(Hoy
es el último capítulo de El Método Kabaleb. Entiendo que son temas
un poco farragosos, solo que insisto, una vez más: No te quedes en
lo que no entiendes, porque seguro que hay mucho más que entiendes
de lo que tu te puedes imaginar.)
Hesed.
El
trabajo conjunto de Kether-Hochmah-Binah da lugar a una creación.
Binah, al oscurecerse
o enfriarse, ha permitido que un mundo existiera en un plano inferior
al de
esos tres principios. Esa nueva esfera se conoce con el nombre de
Hesed.
Hesed
fue el mundo que los Elohim concibieron para el ser humano y en el
que podríamos
haber vivido eternamente, pero ya sabemos que fuimos expulsados del Paraíso.
El
Centro de energía llamado Hesed entró en funciones en el cuarto Día
de la Creación,
que es el actual. La divinidad ya había desplegado entonces todos
sus
poderes,
los inherentes a Kether, a Hochmah y a Binah. El resultado era Hesed,
que encerraba
todos los poderes sagrados y del que emanaban todas las virtudes espirituales.
Hesed es un mundo de libertad; es un espacio en el cual la Gracia ha concentrado
todos sus dones, y es un mundo en el que la Ley apenas prohíbe nada, tanta
es la Bondad que reina en este sagrado lugar. En una palabra: Hesed
es el Paraíso
Terrenal.
“Adam
y Eva vivieron allí como reyes absolutos, con dominio sobre los
animales y las
cosas”. La interpretación profana de este pasaje bíblico
convierte a Adam y Eva en
un hombre y una mujer, pero en realidad, las letras ADM, que dan
lugar al nombre
de Adam, significan el Género Humano en la etapa primigenia de su desarrollo,
y Eva significa: el Ser que transmite la Vida. Adam y Eva somos todos nosotros
en un momento de nuestro desarrollo.
La
humanidad de ese periodo apenas tenía conciencia de sí misma y
obedecía los imperativos
divinos como un autómata obedece los impulsos eléctricos que
recibe. El ser
humano poseía una visión de la divinidad y actuaba conforme a la
voluntad divina.
Hubiese
quizá permanecido allí hasta el final de los ciclos evolutivos,
pero fue sensible
a la voz de la experiencia, del “Mal”. Hemos visto como
los disidentes de la esfera
de Binah fueron precipitados al "abismo" para evitar
que perturbaran los designios
divinos. Este grupo de disidentes transmitió su herencia, por
decirlo de algún
modo, a las sucesivas generaciones que alcanzaron la auto-conciencia
en los tres
primeros días de la Creación, de modo que en los Trabajos de cada
Día intervenía
una categoría de seres cuya situación era anómala y su actuación
contraria a
los planes del Creador.
En
la época paradisíaca aparecieron pues los Luciferes, que como
sabemos eran un grupo de rezagados de la generación de los Ángeles.
Para asegurar su propia evolución,
los Luciferes decidieron "ayudar" al ser humano,
instruyéndolo en todo lo referente
a las funciones creadoras. "Si comes esta fruta, -le
dijeron-, serás como Dios".
Esto
significa que cada vez que uno se encuentra en el paraíso, es decir,
disfrutando de un descanso, de una situación de relax, de un alto en
el camino, aparece un luciferiano para incordiar.
Pero
conviene recordar que actúan movidos por nuestra propia voluntad. Se
produce la misma situación cuando nos echamos a dormir la siesta y
le pedimos a la pareja que nos despierte al cabo de media hora.
Cuando ejecute nuestro mandato, estaremos
en el paraíso y su intervención puede molestarnos, pero ha sido
generada por
nuestra propia necesidad de levantarnos y continuar la evolución.
Se
ha especulado mucho sobre el sentido de la "fruta prohibida".
Pero todo ello encierra
un misterio muy sencillo de entender. La esfera de Hesed, tal como
hemos comentado,
es el resultado de la acción de los tres centros superiores, Kether-Hochmah-Binah.
