viernes, 3 de noviembre de 2017

Astrología Cabalística 3: Elementos y signos.

Elementos y signos.
El Zodiaco constituido y el Zodiaco constituyente.
     En el primer curso, “Los Misterios de la Obra Divina”, explicábamos que el zodíaco fue el huevo del que salió nuestro sistema solar. Los doce signos son las 12 fuentes primordiales de energía que han permitido y permiten la edificación de todo lo creado. Si un día una de esas fuentes dejara de manar, desaparecería de nuestro universo solar aquello que pertenece a su naturaleza.
     Como pequeños universos en miniatura que somos, llevamos todos en nuestro cuerpo materia que obedece a las leyes de los doce signos, pero esa materia permanecería en estado pasivo si no fuera activada por los planetas, al transitar por uno y otro signo. Son los planetas los que imprimen movimiento a la esencia zodiacal, dándole así protagonismo y poniendo en relieve su personalidad y haciendo que arraigue en nosotros su simiente. Así pues, la posición de los planetas en un horóscopo de nacimiento nos indicará cuáles son las partes zodiacales activas en un
individuo, en qué grado lo son y cuál será la influencia recibirá de la fuerza zodiacal, ya que, si una sinfonía musical cambia según la personalidad del director de orquesta, también el mensaje zodiacal es interpretado de distinta manera según el planeta que nos lo transmite. (Aquí quiero hacer una reflexión y recordar que los Planetas, al igual que la Madre Gaia, son Seres Vivos: Seres Vivos, no un cacho de piedra que está ahí arriba).
     La rueda zodiacal está compuesta por 12 signos que, generalmente, se representan por este orden: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.
     Así se nos presenta el zodíaco constituido, pero cuando el Dios de nuestro sistema solar inició los trabajos de creación de nuestro universo las fuerzas zodiacales fueron organizadas por otro orden. Primero se constituyó la vida con el material proveniente de los signos de Fuego. Después utilizó los ingredientes procedentes de los signos de Agua. Luego, las fuerzas de los signos de Aire, y finalmente las energías de los signos de Tierra. Como la vida aquí abajo transcurre a la imagen de la de arriba, tendremos que también en nuestros asuntos humanos lo primero que aparece es el Fuego, - impulso- luego el Agua, -Deseo-; el Aire, -Ideas- y la Tierra, -Materialización.
     Así, diremos que el zodiaco Constituyente, el que sigue el orden de la Creación, se forma así: Aries, Leo, Sagitario, Cáncer, Escorpio, Piscis, Libra, Acuario, Géminis, Capricornio, Tauro, Virgo. (Se me ocurre con todo esto que los fanáticos religiosos puede que griten que cómo se le ocurre a nadie mezclar a Dios con los signos del zodíaco, sin querer reconocer que "Nada es casual" y que "Todo está conectado" de una forma invisible y perfecta).

Signos Cardinales.
     Cada una de esas fuerzas se expresa en nosotros en tres tiempos sucesivos: nos penetra, permanece y sale. Cuando la fuerza penetra en nosotros, nos hace depositarlos de un potencial que es como un motor que nos pone en marcha hacia algo que en su momento se realizará. Los signos portadores de esa fuerza de penetración se conocen astrológicamente como signos cardinales.
     Los signos cardinales o motores, portadores de semilla, serán: Aries, Cáncer, Libra y Capricornio. (Si quieres acordarte mejor: son los primeros signos de cada Elemento).

Signos Fijos.
     Viene luego el tiempo de permanencia o interiorización, en el que las fuerzas cósmicas operan en nuestra naturaleza interna, plantando en nosotros las semillas que han dejado los signos anteriores. Los signos que realizan este trabajo se conocen con el nombre de signos fijos.
     Los signos fijos o interiorizadores: Leo, Escorpio, Acuario y Tauro. (Para ayudar a recordar: segundos signos de cada Elemento).

Signos Dobles o Mutables.
     Por último, en la fase de salida o exteriorización, tendremos que la fuerza que nos penetró en la primera fase, que germinó en nosotros en la segunda, sale al exterior transformada, según el contenido de nuestra naturaleza interna. Los signos portadores de esta tercera fuerza se conocen con el nombre de signos dobles o mutables.
     Signos dobles o mutables, exteriorizadores: Sagitario, Piscis, Géminis y Virgo (Para ayudar a recordar: terceros signos de cada Elemento).
     Igualmente, tendremos que los signos cardinales son Yod; los signos fijos, He; y los signos dobles o mutables, Vav. (Eso ya lo hemos visto en lecciones anteriores).

