Capítulo
XX - La unión masculina-femenina.
De
la unión de las dos potencias, masculina y femenina, nace lo que en
el universo es la fuerza activa y operante, la que hará posible la
Creación.
En
la Biblia, ese libro que explica en clave simbólica y real a la vez
la historia de nuestra
humanidad, Caín aparece como el hijo de Adán y Eva. En la leyenda masónica
y otros relatos iniciáticos, Caín es el hijo de la serpiente. Los
cabalistas (estudiosos
del génesis humano) citan con frecuencia a los luciferes enamorados
de "las
hijas de los hombres" y teniendo relaciones sexuales con
ellas. Esos relatos describen
de una manera anecdótica el resultado de un proceso natural. Es
decir, cuando
los Elohim cubrieron con su ropaje la esencia Zodiacal, tuvo lugar un
acto de
generación
que dio como consecuencia el nacimiento de un "hijo", es
decir, de un tipo
de materia cósmica que era el resultado de la unión de la esencia
de los Elohim con
la esencia de los Zodiacales.
Los
Elohim son jerarquías creadoras que trabajaron de forma voluntaria
en nuestro proceso
de evolución junto a los zodiacales, accionistas que
hipotecaron su patrimonio.
(((Aquí hago la reflexión de siempre: NO te
quedes con lo que no entiendes y sí con lo que entiendes y
reflexiona sobre ello))))
Esta
generación, situada en el ámbito humano, da como resultado el
nacimiento de Caín,
del "hijo perverso", fruto de la copulación de lo
“inferior” con lo “superior”. Caín
nace siempre cuando dos personas de niveles distintos o de países
diferentes se unen.
Ello da lugar al nacimiento de una fuerza intermedia creadora.
(((Todo esto es simbólico)))
Tal
como sucediera con los Elohim, sucedió luego con el despliegue de
las facultades humanas. Caín es el hijo de la mujer y de un
semi-Dios o, mejor dicho, de un semiángel. Más tarde, según relata
la leyenda masónica, la serpiente fue expulsada del paraíso
por Dios, y por ello Caín fue llamado "el hijo de la viuda."
(Totalmente desconocida esta expresión, para mi).
En
los Elohim existían las dos polaridades, masculina y femenina y de
la unión de ambas
nacería la tercera, que por ser el resultado natural de la
unión de las dos primeras,
formaba parte inseparable de éstas. De modo que las
tres Fuerzas eran rostros
diferentes de una sola, con lo cual queda explicado el misterio de la
Trinidad, del
Padre, Hijo y Espíritu Santo en la religión católica.
Las
tres Fuerzas primordiales corresponden a la misma unidad operativa,
pero las necesidades
de la Creación motivaron que cada una de ellas desempeñara papeles
distintos,
de modo que las tres Fuerzas se constituyeron en tres poderosos
Centros Energéticos,
cada uno especializado en determinados trabajos.
Kether,
Hochmah y Binah. (Tres Esferas del Árbol de
la Vida cabalístico)
En
la terminología de Moisés, el primero de esos Centros se conoce con
el nombre de:
Kether, la Corona (que para la religión católica
correspondería a la figura del Padre);
el segundo con el nombre de: Hochmah, la
Sabiduría (que recaería sobre la figura
del Hijo), y el tercero con el nombre
de: Binah, la Inteligencia Activa (que representaría
el Espíritu Santo.) Generalmente se las
representa con un triángulo -
primera
figura tangible o espacio cerrado en el que se puede organizar en su
interior la
vida-, en el que Kether aparece en la cúspide, Hochmah a la derecha
y Binah a la izquierda.
Esos
tres centros energéticos primordiales desarrollan una intensa
actividad en cada uno de los mundos en los cuales tenemos
vida.
El
atributo de Kether, la Corona, se llama Voluntad. Es el
principio fecundador, el que
contiene la simiente de los frutos venideros. De él procede la luz
que lo ilumina todo,
barriendo las oscuridades y transmutando de forma continua y
sistemática las situaciones.
Kether,
como las demás fuerzas, se encuentra interiorizado en cada ser
humano y transmite
esa esencia llamada voluntad que insemina nuestros proyectos para que
puedan
realizarse. Nos transfiere capacidad para la iniciativa, para
arrancar, para lanzarnos
a la acción.
