miércoles, 4 de octubre de 2017

Método Kabaleb 28.- El retorno.- El sueño.

Los Misterios de la Obra Divina.
Bloque 4
     Este es ya el cuarto y último bloque de Los Misterios de la Obra Divina y nos brinda, como los demás, una información muy importante para aprender a manejar nuestra vida desde el punto de vista del conocimiento.
     Recuerda, como siempre, seguir el CCA: Conocer, Comprender y Aplicar.
     A continuación compartimos un poco más de información sobre nuestro sistema evolutivo. Trata de asimilarla bocado a bocado, sin prisa, como quien saborea una maravillosa taza de té chino. (También yo insisto en que la información que estoy compartiendo es para tomársela poquito-a-poquito; no intentar entenderla toda del tirón o aprendértela de memoria. Sería un craso error).

Capítulo XVI - El retorno.
     Seguimos perfilando el recorrido de un alma desde que abandona su cuerpo físico. Primero se acopla a su cuerpo de Deseos y en él elimina el exceso de carga que trae de la Tierra. Se desprende de las capas que corresponden a las cuatro primeras Regiones del mundo del Deseo; pasa después a las tres Regiones superiores. Se desprende de su cuerpo de Deseos y salta al cuerpo Mental. En las cuatro primeras regiones del mundo del Pensamiento, aprenderá a formarse un futuro cuerpo Mental.
     Cuando el cuerpo del Pensamiento muere, todos los átomos-germen pasan a integrarse al Ego Superior. Se ha terminado una existencia material y allí el ser, sin conciencia alguna de su individualidad, se conforta con las elevadas vibraciones de este mundo. Pero llega el momento en que el Ego siente el deseo de nuevas experiencias y los trabajos para una próxima encarnación ya se perfilan. (A veces me cuestiono si es "obligatorio" lo nuevas encarnaciones, o puede ser una opción).
     ¿Cuánto tiempo vive el Ego despojado de todos sus cuerpos? Este tiempo varía según la intensidad del afán de vida que posee el Ego y dicho afán está impreso en los átomos-germen de sus distintos cuerpos. (Recuerdo que este Ego es con mayúsculas, no es el ego que estamos acostumbrados a tratar en el día a día)
     Cuando iniciamos la búsqueda de nuestra personalidad interna, del autoconocimiento, experimentamos lo que suele llamarse el hambre de espíritu, caracterizado por el afán de adquirir sabiduría con la misma avidez con la que, en otras épocas de nuestra vida, hemos devorado un manjar o hemos consumido una relación amorosa. Esa ansia de espíritu, en el ámbito trascendente, produce hambre de vidas, ya que es en el mundo físico donde el Ego aprende y madura. Ese anhelo queda consignado en nuestros átomos-germen y proyecta a la persona, una vez iniciado el tránsito (tras la muerte física), siempre más allá, más alto, sin detenerse apenas, ni en el mundo de Deseos, para gozar de la vida paradisíaca de la sexta región; ni en el mundo del Pensamiento, por donde pasa como un meteorito, parando justo el tiempo para realizar los trabajos de asimilación. Renunciando a la felicidad ultra terrena, los cuerpos superiores mueren voluntariamente y el Ego se encuentra en posesión de unos átomos-germen que piden nueva vida.
     El que tiene menos prisa puede consumir centenares de años terrenales en las regiones superiores del mundo de Deseos, para beneficiarse de un derecho que nos asiste a todos: el de descansar después de haber bregado en el mundo físico. Allí será feliz con sus seres queridos y con las almas que se encuentran en afinidad con él y su
átomo-germen se impregnará de lo positivo que resulta buscar en la vida aquello que une. Luego, cuando pase al mundo del Pensamiento, también puede utilizar su derecho al descanso y pasar allí varios siglos. Después, cuando el Ego recupere sus átomos-germen, si carecen de inquietud de nueva vida, puede guardarlos hasta que la ley le obligue a ponerlos de nuevo en circulación y el Ego produzca una nueva vida.
     Pero debemos apuntar que la gente cada vez tiene más prisa por aprender y se están acelerando los procesos en todos los niveles.
     De acuerdo con lo dicho, podría afirmarse que la masa sin inquietudes tarda en volver. Los demás aparecerán en lapsos más o menos largos según la intensidad de su afán de vida o según el tiempo que pierdan en apurar la felicidad después de la muerte del cuerpo físico. (Insisto de nuevo en que no deja de ser un sistema de creencias. Ni me lo creo, ni me lo dejo de creer. Lo considero interesante de conocer, por eso lo comparto).
     Ahora todo sucede de forma acelerada. Así, nuestras acciones, sentimientos y pensamientos tienen una repercusión inmediata en nuestro entorno.
     Pongamos el ejemplo de Ricardo, un empleado de banca que decidió jubilarse anticipadamente. Primero se planteó las ventajas y desventajas de su decisión tanto en el ámbito personal como en el laboral. Antes de presentar su dimisión a su jefe, conectó con él mentalmente, facilitándole las razones profundas de su cese, con palabras armoniosas, porque pensó que de este modo lo estaba preparando para
cuando le hiciera el planteo real. La reacción del jefe fue mucho más favorable de lo que había imaginado.      Precisemos que las relaciones entre ambos eran un tanto crispadas, educadas, pero mostraban dos personalidades antagónicas. Lo cierto es que Ricardo se quedó muy sorprendido. Su jefe, además de aceptar sus condiciones,
le elevó la cuantía de la indemnización.
     La proyección de sus pensamientos hacia el jefe tuvo una respuesta inmediata: la buena disposición de éste. Ahora bien, en el sentido contrario también funciona. Si se emiten sentimientos negativos, de envidia, de rabia, de celos... hacia una persona, esta los recibe de inmediato y actuará en consecuencia. Pero como la emisión es silenciosa, nos extrañaremos cuando se produzca un rechazo o un mal gesto por parte de dicha persona y ese movimiento puede incluso servirnos como argumento para arremeter con más dureza contra ella. Al final, el asunto puede convertirse en un bucle sin salida, que seguiremos alimentando hasta que una de las dos personas utilice el corrector universal: el perdón.

El sueño.
     Hemos dejado el Ego en posesión de los átomos-germen de sus cuerpos recreándose en la Región Abstracta del mundo del Pensamiento, llamada también mundo del Espíritu Humano. Pasado un tiempo, que como hemos visto, puede alargarse más o menos, el Ego siente la apetencia de nuevas experiencias que le permitan avanzar hacia la perfección. Esa necesidad se presenta en forma de sueño. El Ego "sueña" su nueva vida terrestre, visualiza, como si de un holograma se tratara, las imágenes de las experiencias fundamentales que le esperan, sin detalles, y ese sueño-deseo lo incita a introducir el átomo-germen del cuerpo del Pensamiento en la Región del Pensamiento Concreto.
     En el orden práctico, si seguimos la ley de correspondencia, “como es arriba es abajo”, diríamos que antes de realizar un proyecto deberíamos “soñarlo”, es decir, configurarlo en nuestra imaginación. Se trata de crear la imagen de lo que deseamos con el máximo de detalles posible, porque todo ello ayudará a que se cumplan nuestros propósitos.

Te dejo el enlace al canal de youtube, por si prefieres escuchar: 



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