Supongamos
que hemos adquirido ya el control necesario sobre el cuerpo físico y
podemos hacer con él lo que queramos: ¿qué sigue? Tenemos que
purificarlo. ¿Qué significa pureza? Pureza, en conexión con el
cuerpo físico, como también con el emocional y mental, significa
que en nuestros vehículos prevalecen aquellos constituyentes o
combinaciones de materia que pueden responder fácilmente a
vibraciones superiores y que no responden a las inferiores. En todos
los planos, las combinaciones de materia guardan relación definida y
específica con ciertos poderes vibratorios, de modo que cierto grado
particular de materia sólo puede responder dentro de ciertos límites
vibratorios, sin salirse de ellos. Este fenómeno es bien conocido en
Ciencia, y sólo tenemos que aplicar este principio de una manera más
general a la materia de que están formados nuestros diversos
vehículos.
De
esta correspondencia entre materia y vibración se sigue que la
capacidad vibratoria de nuestros
cuerpos en conjunto (y por ahora nos limitaremos a considerar el
cuerpo físico) está
determinada y limitada por la calidad y la proporción de los
diversos grados de materia
que los forman. Un cuerpo en el que prevalecen las combinaciones más
finas, podrá responder fácilmente a las vibraciones superiores, y
será más o menos impenetrable a las inferiores. Pero un cuerpo en
el que predominen las combinaciones más toscas, responderá fácil
instantáneamente a pensamientos y emociones bajos, y no será capaz
de captar los que pertenecen a los grados más finos.
De
modo que purificación significa en realidad aumentar en el cuerpo la
proporción de las clases
más finas de materia, y eliminar o disminuir por lo menos las clases
más toscas. Y vale
la pena recordar que es por medio del sistema nervioso que el alma
opera cuando usa el cuerpo físico. En un sentido, todo el cuerpo es
su instrumento; pero el sistema nervioso es el instrumento especial
por cuyo medio se expresan las emociones y pensamientos y otras
energías superiores del alma, en el plano físico, y surgen en la
conciencia. El cuerpo total, con su mecanismo complicado, sostiene y
conserva en orden el sistema nervioso. Nada entorpece más la acción
del alma sobre el cuerpo, que cualquier desorden en el sistema
nervioso. Un coágulo en el cerebro puede paralizar por completo el
cuerpo y detener todo el trabajo que el alma quiere hacer por medio
del cuerpo. El sistema nervioso, cuyas vibraciones producen todos los
fenómenos de la conciencia, depende de la totalidad del cuerpo para nutrirse, y tal como sea la calidad del cuerpo físico será la del
sistema nervioso y por ende su capacidad de responder a vibraciones
de diferentes clases.
El
cuerpo físico se construye con el alimento y bebidas que ingerimos,
y naturalmente la calidad
de sus constituyentes dependerá en grandísima medida de la calidad
de esos
alimentos
y bebidas. El conocimiento de la naturaleza de diferentes clases de
alimentos, y la
experiencia práctica, han capacitado a los Oculistas para clasificar
los alimentos bajo diferentes
categorías según afectan la capacidad vibratoria del cuerpo. La
clasificación más conocida los divide en tres grupos: Tamásicos,
Rajásicos y Sáttvicos. Los alimentos Tamásicos
provocan inercia; los Rajásicos, actividad, y los Sáttvicos armonía
y ritmo. El aspirante
al conocimiento espiritual debe hacer su selección entre los del
grupo Sáttvico, hasta
donde sea posible.
Es
necesario decir aquí, a manera de prevención, que se puede abusar
en forma dañina de este principio de selección, y aplicarlo en la
forma más torpe y rutinaria. Algunos hacen de este principio un
fetiche, y es patético ver personas que confinan casi únicamente a
la esfera de la cocina sus esfuerzos por llevar una vida espiritual.
La pureza corporal es solamente un medio para lograr un fin, y por
sí sola no puede conducir a la espiritualidad, como tampoco un buen
violín puede por sí solo producir buena música. A menos que se
combine la pureza con otras condiciones de vida espiritual, casi no
tiene objeto.
Después
de la purificación, el requisito más importante es la salud. Salud
verdadera significa
funcionamiento armonioso de todos los órganos vitales del cuerpo
físico. Esto produce
no sólo una sensación de bienestar sino capacidad para ocuparse sin
cansancio en prolongada actividad física y mental. El que goza de
buena salud casi no se da cuenta de su cuerpo físico, mientras que
el que sufre de mala salud crónica está siempre pendiente de alguna
parte de su cuerpo. Como la enfermedad es causa de constante
distracción de la mente, se la considera como un obstáculo en el
camino de la Yoga. Los que estén preparándose para este camino
deben proponerse superarla, sistemáticamente. En muchos casos la
enfermedad resulta de desarmonía interna y falta de dominio propio,
y desaparece cuando se eliminan estas causas. Pero también a veces
están involucradas causas kármicas y la persona sigue sufriendo de
mala salud a pesar de la más rigurosa disciplina y abstenciones. En
tales casos, que son pocos, el aspirante debe proseguir jovialmente
por esta etapa de su existencia, mantener resueltamente la actitud
correcta y la regulación estricta de su vida física. La fase de
mala salud pasará tarde o temprano, y para entonces habrá colocado
el cimiento sólido para una vida saludable en el futuro.
