miércoles, 15 de noviembre de 2017

Astrología Cabalística 8.- Las Casas Terrestres: Casa 1 o Ascendente.

Introducción.
En el bloque anterior hemos iniciado este apasionante curso de Astrología Cabalística que nos legó Kabaleb. Hemos introducido cada uno de los doce signos del zodiaco, desde el punto de vista constituyente, es decir, en el orden de la Creación que, según nuestro punto de vista, es el más coherente. Los signos representan la energía que movemos en nuestro interior.

Hemos visto que el Fuego representa el impulso inicial. Que el Agua aporta la parcela emocional. Que el Aire le pone razón y coherencia. Y que la Tierra es la que cohesiona todos los proyectos.

Ahora vamos a abordar las Casas Terrestres, que son los canales a través de los cuales exteriorizamos nuestra energía. Dicho de otro modo, es como nos mostramos a los demás o como recibimos la energía que nos llega de la sociedad. Igual que los signos, habrá Casas de plantación, de interiorización y de exteriorización.

Las Casas Terrestres.
Los 12 signos del zodíaco se encuentran doblados por las llamadas Casas terrestres. ¿Qué representan estas Casas? Veámoslo. Los signos, ya lo hemos dicho, son la semilla con la que se constituyó nuestro universo. Nosotros, como universo en miniatura que somos, estamos formados por esa semilla zodiacal. Pero los elementos químicos de nuestro cuerpo necesitan una constante alimentación; es decir, esas semillas que hay en nosotros necesitan una renovación continua de su potencialidad y sin el contacto permanente con la fuente zodiacal, no nos sería posible existir.

Por ello es preciso que existan canales, para que las fuerzas cósmicas puedan ser proyectadas en el ser humano. Para que el agua de la lluvia llegue al mar, existe el canal de los ríos. Para que la fuerza eléctrica llegue a los hogares existen los hilos que la conducen. Y para que las propiedades de los signos del zodíaco puedan esparcirse por nuestro organismo psíquico, emocional y físico, deben también existir canales.
Esos canales son las doce Casas terrestres. El hecho de escribir las Casas con números romanos (I, IV, VII y X), es solamente para resaltar, de una manera gráfica, su importancia respecto a las otras casas.

Esos doce canales, no solo servirán para transmitir a nuestros cuerpos las pulsiones zodiacales, sino que a través de ellos transmitiremos el contenido de nuestro micro-universo al mundo que nos rodea. Por un lado recibimos la energía de arriba y por otro expulsamos las nuestras, de modo que las Casas son vías neutras, cuya función es la de canalizar un determinado tipo de propiedades.

Los signos del zodíaco empiezan con Aries, que representa el punto este del universo solar. La Casa I o Ascendente será, pues, la que corresponda a Aries y señalará, desde el lugar en que nacemos, en la tierra, el signo que en aquel momento se encuentra en el horizonte este. Como se sabe, la Tierra da una vuelta completa sobre sí misma en el espacio de 24 horas, de forma que si observamos el cielo desde un punto cualquiera, en 24 horas veríamos aparecer sucesivamente los 12 signos, cada uno a intervalos de dos horas.

Así pues, cada dos horas el Ascendente cambiará de signo, puesto que con intervalos de dos horas los signos que se encuentran en el este, observados desde un punto fijo de la Tierra, irán cambiando. Si un niño nace al amanecer, su Casa I o Ascendente se encontrará allí donde se encuentra el Sol, pero si nace al atardecer, su Ascendente se encontrará en el signo opuesto al ocupado por el Sol. Por ello, para levantar una carta astral, es preciso saber el lugar y la hora de nacimiento de la persona, además de la fecha, ya que sin ese dato no pueden colocarse las Casas terrestres en un tema natal. En el caso que falte la hora, el cálculo de las Casas se realiza a partir del Sol.

El cálculo de estas Casas se limita a una simple operación. Hoy día lo más fácil es acudir a un programa de Internet para que realice el cálculo de nuestra carta astral.

Cada signo del zodíaco tiene 30 grados, así que resultará lógico que para la exteriorización de esta energía también se cuente con treinta grados. De este modo, estaremos trabajando con lo que se llama el sistema de Casas iguales.
Partiendo del Ascendente, situaremos las demás Casas en el mismo grado que éste. Es decir, si el Ascendente se sitúa a diez grados de Acuario, la casa II estará a 10 de Piscis, la casa III a 10 de Aries y así consecutivamente. Se contará que la Casa ocupa el signo entero. En el ejemplo anterior, el Ascendente ocuparía todo el signo de Acuario, aunque su punta estará a 10 grados. La Casa II, todo el signo de Piscis…

El orden que seguimos para contar las Casas es el del zodiaco constituido: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Así, si el Ascendente está en Géminis, la II estará en Cáncer, la III en Leo…

En cambio, para presentarte aquí las Casas, lo hacemos en el orden creativo, siguiendo el orden constituyente, el decir: el Ascendente, la V, la IX, la IV, etc. de este modo comprenderá mucho mejor lo que representa cada Casa.

