Lo que se ha dicho en los párrafos anteriores debiera servir para mostrar que todas aquellas características y facultades humanas que llamamos por diferentes nombres, son meramente manifestaciones de los tres aspectos de la conciencia en todas sus permutaciones y combinaciones. Algunas de estas características son derivados simples de un aspecto particular, mientras otras son derivados complejos de una pluralidad de aspectos. Esas expresiones se modifican y se complican más aún por el carácter distintivo de los diferentes vehículos, conforme predominen en ellos los elementos Sáttvico, Tamásico o Rajásico. Sería un tema de investigación muy interesante, analizar y buscar los orígenes de todos los bien conocidos elementos del carácter humano, y demostrar que todos los fenómenos aparentemente diversos y complicados de la vida y del comportamiento humanos se deben a que la luz de la conciencia Divina se fragmenta en minadas de colores al pasar por los vehículos de las Mónadas que participan en el esquema de la evolución.
Esta
visión de las características y facultades humanas nos podrá
capacitar para entender en cierta medida lo que es el carácter
humano y así poner los cimientos de una verdadera Ciencia
de la Formación del Carácter. Podemos ver ahora que el carácter de
un individuo particular
es la suma total de todos los diferentes modos en que su conciencia
se manifiesta por medio de sus diversos vehículos, físico, emocional, mental y espiritual. Esta suma total puede ser apenas una fracción
pequeña de la totalidad de modos de expresión posibles para la
conciencia Divina que opera por medio de él. Al evolucionar este
individuo, todas estas posibilidades encerradas en ese fragmento
Divino pasan una por una del estado latente al potente, y el carácter
de ese individuo se convierte en un instrumento más rico y más
eficiente de la vida Divina que se expresa por medio de él.
La
ciencia moderna provee una bella analogía para esta aparición
gradual de cualidades que estaban latentes. Si un sólido, como una
pieza de metal, se calienta progresivamente, comienza
a emitir vibraciones de diferentes frecuencias. Cuando el cuerpo se
hace
incandescente,
estas vibraciones pueden analizarse por medio de un espectroscopio, y
se verá
que producen un espectro que nos muestra claramente qué vibraciones
están activas en el cuerpo incandescente. Al elevar paso a paso la
temperatura del cuerpo, van apareciendo más líneas y el espectro
del cuerpo incandescente se asemeja al del Sol, en el cual están
representadas todas las vibraciones posibles. Líneas o bandas
obscuras en este espectro, representan la ausencia de vibraciones de
las correspondientes frecuencias; el número de estas líneas o
bandas obscuras va disminuyendo a medida que la temperatura del
cuerpo aumenta y la gama de vibraciones se hace más y más completa.
Es
evidente ahora la analogía de este fenómeno con la evolución
humana y la progresiva aparición
de facultades y poderes de toda clase. Todos los atributos de la Vida
Divina están presentes de modo latente en cualquier fragmento
individual de la Divinidad representado por una Mónada. Al
evolucionar la Mónada, estos atributos se manifiestan uno tras otro,
y gradualmente el individuo se acerca a esa condición de perfección
relativa en que todos los atributos están en plena manifestación.
De suerte que el carácter de un individuo es realmente el espectro
incompleto de las cualidades divinas que él exhibe en su etapa
particular de desarrollo. La luz de conciencia que se manifiesta por
medio de vehículos imperfectos, produce un espectro parcial. El
carácter de un Ser Perfecto muestra el espectro completo de
cualidades Divinas, y es como el espectro del Sol; mientras que el de
un individuo corriente imperfecto no puede ser sino como el espectro
que da un cuerpo sólido incandescente, y mostrará algunas líneas
brillantes de cualidades desarrolladas, separadas por líneas oscuras
de cualidades no desarrolladas. El Ocultismo no reconoce la
existencia de cualidades malas positivas. Ellas son las líneas o
bandas oscuras del espectro del carácter, que han de desaparecer en
el curso del tiempo al evolucionar el individuo y desarrollar las
cualidades positivas correspondientes.
Por
lo dicho arriba quedará claro que la formación del carácter, en el
sentido más amplio del
término, no es otra cosa que extraer de las reconditeces de nuestra
naturaleza Divina todas
aquellas cualidades que ya están allí en estado latente, y así
aproximar más y más nuestra
imperfecta naturaleza a aquella perfección Divina que contiene todas
las cualidades en una plenitud armoniosa y balanceada. Si la
formación del carácter es una ciencia, debe ser posible lograr esto
sistemática y científicamente. Puede hacerse sistemáticamente
porque sabemos lo que tenemos que hacer y cómo hay que hacerlo,
gracias al conocimiento que los Adeptos del Ocultismo han puesto a
nuestra disposición. Y puede hacerse científicamente, porque este
desarrollo de cualidades es un proceso natural gobernado por leyes
que son tan inmutables y confiables como las leyes que gobiernan el
mundo físico.
La
frase 'construcción del carácter' para indicar este proceso de
desenvolvimiento interno, no
es bien adecuada y puede dar una falsa impresión al estudiante, en
dos sentidos:
Primero,
puede darle la impresión de que hay que construir o levantar algo
como una maquinaria
o un edificio, cuando en realidad el proceso consiste en liberar una
realidad interna
que ya existe plenamente de alguna manera dentro de nosotros. Ese
proceso consiste en la gradual y creciente liberación de una vida de
posibilidades infinitas, con una progresiva
expansión de conciencia que llegará finalmente a abarcar todo el
universo. Lo que
hay que construir en esta etapa, son los vehículos inferiores por
cuyo medio la vida divina
que está dentro de nosotros busca expresarse, y no la vida y su
expresión.
La
segunda impresión falsa que puede darnos la frase ‘construcción
del carácter’ es la de que
ese carácter que queremos desarrollar está limitando o
restringiendo la libertad de expresión
de la Vida. Cuando se hace funcionar a la mente dentro de ciertos
modelos sanos de comportamiento, la mente no restringe la libertad y
actividad de la Vida más que lo que la formación de ciertos hábitos
físicos deseables y necesarios restringe nuestra existencia física.
No son estos hábitos físicos o mentales los que restringen la
libertad de expresión, sino la falta de Buddhi (Viveka o
discernimiento), que no nos permite darnos cuenta de esas
limitaciones que por tanto nos dominan. Cuanto más se desarrolle
nuestra naturaleza superior y tome control de los vehículos
inferiores, menos nos estorbarán esos hábitos. Esos hábitos le
permiten al alma relegar al mecanismo de la mente inconsciente
ciertas actividades físicas y mentales que de otra manera exigirían
atención con desperdicio de tiempo y energías.
Si
mantenemos en mente estos hechos, podremos seguir usando la frase
‘construcción del carácter’ para indicar aquella transformación
de nuestra naturaleza inferior que nos permite expresar cada vez
mejor nuestra naturaleza Espiritual.
El
problema de construir o evolucionar un carácter perfecto es
principalmente un problema de estudiar nuestros vehículos y sus
funciones, y luego tomar las medidas necesarias para perfeccionar el
funcionamiento de esos vehículos. Esto no es posible hacerlo con
base en el conocimiento de que hoy disponen la Ciencia, la Filosofía
y la Religión. En ninguna de ellas encontramos los elementos que se
requieren para construir una Ciencia de la Formación del Carácter.
Ese conocimiento solamente se encuentra en el Ocultismo, cuyos
adeptos han estado experimentando en estas líneas durante edades y
han logrado elaborar una técnica efectiva para este propósito.
El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
El enlace al canal de youtube, por si eres de los que prefieren escuchar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario