miércoles, 11 de octubre de 2017

Método Kabaleb 31: En busca de unos padres.

En busca de unos padres. (Aquí quiero hacer una reflexión, porque muchas veces escucho eso de "Los padres que me han tocado", y nada más lejos de la realidad. Ocurre que cuando nuestros padres no se comportan como nosotros deseamos, cuesta trabajo y mucho re-conocer que los hemos elegido).
     En el umbral del mundo material, el Ego pierde ya sus derechos, por así decirlo, y la dinámica de sus vidas anteriores es la que domina. Su primer reto será el de encarnar. Si en otras vidas, la personalidad física ha actuado de forma débil, sin cosechar ni grandes amores ni grandes odios, es probable que sean pocas las personas que en el mundo físico deseen su presencia.
     El deseo de alumbrar una vida suele producirse cuando la persona que viene al mundo y la que le ofrece su cuerpo están ligadas por una relación anterior. El que ha amado mucho, el que ha suscitado grandes amores, encontrará fácilmente en la tierra quien muestre el deseo de acogerlo. Esa apetencia empujará al encarnante a construir allí su nido humano, tal vez contraviniendo los planes de su Ego. Lo mismo le sucederá a alguien que haya suscitado muchos odios: sus antiguos enemigos pueden desear con fuerza que aparezca en sus vidas para ajustarle las cuentas. Los tibios, en cambio, se encontrarán en el umbral de la vida sin que nadie se entusiasme por ofrecerles asilo.
     Por lo general, se trata de un procedimiento inconsciente, instintivo. Los futuros padres llaman en sueños (en el mundo de Deseos) al alma que quieren recibir, pero su desconexión al despertarse convierte el proceso en inconsciente.
     Resulta especial el momento en que los antiguos conocidos se encuentran, se reconocen y unen de nuevo sus fuerzas para la edificación de una obra humana. Cuando un vínculo de este tipo existe, incluso el karma individual puede liquidarse en común, de manera que si uno de los miembros de esa cadena de solidaridad tiene una cuenta adversa a pagar, el amor que por él sienten los demás puede forzar el Ego a abandonarles su vehículo físico, que ellos cuidarán, mimarán, protegerán y le darán finalmente, por la vía de la razón, esas experiencias amargas que debe vivir en su
piel. El amor es una medicina universal que limpia de todos los errores y todo ser humano contiene el amor en potencia y cuando esa potencialidad se dinamiza y actúa, la persona tiene el poder de perdonar los errores de los que se aproximan a su esfera, de los que lo amaron y lo odiaron.
     Pero volvamos al proceso en sí. La tarea de los Señores del Destino, cuando llega a ellos un alma en solicitud de encarnación, es de una gran complejidad. Su primer trabajo consiste en buscar al reencarnante unos padres. Si existen lazos kármicos que lo unan a sus futuros padres, estos se encargarán de la custodia de su futuro hijo sin problemas: bastará con localizarlos en la parte del mundo en que se encuentren. Pero es posible que el destino particular de esos futuros padres los haya situado en distintas ciudades. Entonces los Señores del Destino deberán procurar unirlos, inspirando a uno de ellos la idea de un viaje, de una expatriación, que les permita entrar en contacto con el otro elemento. Todo ello deberá ser llevado a cabo sin violentar el destino particular de esos padres y de acuerdo con sus necesidades evolutivas.
     En realidad, la tarea de los Señores del Destino se parece al trabajo de un novelista, todos los personajes deben encajar de una forma natural y creíble. La diferencia es que estos últimos manejan personajes imaginarios, mientras que los Ángeles del Destino trabajan con seres reales. El novelista, en definitiva, se estaría preparando
para desempeñar el papel de Señor del Destino.
     Esto podría llevarnos a pensar que somos títeres en manos de los Señores del Destino, pero disponemos de una absoluta libertad en la elección de nuestros propósitos. La labor de los Ángeles del Destino consiste en presentarnos opciones susceptibles de canalizar nuestros movimientos hacia un punto de confluencia, en el cual dos seres se encontrarán para realizar la historia hacia la que tienden sus almas. La fuerza de esta libertad es tan intensa, que todos los que han tenido experiencias en el mundo literario saben que los personajes, una vez creados, "se escapan", huyen del propósito del autor y acaban dictándole, por así decirlo, su propia historia. Al crear un personaje, el autor crea al mismo tiempo un Artificial en el mundo de Deseos y éste se alimenta con la vida que está en afinidad con su forma de ser y puede rebelarse contra el novelista que lo creó.
     Si tomamos el aspecto práctico de lo dicho, cuando nos encontramos en un escenario difícil, convencidos de que las circunstancias (o los demás) mandan en nuestra vida, debemos reconsiderar la situación con el convencimiento de que tenemos suficiente libertad y fuerza, para cambiar la orientación de los acontecimientos.