Se ha visto como este último tuvo que renunciar a parte de la luz que
le correspondía para poder engendrar una vida inferior a sí mismo
(al igual que la
madre cede los elementos de su cuerpo al feto que lleva en su
interior.) Ese aspecto de
renuncia, de restricción, Binah lo proyecta a todo lo que sale de su
esfera, de modo que
en ese Paraíso era natural que existiera una restricción, inherente
a la participación
de Binah. Así pues, Dios tenía necesariamente que prohibir algo a
la primitiva
humanidad. Sucede lo mismo en el momento que prohibimos a nuestros hijos
que falten al colegio, por ejemplo, cuando a nosotros nos pillaron en
más de
una
campana.
Gueburah.
La
desobediencia a las reglas que imperaban en Hesed-Paraíso propició
que aquel mundo
de libertad y felicidad se esfumara en beneficio de la polaridad
contraria y que
el ser humano entrara en el dominio del Rigor. Un nuevo Centro de
energía entró
en funciones, para ser sede de ese Rigor. Recibe el nombre de
Gueburah, cuyo atributo
es la Justicia.
Se
puede decir pues que el ser humano se vio obligado a salir del
Paraíso por haber querido apurar todas las posibilidades que le
ofrecía ese mundo. De ahí se desprende una regla importante en la
conducta diaria: para conservar la felicidad y el bienestar, es
preciso que evitemos apurar las cosas. En las antiguas reglas de
urbanidad, se enseñaba a los niños que era de buena educación
dejar un poco de comida en el plato.
Ese "poco" es la parte de Binah y al hacerlo así se
respeta su Ley, la de la renuncia.
Apurar hasta su extremo límite, propicia la entrada en funciones del
Rigor y
la felicidad desaparece. Si apuramos hasta el último minuto para
salir hacia una cita
es posible que lleguemos tarde, con el consiguiente problema que ello
pueda generarnos.
Si apuramos la gasolina del coche, el carburador puede llenarse de
los restos
del fondo del depósito. Si apuramos la batería del móvil, podemos
quedarnos a media
llamada.
La
salida del Paraíso supuso que la conciencia del ser humano se
oscureciera y se desconectara
de los creadores. Dejó de oír la voz divina de forma directa y,
perdida esta
guía luminosa, cayó bajo el imperio del deseo. Eso significó un importante cambio
de planes y una nueva vía a transitar.
Los
deseos le hicieron descubrir su capacidad generadora y el placer
inherente al acto sexual. Con anterioridad, en el periodo
paradisíaco, los creadores unían las parejas en
ciertas épocas del año, a fin de que el acto de generación se
realizara al unísono con
las fuerzas cósmicas y los hijos venían al mundo sin dolor. Al
perder el contacto con
la divinidad, el ser humano generó según sus deseos y al violar las normas cósmicas,
apareció el dolor. (Ojo
al dato: lo hemos generado nosotros).
Caín.
El
primer hijo de Eva fue Caín, hijo de Samael, la Serpiente. Ello
significa que Caín era
de una estirpe superior a la humana. La Imaginación, atributo de la
mujer, había entrado
en relaciones íntimas con los rezagados de una generación superior,
que eran
los Luciferes, expertos en descifrar la Ley, pero trabajando bajo el
dominio de Binah,
el rigor.
A
partir de entonces el ser humano, llevado por el luciferiano Caín,
comprendería la ley
que rige el universo con la sola ayuda de sus deseos. Sería el
principio de todos los
dramas
y sufrimientos, el precio a pagar por su capacidad creadora.
El
Génesis nos habla de la seducción de la mujer por parte de la
Serpiente. La palabra que es traducida vulgarmente por serpiente es
Nahash, formada por las letras Noun- He-Shin, y nos describe una
espiritualidad corrompida, generada en los bajos niveles del mundo
material (Noun.) Fabre d'Olivet, un traductor iniciado del Génesis,
decía sobre
esta palabra: "Nahash quiere decir el ardor cupido,
envidioso, interesado, egoísta,
que serpentea en el corazón de los seres humanos y lo envuelve en
sus repliegues."
La
mujer primordial fue seducida por ese ardor interno que pusieron en
el corazón de
los seres humanos los luciferes. Lo que interesa ahora recalcar es
que Caín es el hijo
de la mujer y de una semi-divinidad corrompida, postergada. Ello dio
lugar a una
alteración en el proceso de creación divina.
