Mientras
tratamos sobre la constitución del cuerpo físico, es conveniente
también tener alguna
idea respecto a las funciones de ciertos órganos y centros que se
mencionan con frecuencia
en la literatura Oculta pertinente. Estos órganos desempeñan un
papel cada vez mayor en las últimas etapas de la evolución humana,
cuando la comunicación entre la conciencia
inferior y la superior se intensifica y el cuerpo físico se
convierte en un eficaz instrumento
del Yo Superior.
Consideremos
primero dos órganos muy nombrados: la glándula pineal y el cuerpo pituitario,
que están situados dentro del cerebro y de cuya función real
prácticamente nada saben los fisiólogos. Los biólogos suponen que
estos dos órganos son rudimentarios; que desempeñaron un papel en
las etapas previas de la evolución, y que en la etapa actual juegan
un papel menor: el de suministrar ciertas secreciones para el
crecimiento y mantenimiento del cuerpo físico. La verdadera función
de estos órganos, que serán de muchísima importancia en las etapas
futuras de la evolución humana, la conocen solamente los Ocultistas.
El
cuerpo pituitario es el órgano que sirve como válvula para la
transmisión de vibraciones pertenecientes
a los planos Intuicional y Mental superior, al cerebro físico. Su
vivificación hace
parte del adiestramiento a que se somete todo estudiante avanzado de
Ocultismo práctico.
Y la glándula pineal es el órgano de transmisión del pensamiento.
Su vivificación capacita al hombre para enviar cualquier pensamiento de su cerebro al de
otro.
También
podemos tratar aquí muy brevemente de la función de ciertos chakras tan mencionados
en la literatura sobre Yoga. Si se examina el doble etérico con
visión extrasensorial, se ven en él en diferentes puntos, ciertos
vórtices de materia que gira con gran rapidez. Estos vórtices
tienen una apariencia brillante; parecen divididos en un número
variado de segmentos coloreados semejantes a pétalos. En la
terminología Yóguica se les llama chakras y se les considera como
puntos de contacto entre los vehículos físicos y emocional. Por
medio de estos puntos penetran al cuerpo físico varias clases de
energías del cuerpo emocional; y el movimiento giratorio peculiar
que se observa en ellos se debe a esta rápida entrada de energías
procedentes de una dimensión superior. Estos chakras tienen varias
funciones; una de las más importantes es la de servir como puente de
la conciencia: su vivificación nos permite establecer comunicación
directa entre los planos físico y emocional. Cuando estos chakras se
vivifican y se activan, se desarrolla la clarividencia emocional que
permite traer al cerebro el recuerdo claro y correcto de todas las
experiencias vividas en el plano emocional. Con lo cual, y para todos
los propósitos prácticos, los dos planos se vuelven como uno solo,
como parte de la conciencia despierta.
La
vivificación de estos chakras se produce con la ayuda de Kundalini,
esa energía misteriosa
que tiene su sede en la base de la columna vertebral y que desempeña
un papel tan importante en algunas prácticas de Yoga. Al someterse a
ciertas prácticas Yóguicas que nunca deben intentarse sino bajo la
guía directa de un instructor competente, se despierta esta energía
y se la hace pasar hacia arriba a lo largo de un pasaje interno de la
columna vertebral llamado Sushumna. El paso de esta energía de
Kundalini a través de los chakras los vivifica, y capacita al
practicante para entrar en contacto más y más íntimo con el plano
emocional. Pero toda esta clase de prácticas pertenecen a las
últimas etapas del sendero del discipulado que conduce a la
Iluminación, y ningún novicio puede jugar con estas cosas sin gran
peligro para su cuerpo físico. (Quiero incidir en la importancia de trabajar, por llamarlo de alguna manera, la Kundalini con persona con alto conocimiento de ello. Me asombra la superficialidad con la que se trata este tema en el mundo espiritualoide).
CAPITULO
V
CONTROL PURIFICACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN DEL CUERPO FÍSICO.
Al
tratar de las funciones y constitución del cuerpo físico en el
capítulo anterior, se indicó que
su principal función es la de servir de instrumento al alma en el
plano físico. De esto se deriva que si queremos recorrer el camino
que conduce hacia la perfección, debernos entrenar
y desarrollar este cuerpo de tal manera que pueda cumplir esa función
tan perfectamente como sea posible. Es cierto que el plano físico
tiene ciertas limitaciones insuperables.
Pero aun con estas limitaciones es posible llevar el cuerpo a un
grado de eficiencia
y perfección muy superior al que ahora posee, como instrumento del
alma. Se nos
dice que en un futuro lejanísimo, cuando la materia del plano
físico estará mucho más altamente evolucionada que ahora, los
cuerpos físicos serán mucho más idóneos para responder a
vibraciones provenientes de los planos superiores, y que los Hombres
Perfectos de ese entonces serán capaces de traer a su conciencia física
mucho más de su divinidad que lo que podemos traer ahora. Pero el
hecho de que esa posibilidad esté tan lejana no debe desalentarnos.