Dicho
de forma más clara, nada puede iniciarse en nuestro mundo sin una aportación
de voluntad o de Kether. Es como el motor de arranque que permite al coche
iniciar su marcha. Con Kether estaríamos
hablando de la fuerza masculina.
El
atributo de Hochmah, la Sabiduría, la
segunda fuerza del triángulo, se llama Providencia.
En Hochmah se interioriza la luz de Kether,
constituyendo así un auténtico
pozo de luz divina a disposición de la vida.
Cuando
en un proyecto se ha activado la voluntad, aparece de inmediato la providencia,
es decir, las circunstancias propicias para que esa voluntad se
cumpla,
lo
que comúnmente llamamos suerte.
Tenemos
un dicho que reza: “los niños vienen al mundo con un pan bajo
el brazo”, queriendo
significar que traen buena suerte. En este caso la inseminación
sería el acto
de voluntad y el nacimiento del bebé traerá consigo las
circunstancias propicias para
que se puedan desarrollar los objetivos fijados. A esta fuerza se la
apoda providencia
y cualquier proyecto necesita en sus inicios de su aporte de
providencia. Hochmah
será pues la fuerza femenina.
El
atributo de Binah se llama Inteligencia
Activa-marco de actuación y a través de esta
fuerza todo el universo se pone en movimiento, dando lugar a la
diversidad de las
formas existentes. Nos indica las normas a seguir.
Después
que en un proyecto se hayan activado la voluntad y las circunstancias propicias,
el tercer ingrediente es la creación de un marco estructural que nos permita
delimitar el espacio en el que debe ser desarrollado ese propósito.
Imaginemos
que hemos decidido hacernos construir una casa. La fuerza Kether impulsaría
a configurar el proyecto, a saber cuáles son los objetivos que nos
mueven. Hochmah
aportará las circunstancias propicias, que pueden traducirse en que
nos encontremos
con alguien que conoce un constructor y nos ponga en contacto. La fuerza
Binah nos empujará a decidir dónde va a ubicarse la casa, a
delimitar el
terreno
o a limitar el campo de búsqueda para que ese proyecto pueda llegar
a buen puerto.
Ese
sistema puede utilizarse en cualquier tipo de proyecto, por ejemplo
una conquista
amorosa: decido que quiero enamorar a un hombre, una amiga me invita
a
una
fiesta y concreto el tipo de hombre al que quiero seducir.
Pero
todavía faltan etapas por desarrollar antes de conseguir el objetivo
y más adelante
las vamos a plantear.
Voluntad,
Sabiduría e Inteligencia son tres principios que se encuentran interiorizados
en cada uno de nosotros.
La
Voluntad (Kether) se relaciona con nuestro cuerpo mental,
promoviendo una sed de
conocimiento y aportando el material espiritual que ha de
posibilitarlo.
La
Sabiduría (Hochmah) se relaciona con el cuerpo de deseos,
movilizando en él nuestros
sentimientos en el empleo de conocer y saber.
La
Inteligencia (Binah) se relaciona con el cuerpo físico, propiciando
que el designio del que es portadora la Voluntad encaje en el mundo
físico.
De
este modo se podría formular el plan de la Creación de la siguiente
manera: en el cielo existen unos conocimientos que es preciso
imprimir en el mundo material, para que
éste sea la copia exacta del cielo. Como el mundo material es más
estrecho que el mundo
espiritual, al “cielo” le resulta imposible vaciarse en la tierra
como el agua de
un
cubo se vacía en otro. La implantación del orden divino se efectúa
parcela a parcela,
filamento a filamento, como el que trasplanta cabello en la cabeza de
un calvo.
(((Os
vuelvo a repetir: NO te enredes con lo que no entiendes. Quédate con
lo que sí entiendes, con lo que sí sientes. Todo esto entraña
mucha, mucha, mucha sabiduría)))
Te dejo el enlace al Canal de Youtube, por si quieres escuchar:
https://www.youtube.com/watch?v=uPs-Rplk5n0
https://www.youtube.com/watch?v=uPs-Rplk5n0
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