Llegamos
ahora a otro factor referente al problema de hacer del cuerpo físico
un instrumento
adecuado del alma, capaz de traer a la conciencia física la vida
superior que el alma vive en sus propios planos. Hemos visto que la
pureza del cuerpo físico es necesaria, pero que ella sola no basta.
Se necesita algo más para capacitar al cuerpo y especialmente al
sistema nervioso para que responda a las energías superiores. Ese
algo más se expresa mejor con la palabra ‘sensibilidad’. La
pureza tiene que ver con la calidad del material; la sensibilidad,
con su capacidad vibratoria. Podemos explicar la diferencia por medio
de una analogía tomada de la música. La nota musical que podemos
sacar de una cuerda depende, en primer lugar, de la calidad del
material, y, en segundo lugar, de la tensión de la cuerda.
Seleccionando diferentes clases de materiales, hierro, cobre,
platino, podemos obtener diferentes clases de sonidos, diferentes
timbres como se dice técnicamente. Pero las notas que pueden
obtenerse de las cuerdas dependerán también de la tensión a que
estén sujetas, y cuanto más alta sea la tensión más fina serán
las notas. Del mismo modo, la sola pureza y buena calidad del
material del sistema nervioso, no nos capacitará para entrar en
contacto con la vida superior, hay que sensibilizar el sistema
nervioso para que pueda responder a las vibraciones mas sutiles de
esa vida.
Si
la mera pureza fuera suficiente, cualquier niño nacido de padres con
cuerpos puros y sensibles,
y alimentado con comidas puras desde que nace, podría entrar
fácilmente en contacto
con la vida superior; pero lo cierto es que no puede; su sistema
nervioso no ha sido sometido a aquel proceso especial que lo
sensibiliza y lo hace responsivo a las vibraciones más sutiles.
Esta
sensibilización del sistema nervioso se consigue por medio de la
meditación, aquella intensa
concentración de la mente, combinada con una ardiente aspiración
del alma, que polariza
todas las energías que operan en los vehículos inferiores en
dirección al Yo Superior,
y así permite el influjo de las fuerzas sutiles en el cerebro
físico. Las prácticas preliminares
de concentración y meditación llevan gradualmente a aquella
disciplina más intensa
y control de la mente que se conoce como Yoga y que culmina
finalmente en la fusión
de la conciencia inferior con la superior.
No
se han dado detalles sobre los cambios reales que ocurren en la
constitución del cuerpo físico como fruto de la meditación
prolongada, ni es necesario saber esto para el propósito de
sensibilizar el cuerpo físico a las vibraciones superiores. Pero sí
se sabe esto: que una parte del proceso consiste en que entran en
actividad aquellos órganos y centros a que se hizo referencia en el
capítulo anterior; y que otra parte consiste en producir cierto
cambio de calidad en las fuerzas que fluyen, en los átomos que forman
el sistema nervioso. No es necesario entrar en detalle sobre estas
cosas; primero, porque el problema es muy complejo, y, segundo,
porque no hace falta conocer el modus operandi con el objeto de
sensibilizar el vehículo.
Vemos,
pues, que hacer del cuerpo físico un instrumento sensitivo por cuyo
medio el alma pueda
trabajar sin impedimentos en el plano físico, no es cosa fácil.
Envuelve cambios profundamente
asentados en la constitución de la materia que compone el cuerpo. Es
por eso
que se requiere un entrenamiento muy prolongado y riguroso para
formar un ocultista verdadero,
y por qué solamente los que tienen paciencia y perseverancia
excepcionales pueden
cumplir con buen éxito esta difícil tarea. Es cierto que en algunas
personas parece fácil producir estos cambios; pero eso se debe
únicamente a que han trabajado en esta dirección en vidas
anteriores, y así lo que parece ahora como un desarrollo fácil no
es sino realmente la recapitulación de un progreso que ya se logró
en el pasado. Cada uno obtiene lo que merece y ha conquistado. La
Naturaleza no tiene favoritos.
El
enlace al libro, por si prefieres leerlo a tu ritmo:
El
enlace al canal de Youtube, por si prefieres escuchar:
https://www.youtube.com/watch?v=GKDuuHQaci4&feature=youtu.be
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