domingo, 1 de octubre de 2017

Madeleine - 11

El Amor que supera y trasciende al amor, siempre florece, jamás muere.
El Amor no se manifiesta a trocitos, según las necesidades de cada uno.
El Amor se manifiesta del todo y a todos, sin dosis ni distinción.
Cierto es que eso es precisamente lo que todos estamos aprendiendo hasta el fin de los tiempos: a amar; amar y seguir amando. Este es el gran aprendizaje; de hecho se podría decir que es el único aprendizaje.
Pero no todos los seres humanos saben recibir amor…
Saber abrir los brazos plenamente cuando uno es amado por alguien, es algo que también se aprende y se cultiva. Y se aprende cuando lo observas en ti, lo disciernes y
cuando reconoces tu resistencia a ser amado.
Resistirse a ser amado es frenar la fuerza de la Vida y del crecimiento sin fin.
Sin embargo, dar amor y expresar ternura a veces requiere paciencia y benevolencia pues la respuesta a tu amor a veces es la indiferencia, el silencio y la ignorancia del
otro hacia tu Ser. Esa indiferencia es la causa de muchos sufrimientos.
Retírate de los lugares donde no te aman, pero aprende también a retirarte cuando tú aún no amas.
Recuerda que el Amor puro siempre florece y se manifiesta en plenitud, armonía, ritmo y constancia, jamás es una retención, o una condición, o un intercambio de intereses a tiempo parcial.
Emanar amor y recibir amor es todo un acto consciente e inteligente.
Pon atención a tus relaciones, ya sean más o menos íntimas.
El Amor a la vida y a los seres es un elemento divino que se construye sobre la fuerza de la Voluntad y el Discernimiento. Estos son sus dos grandes pilares.
Eso fue lo que aprendí de mi amado…

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Del libro "Palabras de Magdalena para el 2010" de Marta Povo.
Tan vigente como entonces. 



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