. Más vida fluye por sus músculos, arterias y nervios. El cuerpo se vigoriza, los músculos se endurecen, y la capacidad de resistencia y trabajo aumenta en proporción. Tomemos el cuerpo emocional. Lo encontramos adormilado, que no responde a ciertas emociones tales como las del amor y la simpatía. Lo colocamos en circunstancias propicias para despertar esas emociones. Lo forzamos así a responder a ellas. Gradualmente, más vida empieza a fluir por los nuevos canales que hemos creado; la constitución del cuerpo emocional cambia, se refina; y encontrarnos que ahora responde fácilmente a esas emociones más finas. Tomemos el cuerpo mental inferior. Lo encontramos incapaz de pensar correcta y coherentemente; que no puede concentrarse en ninguna línea de pensamientos por un tiempo considerable. Entonces empezamos a pensar consecutivamente sobre diversos temas. Esto nos parecerá aburrido y fatigoso al principio, pero a medida que fluye más y más energía al cuerpo mental, se irá facilitando, y poco a poco lo que al principio era fatigoso y aburrido se vuelve agradable y fácil. El flujo de energía en el cuerpo mental organiza gradualmente el vehículo, lo vuelve un instrumento mejor para el empleo de fuerzas mentales, y lo prepara así para ejercer más eficazmente su función principal de pensar. Y al mismo tiempo su instrumento en el plano físico, el cerebro y el sistema cerebro-espinal, mejora también y permite que se expresen mejor los pensamientos en la conciencia física.
Toda función, de cualquier vehículo de conciencia mejora por el ejercicio, y el cuerpo Causal no es una excepción a esta regla. Como vimos antes, una de las principales funciones del cuerpo Causal es la de servir de vehículo al pensamiento abstracto. Por tanto, si queremos desarrollar este cuerpo tenemos que ejercitarlo en el pensar abstracto. Muchos tienen ideas muy falsas acerca del pensar abstracto; en el momento en que se menciona la palabra abstracto empiezan a sentirse incómodos y a imaginarse que se trata de procesos embotados y monótonos de pensamiento recóndito y sin provecho. Esto es un indicio de que esta función de su cuerpo Causal no está propiamente desarrollada y necesita atención, pues siempre es agradable el ejercicio de cualquier función que se ha mejorado suficientemente para volverse fácil. Cuando luchamos por evadir cualquier función es porque no hemos aprendido a ejercerla, o porque existe algún defecto u obstrucción en el vehículo por cuyo medio se ejerce esa función.
Aparte de esto, el pensar abstracto no es cosa tan opaca y difícil como lo suponen muchos. ¿Qué significa, al fin y al cabo? Significa en muchos casos abstraer o separar mentalmente la esencia de un gran número de hechos agrupados para cualquier propósito. Es ir de lo particular a lo universal. Todos estamos pasando por estos procesos mentales todos los días de nuestra vida; pero lo hacemos inconscientemente, sin eficacia, sin ciencia, de un modo que no contribuye a nuestro crecimiento mental, por lo menos en medida apreciable. En efecto, la tendencia a generalizar es muy común, y la mayoría de nosotros vivimos generalizando con respecto a nuestras experiencias diarias de un modo sistemático y a veces tonto. Como vegetales crudos por unos pocos días; no le caen bien a mi estómago, quizá porque es de constitución débil; y saco en conclusión que los vegetales crudos son malos para la salud; y salgo a propagar la idea de que los vegetales no deben comerse crudos. Pues bien, lo que he hecho en realidad es ejercitar mi facultad de pensar abstracto; pero lo he hecho muy chapuceramente, sobre datos insuficientes y sin usar mi sentido común. Vivimos generalizando de esta manera torpe y cruda la mayor parte del tiempo. Y lo que tenemos que hacer es aprender a hacerlo científicamente, en forma deliberada y sistemática. Así mejoraremos nuestra mente superior y también aumentaremos enormemente nuestra eficiencia en la vida.
Debe recordarse también que la generalización es el primer paso en el camino de regreso al Uno. De lo múltiple a lo Uno. Nos da entrenamiento preliminar para adquirir aquella visión sintética que ve al Uno entre lo mucho. En la búsqueda continua de leyes y principios, encontramos que los principios menores de la vida se juntan como afluentes de un río majestuoso, hasta que nos hallamos finalmente en aquel Océano de la Existencia: el Uno.
¿Cómo entrenar la mente superior para pensar abstractamente con eficacia? Tomemos unos pocos ejemplos simples para ilustrar el proceso de aprendizaje. Supongamos que tomamos un círculo y cortamos su circunferencia en una cantidad de arcos pequeños desiguales. Si borramos algunos de estos arcos, de modo que sólo queden trozos pequeños de la circunferencia, cualquiera que haya estudiado geometría y vea estas líneas irregulares podrá decir que hacen parte de un círculo, aunque la totalidad del círculo no está visible. ¿Por qué? Porque la forma y la posición de arcos le sugieren a la mente, de modo natural, el círculo del cual ellos son partes. Algunas personas podrán reconstruir el círculo en sus mentes con apenas unos pocos arcos; otras requerirán una cantidad mayor para llegar a la misma conclusión; eso dependerá de la inteligencia y conocimientos de unos y otros. De modo similar, otro juego de líneas inmediatamente les sugerirán un cuadrado a cualquiera que tenga conocimiento de geometría.
Algo análogo a esto sucede cuando arreglamos y clasificamos sistemáticamente una cantidad de datos particulares, y nuestra mente los considera con el ánimo de encontrar la relación que hay entre ellos. Una de las funciones de la mente superior es ver esta relación, ver el conjunto constituido por las partes, y lanzar hacia la conciencia física la generalización que fusiona todos esos detalles o partes en un conjunto o compuesto. Todas las leyes científicas se han descubierto de esta manera: la mente inferior agrupa hechos detallados, y la mente superior los fusiona en una generalización. Cuanto más altamente desarrollado esté el cuerpo Causal, más fácilmente podrá ver estas relaciones entre los hechos.
La ciencia no es el único campo donde tenemos oportunidades para aprender a generalizar. En toda esfera de la vida podemos encontrar oportunidades de ejercitar esta facultad, con tal de que estemos alertas a ellas y las utilicemos sistemáticamente para adiestrarnos. Las altas matemáticas proveen el campo más variado y amplio para ejercitar esta facultad, y tal vez no existe un método más rápido para aprender a pensar en abstracto que el de someterse a un curso intensivo de altas matemáticas. La filosofía viene luego de las matemáticas como campo de adiestramiento para la mente superior, y tal vez es más adecuada para desarrollar las facultades del cuerpo Causal para un estudiante de la Renovación de Sí Mismo.
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enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
El
enlace al canal por si prefieres escucharlo despacito:
https://www.youtube.com/watch?v=NtrtYM6KWTI&feature=youtu.be
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