Casa
IV.
La
Casa IV expresa en la Tierra las potencialidades de Cáncer.
Vimos al estudiar el signo que de Cáncer nace toda idea de
propiedad y de privatización, de modo que la Casa IV significará la
materialización de esta idea. Será, pues, la que nos informe sobre
la vida privada de la persona, sobre su vida íntima y sobre sus
posesiones materiales,
empezando
por la fundamental: su hogar. El fundamento de todo edificio humano
radica en
los sentimientos y Cáncer -ya lo dijimos es el motor del que arranca
todo el potencial sentimental.
Un
día la razón será la base de ese edificio, pero en esta etapa, los
sentimientos constituyen
un cuerpo más desarrollado y todo lo que el ser humano ha realizado tiene
un punto de arranque emotivo.
Por
ello, la Casa IV, como intérprete terrestre de Cáncer, constituye
la raíz del individuo
y en ella encontraremos informaciones sobre sus antepasados, su
ciudad, su
infancia, su barrio natal, los que viven en su hogar y su
comportamiento en la casa y
en la vida de familia.
Por
otra parte, la madre es el fundamento del ser viviente, de
modo que la Casa IV
nos indicará todo lo relacionado con la madre, su temperamento, su
forma de ser, su
vida, sus problemas. Los manuales de astrología existentes en el mercado, exceptuando
los libros de Max Heindel y algún otro, atribuyen la Casa IV al
padre y la
Casa X, la opuesta, a la madre. Esto constituye un tremendo error,
que proviene de astrólogos
de la Edad Media, que ocultaban la verdad a los profanos, dando datos erróneos
adrede, con la seguridad de que los iniciados sabrían detectarlos.
También
ha contribuido a que se cimentara este error el hecho de que en la
Cábala se habla de Binah (tercer Séfira de El Árbol de la Vida)
como madre del mundo, y Saturno,
la manifestación material de Binah, es el regente de Capricornio,
signo que corresponde
a la Casa X. Pero Binah es el supremo hermafrodita, y hermafrodita
fue la
humanidad en sus comienzos. Cuando la división de sexos se produjo,
fue Yesod la rectora
del sexo femenino, o sea, el tercer Séfira de la columna del centro
(noveno de El
Árbol de la Vida), el que administra en ese bajo mundo la política
del tercer Séfira de
arriba, Binah. Yesod y su representación material, la Luna, son los
que rigen el sexo
femenino a través de las fuerzas de Cáncer.
Las
disonancias planetarias sobre la Casa IV harán que los cimientos
sobre los que se asienta la persona sean poco firmes, de modo que por
buenas que sean las condiciones
en otros dominios, el edificio de su vida se tambaleará y
todo resultará
precario, empezando por su propia madre, que carecerá o de medios o
de inteligencia
para orientarla adecuadamente.
Hogar
inestable, cambios frecuentes de casa, desarraigo, dificultad en
echar raíces, la vida a la intemperie, dificultades en el hogar, en
la familia, en la ciudad natal.
Cuando
muchos planetas se encuentran en la Casa IV: cambios de casa, hogar ambulante,
emocionalidad profunda, aunque no aparente. En casos extremos, con malos
aspectos: ancestralidad con bases desestabilizadoras, herencia
malsana, enfermedades
hereditarias, enfermedades contraídas en el claustro materno.
La
Casa IV es una Casa Yod, de plantación y en ella actúa Kether.
Casa
VIII.
La
Casa VIII expresa en la Tierra las potencialidades de
Escorpio. Dijimos al estudiar el signo que en él los
sentimientos se concentran convirtiéndose en poderes interiores. La
Casa VIII materializará este hecho dándole una expresión sexual.
La Casa VIII es, pues, el sector que nos informa sobre las tendencias
sexuales de la persona
y sobre su personalidad erótica. También informará de los amores
que proceden de la sociedad, ya que la VIII son los sentimientos
hacia dentro. Tendremos pues en este sector a las personas que vienen
a ligarnos.
Otro
punto importante a destacar en esta Casa VIII es que los sentimientos
hacia dentro es lo que llamamos autoestima. Así que este
sector mostrará cuan lleno estará nuestro depósito de este valioso
material. Veremos cómo nos estiman y cómo nos estimamos.
A
partir de la Casa VII, los sucesivos sectores manifestarán la
polaridad contraria de la Casa situada enfrente. Las Casas I y VII
representan el Yo y los demás, las Casas II y
VIII manifestarán mi dinero y el tuyo. O sea, si la Casa VII es la
del cónyuge, el socio,
el aliado, el otro (como veremos más adelante), en la VIII veremos
reflejado el dinero
del cónyuge, el socio, etc. En ella encontraremos el dinero de
los demás, del
que podremos o no disponer según sea la relación que nos une a
ellos. De ahí se
desprenden
todas las ideas de dinero ganado sin esfuerzo, herencias, donaciones, premios,
regalos, rentabilidad del capital, de los títulos, ya que ese
capital también es
«trabajado»
por los demás, por las personas y las sociedades que lo administran.
En
el zodíaco instituido, tal como se nos presenta hoy, la máxima
separación posible entre dos puntos es de 180 grados, puesto
que la rueda zodiacal consta de 360 grados.
Ello significa que, a partir del punto 180 se produce un retorno al
principio. Partiendo
de Aries, la máxima separación es Libra, de modo que con Escorpio,
con la Casa
VIII, se inicia el retorno a lo primordial.
Ese
retorno, en términos de existencia, equivale a la muerte, ya
que con la muerte física
el alma se eleva a los mundos superiores. Así pues, la Casa VIII
será también la que
nos informará sobre la muerte en todos los sentidos, el físico y el
figurado, nos dirá
en qué forma se producirá, si violenta o suavemente, si en la cama
o en una carretera.
Si asimilamos el término muerte a llegar al estado final de algo,
veremos que
la Casa VIII será también la de los cambios, la de las transformaciones. Y estas serán
más o menos cómodas o agresivas en función de los aspectos que se
produzcan.
De
igual forma, la Casa VIII nos revelará la sensibilidad de la persona
respecto al más
allá, indicándonos sus posibilidades o sus facilidades de
progreso en el dominio
de la espiritualidad.
Los
aspectos disonantes planetarios sobre este sector indicarán que el
estado de fortuna
de nuestro cónyuge y aliados es precario; que será difícil que su
dinero llegue hasta
nosotros, y si su estado de fortuna es bueno, tendrán dificultad en
heredar. También indicará , en otro orden de cosas, la calidad de
nuestros amantes. En casos severos podría mostrar disfunciones
del aparato reproductor, problemas en las relaciones
sexuales, en los partos, en la inseminación. Cambios bruscos.
El
excesivo número de planetas sobre este sector será indicio de
dependencia de la fortuna de los demás y de estar atado a intereses,
a capitales y problemas económicos.
Demasiados planetas en la Casa VIII, también podría producir un exceso
de amor propio que derivará, seguramente en egoísmo
desproporcionado, en
tener un exceso de magnetismo que atraerá a demasiados amantes,
hipersexualidad.
La
Casa VIII es una Casa He, de interiorización y en ella actúa
Hochmah.
Te dejo el link al canal de youtube, por si prefieres escucharlo:
https://www.youtube.com/watch?v=ImAeKoi1Pok
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