Dentro de las limitaciones actuales hay sin embargo inmensas
posibilidades de progreso y adelanto abiertas para nosotros. Y todo
cuanto puede exigírsenos es que hagamos ahora el mejor uso del
material de que disponemos.
Se
ha dicho ya al principio de este libro que no estamos tratando de la
Renovación Propia en
general, sino que buscamos esa Renovación con un objeto particular
bien definido que es
el de la Realización-Directa. Todo, pues, lo veremos desde este
punto de mira particular, hasta donde sea posible. Ello podrá en
cierta medida restringir los alcances del tema pero probablemente
hará más provechoso el tratarlo.
El
primer problema que tenemos que acometer es el de someter a control
el cuerpo físico, pues
sin cierta medida de control no será posible purificarlo ni
sensibilizarlo suficientemente
a las vibraciones exquisitamente delicadas que provienen del
interior. Debemos recordar
que el cuerpo físico es un instrumento viviente y no un instrumento
inanimado como
un motor o un violín que no obedecen sino a las leyes de la física
y la química. Posee algo que puede llamarse semi-conciencia; tiene
ciertos hábitos o idiosincrasias, y algo que se asemeja a una
voluntad; de suerte que puede resistirse a nuestros esfuerzos por
cambiar sus métodos, y así lo hace. Todos hemos experimentado esa
resistencia del cuerpo físico cuando tratamos de cambiar nuestros
hábitos físicos y nuestro modo de vivir. Es cierto que la mayor
parte de la dificultad que encontramos cuando nos esforzamos por
cambiar nuestro comportamiento no se debe al cuerpo físico sino a
los cuerpos emocional y mental; y que en la mayoría de los casos el
cuerpo físico no es sino el instrumento por medio del cual nuestros
cuerpos emocional y mental tratan de obtener lo que desean. Sin
embargo, dejando a un lado los factores originados en nuestra índole
emocional y mental, queda algo que se origina en la parte física de
nuestra constitución. Este algo debemos tenerlo en cuenta en nuestro
esfuerzo por dominar nuestra naturaleza inferior.
El
primer paso para someter el cuerpo físico a nuestro control, es
separarnos de él en conciencia
y darnos cuenta lo mas cabal posible de que no somos él sino somos
su dueño. Al hablar de la necesidad de conocer el cuerpo físico
indicamos que uno de los frutos de ese conocimiento es cierta
capacidad de separarnos mentalmente de él, o sea de objetivarlo.
Este poder de disociarnos del cuerpo y objetivarlo, debe
desarrollarse asiduamente por un curso intenso de entrenamiento,
hasta que seamos plenamente conscientes de ese dualismo y ya no nos
identifiquemos con el cuerpo, como no nos identificaríamos con un
corcel que cabalgáramos y utilizáramos para hacer nuestro trabajo.
Alimentamos bien al caballo, lo cuidamos y hasta podemos permitirle
ciertos caprichos inocentes; pero no lo dejamos que interfiera
nuestro trabajo, y lo obligamos siempre a que haga lo que se necesita
hacer. Similar debe ser nuestra actitud hacia nuestro cuerpo físico
que reconocernos como una cosa viviente, con sus caprichos e
idiosincrasias, con su deseo natural de confort y de evitar todo
aquello a que no esté acostumbrado.
Pero
esta actitud no se adquiere con sólo pensar en ello. Es el resultado
de una disciplina rígida
y persistente. Sin esa disciplina no podemos desarrollar la capacidad
de disociarnos del
cuerpo, y sin darnos cuenta seguiremos siendo esclavos suyos. Esta
disciplina no significa,
sin embargo, caer en el extremo de torturar el cuerpo y someterlo a
una tensión innecesaria,
como hacen algunos equivocados fakires y religiosos. Esos métodos extremados
son totalmente malos; el Bhagavad Gita y todos los grandes
instructores nos previenen
contra ello. El cuerpo físico se somete a control, simplemente por
la aplicación de
una firme presión de la voluntad al cambio de los malos hábitos,
usando paciencia y sentido
común en su manejo. El propósito de Tapas o austeridades de varias
clases, practicadas
inteligentemente es lograr este control sobre el cuerpo físico y
convertirlo en un obediente instrumento del alma que cumpla con
eficiencia y sin resistencia todo lo que se le pida hacer. Cada
Sadhaka (aspirante) puede idear sus propios métodos para adquirir
este control, pues las circunstancias de cada individuo son
diferentes y lo que se considera necesario en el caso de uno puede
ser innecesario en el de otro.
El enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
El enlace al canal de youtube, por si eres de los que prefieren escuchar:
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