El orden de la Creación.
     En el trabajo de Creación, Dios o energía primigenia de nuestro sistema solar, empezó utilizando las fuerzas provenientes de los signos de Fuego, las cuales alimentaron su Designio, su Propósito creador. Es decir, le facilitaron la semilla de su futuro universo.
     Luego utilizó las fuerzas provenientes de los signos de Agua, los cuales pusieron a su disposición esa esencia llamada Amor. Se mezcló en esa etapa designio y amor, haciendo con ellos una de las columnas de su obra.
     Los signos de Aire ofrecieron después sus fuerzas y con ellas y se establecieron las leyes que rigen el universo y de ellas nacieron en nuestro bajo mundo la lógica y la razón, que constituyen la segunda columna de la obra divina, la de la Izquierda, que nos permite comprender el funcionamiento de la máquina cósmica, al descubrir las leyes que la mueven. (Aquí se me ocurre que puede estar haciendo referencia al Árbol de la Vida Cabalístico, que ya sabemos que hay otros).
     Ya sólo faltaba que los signos de Tierra entraran en funciones para ofrecer a la Creación su fuerza coagulante y cristalizadora con la que envolver las energías de los demás signos, de manera que dispusieran de un cuerpo material para manifestarse. Con esas fuerzas se vistió la Obra, se le dio un ropaje y una apariencia.
     Así lo hizo Dios y así lo hacemos nosotros, de manera que si en un horóscopo vemos que una persona tiene una mayoría de planetas en signos de Fuego, diremos que es portador de designio, de iniciativa, y que es utilizada para plantar la semilla de su universo.
     Si la mayoría de los planetas se encuentran en signos de Agua, diremos que los sentimientos, las emociones tenderán a dominar y que esa persona posiblemente lo vea todo de manera más subjetiva y personal, porque el Agua corresponde al He, que es una fuerza interiorizada y pone de manifiesto lo que va por dentro, lo que es propiedad exclusiva y patrimonio del individuo.
     Si la mayoría de los planetas se encuentran en signos de Aire diremos que es una persona aplicada en descifrar las leyes y que impregna de lógica y de razón sus asuntos humanos y su comportamiento es bastante previsible puesto que obedece a valores universales y objetivos. Binah, que rige el Aire, es el gran creador de moldes.
     Si la mayoría de los planetas se encuentra en signos de Tierra, diremos que es una persona de realizaciones prácticas y que dispondrá de medios materiales para realizar de una forma tangible sus aspiraciones.
     Resumiendo; los pertenecientes a signos de Fuego pondrán en el mundo las semillas de las cosas y, como tales, serán portadores de futuro; los pertenecientes a signos de Agua ofrecerán su propia tierra corporal y emocional para que esa semilla pueda enraizarse: serán portadores de amor que se expresa como un ardor interno que los impulsa a llevar a la perfección la obra. También sus frutos corresponderán a una etapa futura, pero a un futuro ya más inmediato.
     Los pertenecientes a signos de Aire realizarán su obra a través de la ley y el orden, son portadores de lógica y de razón e instituyen el marco legal en el que la obra podrá ser realizada.
     Los pertenecientes a signos de Tierra son portadores de sentido práctico, son los que instituyen realmente en el mundo físico lo que el espíritu proyectó en su día.
     Así tendremos que cada experiencia humana que vivimos pasa por el ciclo de Fuego, el de Agua, el de Aire y finalmente se hace realidad en el ciclo de Tierra. Cuando esos cuatro ciclos han transcurrido y aportado cada uno su fruto experimental, el alma debe abandonar la realidad física, es decir, sus posesiones, sus pertenencias, para recomenzar un nuevo gran ciclo experimental a partir de cero.
     Para vivir plenamente las experiencias de cada ciclo, es decir, para aprender las lecciones programadas por el Ego Superior, el ser humano necesita, por lo general, cuatro vidas. En la primera inicia los trabajos que han de llevarlo a la experiencia deseada. En la segunda vive intensamente por dentro lo que más tarde proyectará al exterior como un fruto de sus propias entrañas. En la tercera busca la manera de instituir lo que lleva dentro en el marco social para que resulte compatible con los intereses de los demás y que sirva también esos intereses ajenos, renunciando si es preciso a parte de su primitivo propósito. Es en la cuarta
encarnación cuando consigue ver su primigenio designio convertido en una realidad material que le permitirá darse cuenta de si realmente aquello es tal como lo imaginaba.
     Añadamos que no es obligado el que transcurra tanto tiempo para vivir plenamente un ciclo experimental y que todo depende de la velocidad de crucero del interesado. Ciertas personas consiguen realizar todo el trabajo cíclico en una sola vida.

(Aquí de nuevo hago un recordatorio: a poco que sepamos algo de los signos del zodíaco, podré mejor re-conocer-me y re-conocer al otro). 

Aquí te dejo el enlace al Canal de Youtube, por si quieres escuchar:

https://www.youtube.com/watch?v=hDTRU2Zb6lI




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