Casa I o Ascendente.
En el bloque anterior hemos explicado que el Sol, representaba el objetivo de vida a seguir en esta existencia. El Sol marca el nuevo programa que debemos desarrollar, las lecciones que es preciso aprender, según el mandato de tu Ego Superior. El Ascendente, en cambio, marca el final de un trayecto anterior, de un programa que iniciamos en otra vida y que deberíamos haber terminado. Si lo hicimos, naceremos con el Ascendente en el mismo signo o en su mismo Elemento. De lo contrario, tendremos el Ascendente en otro signo y Elemento.

El Ascendente nos dirá también las herramientas que están a nuestro alcance para realizar el programa marcado por el Sol. Cuando el Ascendente y el Sol se encuentren en signos enfrentados, tendremos que para ejercer de abogado, por ejemplo, el destino ha puesto en tus manos un pico y una pala, porque en la andadura anterior dejaste pendientes trabajos de plantación en el campo, labores de tipo físico.

El Ascendente o Casa I expresa a nivel terrestre lo que Aries representa como signo. En ella nosotros somos Aries, es decir, derramamos al mundo lo que de Aries hay en nuestro organismo psíquico, emotivo y mental. Si Aries, como ya dijimos en el bloque anterior, es la puerta a través de la cual Dios comunica con el ser humano, la Casa I será el canal a través del cual proyectamos nuestra personalidad a la Tierra.

Lo ideal sería, en un horóscopo, que la Casa I coincidiera con Aries, la Casa II con Tauro, la Casa III con Géminis, etc., pero en nuestro maniobrar humano, todo se ha visto trastocado y en el rompecabezas de nuestras vidas aparecen narices ahí donde deberían aparecer piernas y orejas donde deberían estar los pies. Lo ideal sería,
decíamos, que Aries se encontrara en la Casa I, ya que de esta forma el designio divino sería transmitido y, tal cual, nosotros lo proyectaríamos a nuestro mundo.

Imaginemos un tema en que es la Casa VIII la que se encuentra en Aries, significa que el designio divino será transmitido a través de este Canal, mientras que la Casa I o Ascendente se encuentra en Virgo, lo cual indica que el mensaje que esta persona transmitirá al mundo no procederá de Aries, sino que lanzará al mundo los contenidos archi-manipulados de Virgo.

Si Aries es el promotor del designio espiritual, la Casa I o Ascendente será la que dibuje nuestra silueta física. En ella encontraremos la estructura del cuerpo de la persona, así como la clave de su código genético. La Casa I o Ascendente nos indicará el propósito en la anterior encarnación, que debe ser finiquitada ahora.

Las disonancias sobre la Casa I o Ascendente desnaturalizarán el propósito, nos obligarán” a emitirlo en condiciones poco adecuadas, en un entorno o a través de
un entorno que no es el idóneo, cosa que hará difícil su contacto con aquellos a los que el propósito va dirigido. La sociedad, la familia, el cónyuge o el medio profesional no serán los idóneos para la manifestación de su personalidad y deberá luchar de forma continua contra esa adversidad.

Si esos aspectos disonantes vienen del Sol o de la Luna, el enemigo será él mismo, según sea hombre o mujer, o bien su cónyuge; es decir, su Yo espiritual, su Ego, será hostil a los propósitos de su personalidad pasajera y su propia naturaleza interna será la que destruya los planes elaborados por la personalidad material, hasta que ésta se someta a aquélla.

La acumulación de planetas en el Ascendente dará a la persona un protagonismo excesivo; hará que sienta una necesidad imperiosa de sobresalir, de ser alguien a toda costa, de realizar hazañas, sean las que sean. Ese individuo dispondrá de una fuerza aparente y será fácilmente manipulado por otras personas, representadas por los planetas situados en este sector, las cuales le asegurarán su protagonismo con tal que sirva a sus intereses. Ello da lugar a menudo al «hombre de paja», a la cabeza visible que actúa movido por una eminencia gris. El individuo solo percibe el edificio de su Yo transitorio y es incapaz de todo altruismo, si éste no le ofrece una fachada para su alarde personal. Será, pues, la marca de una persona egoísta.

La Casa I o Ascendente es una Casa Yod y en ella la persona planta las semillas de un carácter, que han de darle como cosecha un destino. La voluntad es la fuerza dominante en esta Casa.

Te dejo el enlace al Canal de Youtube, por si prefieres escuchar:
https://www.youtube.com/watch?v=OYKPiFTq8oE 








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