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Capítulo VII - La
muerte y el ciclo de la vida.
Nos
adentramos ahora en el ciclo de la vida. Para ello quizá será
necesario romper alguna creencia, “cambiar
de chip.” (Tengo muchos chips que cambiar).
Ya
hemos comentado que la vida se desarrolla en tres mundos: el Físico,
el de Deseos/emocional (al que también se le llama Astral en la
terminología esotérica) y el del
Pensamiento;
y para poder vivir en ellos, disponemos de tres cuerpos:
EL FÍSICO,
EL DE DESEOS
Y EL MENTAL. (Os recuerdo que aunque el cuerpo de deseos y el mental no lo vemos, están ahí, porque forman parte de mi experiencia de Vida).
El
cuerpo físico es el único en el cual
el ser humano puede realizarse, adquirir
experiencias, progresar.
El cuerpo mental y el cuerpo emotivo o de deseos actúan a través
del físico, que les sirve de vehículo. De ahí la enorme
importancia que debe tener para nosotros la existencia física. (No se trata de "elevarme" hasta tal punto que me olvido de lo físico, ya que he elegido experimentar esto, luego voy a experimentarlo con todas sus consecuencias).
Cuando
el cuerpo físico muere, la vida se retira al cuerpo de deseos y en
él prosigue su evolución. La teoría que desarrollamos a
continuación se basa en la REENCARNACIÓN.
Sabemos que existen dos grandes corrientes evolutivas: la de la fe y
la del conocimiento. La reencarnación forma parte del segundo grupo,
debe comprenderse y asimilarse a través del sentido común. Nadie
debe convencernos sino que conviene llegar a esta conclusión
siguiendo una lógica evolutiva. (Aunque no creas en la
reencarnación, deberías seguir leyendo y escuchando. El saber no
ocupa lugar. Yo decido lo que quiero creer, y no pasa nada si en un
momento de mi vida cambio mis creencias, dependiendo de mis experiencias).
Resulta
difícil (por lo menos desde nuestro punto de vista) desarrollar una
teoría de la evolución mínimamente creíble sin apoyarnos en la
reencarnación, porque sin ella, todo se transforma en casualidad,
buena o mala suerte
y nada tiene sentido.
Nos encontraríamos en un universo arbitrario, sin futuro, sin apenas
ilusiones, dado que sus desigualdades son demasiado evidentes si las
miramos bajo la perspectiva de que aquí empieza y aquí acaba. La
idea de un proceso evolutivo
continuado facilita una explicación
plausible y fomenta la libertad de interpretación. (Desde
mi sentir: si sólo tuviéramos esta vida una sola vida ¡vaya un
desperdicio de energía! En el Uni-verso nada se desperdicia. Ya sabemos que la energía no se pierde, tan
sólo se trans-forma).
El
átomo germen.
En
el momento de la muerte, el Átomo-Germen del cuerpo físico, que
podríamos definir como un chip
de memoria del
disco duro humano, (que durante la vida se encuentra en
la punta del ventrículo izquierdo del corazón), (dato cuanto menos curioso)
asciende hasta el cerebro por el nervio neumogástrico y abandona el
cuerpo por las suturas de los huesos parietal y occipital. (Ambos
lados de la cabeza y detrás)
Este
Átomo Germen (chip), también llamado Átomo Simiente, contiene la
grabación de todas las experiencias conseguidas y asimiladas a lo
largo de la vida. La sangre, que es la que contiene grabadas las
experiencias que vive cada ser
humano, deja una huella impresa
sobre ese átomo, como un archivo temporal que queda inscrito en el
disco duro y que
después de pasar por los distintos filtros (que veremos más
adelante) se graba de una forma definitiva.
Entonces,
si la sangre contiene las experiencias, ¿qué ocurre cuando alguien
se desangra, cuando tiene un accidente o en una transfusión? (Buena pregunta). La
persona pierde una parte de sus experiencias. Sólo tenemos
que fijarnos en cómo cambia el carácter de quien recibe mucha
sangre ajena o un órgano trasplantado. (Está estudiado en casos
reales: una persona puede cambiar su forma de comportarse después de un trasplante y volverse más como era su donante)
Este
tema genera a menudo controversia porque la sociedad asume como una
buena acción la entrega de sangre, y lo es, pero cuando disponemos
de nueva información, nuestra forma de actuar cambia y analizamos
cada movimiento en función de las circunstancias y de nuestras
necesidades evolutivas, teniendo en cuenta que siempre debe
prevalecer el sentido común. Si sabemos que una transfusión
puede salvar una vida, resultará más importante esa supervivencia
que las experiencias que perdamos donando sangre, que en definitiva
siempre podremos revivir.