     Volviendo a lo que ya hemos apuntado con anterioridad, los lazos kármicos que atan a los padres pueden ser de odio o de amor. Quien en una existencia anterior ha dado muerte a una persona, puede tener la obligación, en la próxima, de darle vida, de modo que es fácil que se convierta en su madre. Pero, del mismo modo, dos personas que se hayan amado mucho, también pueden encontrarse vinculadas por ese amor que les incline a nacer en la misma familia.
     Cuando ningún lazo kármico obliga a un individuo a relacionarse con otro, ni el otro a cargar con la vida del reencarnante, los Señores del Destino eligen, de acuerdo con las necesidades del Ego, la familia que ha de darle la máxima oportunidad de experimentar las pruebas que ha escogido.
     Que un individuo nazca en una familia determinada, nunca es el fruto de una casualidad, sino de una necesidad. Quien viene al mundo en una casa pobre, es porque una exigencia evolutiva lo ha llevado allí y en ningún caso hubiera podido nacer en el seno de una familia rica. Sólo la ignorancia de este mecanismo lleva a ciertos hijos a culpar a sus padres de haberlos traído al mundo en un ambiente de miseria. Si ha sido así, es porque ellos necesitaban conocerla, del mismo modo que con anterioridad habrán conocido la opulencia o la encontrarán en una posterior encarnación. (Claro que como "no me acuerdo")
     Parece que si se nos facilitara esta información podríamos entender mejor nuestra vida, pero los seres humanos estamos todavía poco preparados para asimilar nuestro pasado sin que ello produzca desajustes en la vida actual. Y por otro lado, imaginemos a una persona a quien le comunicamos que sus problemas actuales son debidos a actuaciones del pasado, su reacción podría ser la de aceptar esa situación con resignación, sin mover nada para remediarla por estar convencida que se lo merece. Perdería así un tiempo valioso de evolución.
     Las desgracias que puedan sucederle por actuaciones del pasado son solamente experiencias a vivir, debe asimilarlas y superarlas, ir más allá, porque a nadie se le obliga a ser desgraciado. Todos venimos a la tierra dotados con las herramientas necesarias para conseguir el éxito y la felicidad. La principal trampa con la que puede encontrarse nuestro personaje es la tendencia a repetir los errores que le llevaron a acumular facturas en ese pasado. En tal caso su destino le frenará, imposibilitando su avance hasta que decida cambiar de actitud. Tenemos la mala costumbre de utilizar el karma como justificación de desgracias y sólo representa un punto del camino, un tropezón que debe ser superado, pero siempre mediante un cambio de comportamiento.
     Por otro lado, y volviendo a la reflexión anterior, los lazos kármicos explican el problema de las familias que apenas se entienden. Si el odio y el crimen vinculan, es evidente que las personas que nacen en el seno de una madre que en una vida pasada los maltrató, se sentirán poco queridos en esa familia. El antídoto, como hemos comentado, es el amor y el perdón.
     La pregunta que uno se formula entonces es: ¿cómo se perdona un suceso que ni siquiera eres consciente de haber vivido? Se trata de perdonar de oficio. Es decir, cuando nos damos cuenta que mantenemos una mala relación con una persona, sin que en principio haya mediado provocación ni exista un motivo razonable, dediquemos unos minutos al día, durante una semana, a pedirle perdón y a perdonarla mentalmente. Experimentaremos resultados sorprendentes. ¿Por qué una semana? Si la creación se ha programado para siete días, significa que en ese periodo se puede conseguir cualquier cambio o transformación en el ser humano o en sus circunstancias.
    Los lazos kármicos también son extensivos a un país, al que nos ligaría un karma colectivo. Y si en el pasado histórico una nación ha exterminado a otra, es fácil que en un futuro, la nación exterminante deba dar la vida o acoger a los que eliminó.
     Los encarnantes procedentes de la matanza histórica, serán conducidos por los Ángeles del Destino a la región conflictiva de la nación que los exterminó, a fin de que encuentren en ella argumentos lógicos para intentar diezmar a sus antiguos diezmadores. (Y esto me recuerda muchas cosas que ocurren actualmente). 
     Los recuerdos siempre tratan de escalar posiciones, de abrirse una puerta en nuestra conciencia. Sería bueno aprovechar este momento para preguntarse si tenemos alguna factura pendiente con alguien de nuestro entorno. Estamos a tiempo de perdonarle y de pedirle perdón...

Preguntas:
1.- ¿Qué hacemos con la materia que no podemos digerir?
2.- ¿En qué mundo liquidamos nuestros actos físicos?
3.- ¿Cuál es la función de los Señores del Destino?
4.- ¿Qué sucede con los tibios en el momento de encarnarse?
5.- ¿Qué sucede cuando no hay lazos kármicos con el que quiere encarnar?

Te dejo el enlace al canal de youtube, por si prefieres escuchar:







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