El
despliegue del potencial divino exigía que la especie humana,
después de ocupar los centros correspondientes a Kether, Hochmah y
Binah, ocupara Hesed. Pero Caín en lugar de ser el representante
humano de Hesed, es el de Gueburah. Nahash perturbó
el orden divino haciendo que naciera primero el hijo destinado a
nacer después.
Así la humanidad fue arrojada del paraíso sin apenas haber vivido
en él. (Se
me ocurre que esto es una historia bien diferente de la que nos han
contado cuando chicos, a los que nos han educado en la religión
cristiana, o católica-apostólica-romana).
Abel.
Caín
es el hermano mayor de la pareja inicial, pero ese puesto hubiese
correspondido a Abel, ya que Abel es la entidad espiritual-humana que
corresponde a Hesed. Queda así explicado el misterio de los hermanos
mayores que deben ceder sus derechos a los menores, que son quienes
heredan el reino del Padre. Con Caín el orden divino se alteró,
pero ello sólo constituye una peripecia. Hesed es el heredero del
reino del Padre,
de modo que por muy mayor que sea la estirpe de Caín por su
aparición en el mundo,
los derechos de primogenitura corresponden a la estirpe de
Abel-Hesed.
Caín
y Abel suponen dos voluntades enfrentadas, una dirigida a la
conquista del mundo
material y el conocimiento de todas sus leyes; la otra orientada
hacia la conquista
de los mundos espirituales. La voluntad que hizo concebir Caín fue
más fuerte
que la otra y esa voluntad resultó excluyente, es decir, "mató"
a la otra.
Como
en la mayoría de los sucesos relatados en la Biblia, es preciso
entenderlo como un proceso interior que tiene lugar cada vez que se
concibe una tendencia. Si el objetivo
al generarla está orientado hacia lo material, es decir, si sólo se desean resultados
materiales, si en ellos se encuentra la pasión egoísta de Nahash,
el hijo que
nacerá será Caín. Si, por el contrario, se realiza con un objetivo
superior, como podría
ser el de adquirir conocimientos, entonces nacerá Abel. Un Abel que
dejará de estar
amenazado de muerte, puesto que con el correr del tiempo la voluntad
de Caín se
ha temperado y la misma Biblia nos relata más adelante como Esaú,
el hermano mayor,
perdonó a Jacob, el hermano menor.
Pero
en ese estadio primordial a que se refiere el relato bíblico, la
voluntad de Adam y Eva, presionados por Nahash, se orientó hacia la
conquista del mundo material y ello
los condujo al Este del Edén, fuera de ese exuberante paraíso en el
que hubiesen podido
vivir, cuyas llaves están en Abel.
Preguntas:
1.-
¿Cuáles son los atributos de Kether, Hochmah y Binah?
2.-
¿Qué es el abismo?
3.-
¿Por qué resulta importante el sacrificio?
4.-
¿Qué significa Adam?
5.-
¿Qué supuso para el ser humano la salida del paraíso?
Aquí
damos por terminado el curso de Los Misterios de la Obra Divina y con
él el recorrido
que nos lleva desde lo que llamamos vida a lo que denominamos muerte, hasta
volver a la vida.
Por
el camino hemos descubierto el engranaje que mueve nuestra realidad,
las leyes que rigen el universo.
Ahora,
conociéndolas, se trata que empieces a aplicarlas. Al hacerlo,
estarás sintonizándote
con el universo y con ello conseguirás que las cosas en tu vida empiecen
a funcionar y tendrás la sensación de ser tú quien maneja el mando
a distancia
de tu vida.
(O
sea que toda esta palabrería que os puede resultar como muy así,
son Claves, para entender nuestra Vida (lo que yo llamo Vida con
Mayúsculas). Es cuestión de que nos pongamos a ello: a conocernos
un poco más.
Los
próximos temas van a ser de una temática que seguro que va a
interesaros a muchos más: va a tratar sobre Astrología Cabalística,
un tema apasionante.)
El enlace al canal de youtube, para que lo escuches a tu ritmo y te empapes de esta Sabiduría Ancestral:
https://www.youtube.com/watch?v=jXSEr5aVJtU
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