Así
es como funcionan las cosas de oficio, con el piloto automático,
podríamos decir, pero es importante saber que es posible ir grabando
las experiencias a medida que se producen. Cuando estamos escribiendo
un texto en el ordenador, si se produce un corte del fluido
eléctrico, y no la hemos grabado, podemos perder toda la
información. Lo mismo pasa con las experiencias, para grabarlas no
es necesario esperar el proceso de la muerte, podemos hacerlo todos
los días en el ejercicio de
retrospección nocturna,
reconsiderando todo lo que nos ha pasado durante el día y
registrando/grabando en nuestra conciencia la enseñanza que cada
acto, pensamiento o emoción contenía. (Es una buena costumbre que la inmensa mayoría no hacemos). O incluso, si nuestro nivel de conciencia es muy avanzado, podemos
ir grabando sobre la marcha a cada paso que damos. (Esto se llama auto-consciencia, o al menos yo lo llamo así: hacerme en cada momento auto-consciente de lo que estoy viviendo, de lo que estoy experimentando). En este caso, aunque perdiéramos la sangre, no perderíamos las
experiencias porque ya las habríamos pasado al disco duro.
Es
importante que conozcamos los procesos que están conectados a
nuestra vida y a la evolución de la especie, porque LA
INFORMACIÓN NOS AYUDA A ELIMINAR CONDICIONANTES Y NOS VUELVE MÁS
LIBRES.
Después cada cual la utilizará como mejor le parezca.
Volviendo
al Átomo Germen, ese microchip nos sigue a lo largo de todas
nuestras encarnaciones
y en él está depositada, en consecuencia, la memoria
de las vidas pasadas. Al morir, se incorpora
al cuerpo de deseos. Podemos pensar que es como si a un ordenador le
quitáramos el disco duro para ponérselo a otro de nueva generación.
O como si la caja negra de un avión fuera incorporada a otro
aparato, del mismo tipo pero de una serie superior, para que éste
pudiera integrar la experiencia del anterior. En el mundo entero se
trabaja con el programa informático Windows, y cada año Microsoft
(la empresa que lo fabrica) incorpora novedades y saca un nuevo
Windows al mercado. (Buenos símiles, fáciles
de entender).
El
cerebro y el corazón.
El
Átomo Germen se encuentra en el ventrículo izquierdo del corazón.
Buscando la aplicación
práctica, podríamos decir que la parte izquierda es la que aporta
la experiencia.
Todo lo que se encuentra en la izquierda en el organismo es portador
de cristalizaciones
y constituye la parte "acabada". En el hemisferio
izquierdo se sitúan, por ejemplo:
la lógica, el análisis, el detalle, el método, el lenguaje, la
memoria concreta, la percepción
del bien y del mal, la racionalidad, la estrategia.
Estamos
hablando de conceptos mentales, pero ¿qué sucede con el corazón?
El cerebro es el que gobierna el organismo. A través de los
músculos, imprime un movimiento al cuerpo y cuando un órgano se
siente enfermo, es al cerebro que transmite su pesar. A través del
filamento nervioso, emite sus órdenes hacia abajo y obtiene la
información de abajo hacia arriba. EL
CEREBRO ES EL ORDENADOR
QUE
LLEVAMOS DENTRO. (También un magnífico símil). Pero EL CORAZÓN,
SIENDO EL QUE ASEGURA LA CIRCULACIÓN DE LA SANGRE, ES QUIEN
POSIBILITA EL FUNCIONAMIENTO DEL CEREBRO, O SEA, ES COMO LA CORRIENTE
ELÉCTRICA SIN LA CUAL EL ORDENADOR NUNCA PODRÍA FUNCIONAR.
En
resumen, el cerebro es el centro controlador de acontecimientos y el
corazón es el que los valora y
el que guarda memoria, es decir, conciencia de ellos.
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